/ martes 3 de marzo de 2020

Un día sin mujeres y sus razones

¡Ya basta! ¡Nos están matando y violando y nadie hace nada! Este es el reclamo desesperado de las mujeres en México. Los altos índices de criminalidad contra ellas las han llevado a convocar a un paro el 9 de marzo. “El 9 nadie se mueve” llama a la sociedad para tomar conciencia sobre un cambio de actitud, por la forma machista con la que se les ha tratado, así como a las autoridades para que acaben con la impunidad en torno a la violencia de género.

Esta propuesta partió del colectivo “Brujas del Mar”, un grupo feminista apartidista, la cual consideran “una oportunidad para visibilizar los tipos de violencia de género”. Las “Brujas del Mar” son originarias de Veracruz y surgieron porque en su entidad fueron asesinadas 163 mujeres durante 2019, mientras que en el país fueron 976; 2019 fue el año con más feminicidios en los últimos cinco años, de acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Las ejecuciones contra las mujeres no han parado este 2020.

La convocatoria fue publicada en redes sociales y rápidamente fue aceptada por la sociedad. Aunque algunos oportunistas han querido darle un manejo político, este ha sido rechazado por quienes vemos en ella un reclamo legítimo de las mujeres de todo el país —y por eso las apoyamos—.

El impacto de este llamado ha sido tal, que el cartel elaborado por el colectivo “Brujas del Mar”, hasta el 25 de febrero había tenido 91.1 millones de interacciones, 7.8 millones de reacciones, 1.8 millones de comentarios, se copió 67.9 millones de veces y se compartió 13.4 millones de ocasiones. Considero que tratar de denigrar este movimiento solo exhibe a quien lo señala.

Acusar que detrás de este movimiento de mujeres están involucrados grupos de oposición que quieren “atacar al gobierno” y afirmar que “los conservadores ya se volvieron feministas” y “la derecha y los partidos políticos están involucrados en este movimiento”, es sólo un error de quien lo afirma. Es solo una muestra de la imposibilidad de las instituciones gubernamentales para proporcionar seguridad a las mexicanas.

Esta lucha no es única en el mundo. En 1975, Islandia realizó una huelga simbólica y se cerraron escuelas, negocios y fábricas, paralizando al país, y en 2016, en Argentina se realizó una huelga similar. Este 9 de marzo le toca a México.

Siempre he señalado que cuando surge una protesta, inmediatamente esta debe ser escuchada, atendida y resuelta. Toda protesta es una oportunidad para cambiar las cosas que no están funcionando. Ser insensible ante los reclamos puede generar un mayor riesgo; la indiferencia puede generar violencia en las calles.

Hay que reconocer que esta violencia de género no se originó en este gobierno, sino que es un problema estructural con profundas raíces en los pasados sistemas de gobierno, que ocasionó desventaja y desigualdad, una brecha entre hombres y mujeres.

Siempre he luchado por la inclusión de las niñas, los niños, los adolescentes y las mujeres a una vida libre y de respeto, contra el bullying en las escuelas y para que se atienda la violencia de género —sobre todo la que se da en el hogar y en el noviazgo—. Así lo hemos plasmado en las iniciativas y reformas a las leyes que hemos propuesto en nuestro quehacer político, y lo seguiremos haciendo hasta que esta violencia sea erradicada.

El país no será el mismo después del 9 de marzo. Antes que nada, se debe reconocer que la discriminación y la violencia contra las mujeres son muy graves. Los gobiernos deben de entender que este problema necesita una atención inmediata, cambiar las políticas sociales para que mejoren los resultados, y sobre todo observar que las estrategias implementadas han fomentado más violencia en el país, según lo muestran las propias cifras oficiales.

Como sociedad, debemos reconocer que existen miles de mujeres muertas, desaparecidas, violentadas, maltratadas, y que cada nuevo feminicidio hace que la irritación crezca. Sobre todo, cuando vemos que quienes tienen la responsabilidad de evitar estos acontecimientos y generar resultados, no están cumpliendo, o al menos así se palpa en la población. Ya no queremos más cementerios como las muertas de Ciudad Juárez, o asesinatos como el de Abril, Ingrid, Fátima, Guadalupe y una larga lista de mujeres asesinadas a lo largo y ancho del país.

Sabemos que la lucha contra la violencia tardará en dar resultados, pero debemos sentar las bases para erradicarla. La lucha debería empezar con la unión de todos los mexicanos, y “El 9 nadie se mueve” constituye una oportunidad para transformar los cimientos sociales a través de inculcar los valores de igualdad desde la casa, enseñar que mujeres y hombres somos iguales, y que hay que respetar y proteger siempre a las mujeres.

Más allá de las cifras económicas y políticas, este día sin mujeres tendría que ser apoyado por todos los mexicanos. Este 9 de marzo nos debe alentar a la reflexión y a retomar el rumbo del respeto, la igualdad y la equidad, palabras que deben ser de uso común y parte de nuestro actuar cotidiano. Solo así podremos doblar y cambiar el sistema patriarcal en que la familia se desarrolla.

Culiacán Sinaloa, a 3 de marzo del 2020.

Gracias y que pasen una excelente semana.

¡Ya basta! ¡Nos están matando y violando y nadie hace nada! Este es el reclamo desesperado de las mujeres en México. Los altos índices de criminalidad contra ellas las han llevado a convocar a un paro el 9 de marzo. “El 9 nadie se mueve” llama a la sociedad para tomar conciencia sobre un cambio de actitud, por la forma machista con la que se les ha tratado, así como a las autoridades para que acaben con la impunidad en torno a la violencia de género.

Esta propuesta partió del colectivo “Brujas del Mar”, un grupo feminista apartidista, la cual consideran “una oportunidad para visibilizar los tipos de violencia de género”. Las “Brujas del Mar” son originarias de Veracruz y surgieron porque en su entidad fueron asesinadas 163 mujeres durante 2019, mientras que en el país fueron 976; 2019 fue el año con más feminicidios en los últimos cinco años, de acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Las ejecuciones contra las mujeres no han parado este 2020.

La convocatoria fue publicada en redes sociales y rápidamente fue aceptada por la sociedad. Aunque algunos oportunistas han querido darle un manejo político, este ha sido rechazado por quienes vemos en ella un reclamo legítimo de las mujeres de todo el país —y por eso las apoyamos—.

El impacto de este llamado ha sido tal, que el cartel elaborado por el colectivo “Brujas del Mar”, hasta el 25 de febrero había tenido 91.1 millones de interacciones, 7.8 millones de reacciones, 1.8 millones de comentarios, se copió 67.9 millones de veces y se compartió 13.4 millones de ocasiones. Considero que tratar de denigrar este movimiento solo exhibe a quien lo señala.

Acusar que detrás de este movimiento de mujeres están involucrados grupos de oposición que quieren “atacar al gobierno” y afirmar que “los conservadores ya se volvieron feministas” y “la derecha y los partidos políticos están involucrados en este movimiento”, es sólo un error de quien lo afirma. Es solo una muestra de la imposibilidad de las instituciones gubernamentales para proporcionar seguridad a las mexicanas.

Esta lucha no es única en el mundo. En 1975, Islandia realizó una huelga simbólica y se cerraron escuelas, negocios y fábricas, paralizando al país, y en 2016, en Argentina se realizó una huelga similar. Este 9 de marzo le toca a México.

Siempre he señalado que cuando surge una protesta, inmediatamente esta debe ser escuchada, atendida y resuelta. Toda protesta es una oportunidad para cambiar las cosas que no están funcionando. Ser insensible ante los reclamos puede generar un mayor riesgo; la indiferencia puede generar violencia en las calles.

Hay que reconocer que esta violencia de género no se originó en este gobierno, sino que es un problema estructural con profundas raíces en los pasados sistemas de gobierno, que ocasionó desventaja y desigualdad, una brecha entre hombres y mujeres.

Siempre he luchado por la inclusión de las niñas, los niños, los adolescentes y las mujeres a una vida libre y de respeto, contra el bullying en las escuelas y para que se atienda la violencia de género —sobre todo la que se da en el hogar y en el noviazgo—. Así lo hemos plasmado en las iniciativas y reformas a las leyes que hemos propuesto en nuestro quehacer político, y lo seguiremos haciendo hasta que esta violencia sea erradicada.

El país no será el mismo después del 9 de marzo. Antes que nada, se debe reconocer que la discriminación y la violencia contra las mujeres son muy graves. Los gobiernos deben de entender que este problema necesita una atención inmediata, cambiar las políticas sociales para que mejoren los resultados, y sobre todo observar que las estrategias implementadas han fomentado más violencia en el país, según lo muestran las propias cifras oficiales.

Como sociedad, debemos reconocer que existen miles de mujeres muertas, desaparecidas, violentadas, maltratadas, y que cada nuevo feminicidio hace que la irritación crezca. Sobre todo, cuando vemos que quienes tienen la responsabilidad de evitar estos acontecimientos y generar resultados, no están cumpliendo, o al menos así se palpa en la población. Ya no queremos más cementerios como las muertas de Ciudad Juárez, o asesinatos como el de Abril, Ingrid, Fátima, Guadalupe y una larga lista de mujeres asesinadas a lo largo y ancho del país.

Sabemos que la lucha contra la violencia tardará en dar resultados, pero debemos sentar las bases para erradicarla. La lucha debería empezar con la unión de todos los mexicanos, y “El 9 nadie se mueve” constituye una oportunidad para transformar los cimientos sociales a través de inculcar los valores de igualdad desde la casa, enseñar que mujeres y hombres somos iguales, y que hay que respetar y proteger siempre a las mujeres.

Más allá de las cifras económicas y políticas, este día sin mujeres tendría que ser apoyado por todos los mexicanos. Este 9 de marzo nos debe alentar a la reflexión y a retomar el rumbo del respeto, la igualdad y la equidad, palabras que deben ser de uso común y parte de nuestro actuar cotidiano. Solo así podremos doblar y cambiar el sistema patriarcal en que la familia se desarrolla.

Culiacán Sinaloa, a 3 de marzo del 2020.

Gracias y que pasen una excelente semana.