Culiacán, Sin.- En 10 meses de contingencia sanitaria, 26 mil 273 personas en Sinaloa han enfrentado en diferentes niveles la fuerza del Covid-19, desde que el pasado 28 de febrero las autoridades de salud dieron a conocer el primer caso positivo de coronavirus en el estado, por un hombre que había llegado del extranjero.
En ese momento, el coronavirus parecía tan lejano para los sinaloenses, por ser un virus que estaba del otro lado del mundo, pero nadie nunca se imaginó la rapidez con la que se iba a propagar el Covid-19, por la falta de un programa de contención efectivo por parte de los gobiernos federales.
El 2020 que parecía ser un bueno año, terminó siendo una temporada que las mismas personas han definido como atípico, caótico y catastrófico, por las grandes pérdidas que ha venido provocando.
En primera plana, el deceso de 123 mil 845 mexicanos que por diversas situaciones no lograron vencer la enfermedad y segundo por la gran crisis económica que se provocó con el cierre de las empresas no esenciales.
COMIENZA LA PANDEMIA
El 27 de febrero a nivel nacional, se declaró la primera fase de la pandemia, la cual, las autoridades de salud, contemplaban tres y una línea de tiempo para que se presentara el pico de contagios y muertes, para después ir descendiendo la curva epidemiológica.
Sin embargo, a 307 días de la pandemia, la estadística ya empezó a subir en México por el relajamiento social que hay en la aplicación de los protocolos de sanidad y los grupos de personas que siguen sin creer que el Covid-19 es real.
Los últimos días de febrero y los primeros de marzo fue un periodo de mucha incertidumbre, miedo y estrés para los ciudadanos que se negaban en ese entonces a enfermarse, realizando compras de pánico en productos de limpieza, medicamentos, cubrebocas y gel antibacterial.
En estos días, los padres de familia se atiborraron en los supermercados y farmacias provocando que los productos esenciales se acabaran en cuestión de horas y mercancías como cubrebocas y gel antibacterial, se empezaron a ofertar a precios elevados por la escases.
Por parte de las autoridades estatales de salud, su titular, Efrén Encinas Torres, reconocía que no contaban con la capacidad física – instalada para hacer frente a la pandemia, por la falta de camas Covid-19, insumos, respiradores y otro equipamiento.
FASE 2
Una vez que el 23 de marzo se decretó la fase dos en México, con el incremento de los contagios y la falta de atención médica en una etapa temprana de los pacientes, los hospitales empezaron a registrar una mayor ocupación.
El reto para los trabajadores del sector salud era atender a pacientes que llegaban al hospital con una enfermedad altamente contagiosa, pero con la falta de insumos por gobierno del estado, se vieron obligados a comprar su propio equipo de protección.
El 28 y 29 de marzo se registraron los primeros tres decesos de Covid-19 en Sinaloa; primero por un hombre y una mujer de la tercera edad y el tercero, el ex dirigente del mercado Gustavo Garmendia.
Después del deceso del locatario, los trabajadores del mercado tuvieron que someterse a una serie de pruebas para confirmar o descartar el contagio y por seguridad sanitaria y la baja de ventas por el temor de las personas, a mediados de abril cerraron las puertas de manera temporal.
Para el primero de abril, se declaró la fase tres de la pandemia y para este punto, a nivel federal se autorizó que las clases empezarían a ser en línea, modelo educativo que se ha mantenido hasta la fecha.
A finales de abril, las empresas que fueron catalogados como no esenciales cerraron sus puertas, iniciando así la gran ola desempleo en el país, por la crisis económica que los empresarios enfrentaban y la falta de apoyo de las autoridades municipales, estatales y federales.
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En este punto, los contagios de rebaño ya era una realidad y los protocolos de sanidad se reforzaban cada vez más para que las personas utilizaran de forma correcta el cubrebocas, aplicaran la sana distancia y usaran el gel antibacterial.
En los supermercados y tiendas comerciales que seguían operando se limitó el ingreso de consumidores, no se permitió el acceso a más de dos miembros de una familia, embarazadas, menores de edad y adultos mayores.
En mayo, mientras, por un lado, seguían los contagios y decesos, por el otro, las mipymes sufrían la decadencia de la economía y aunque buscaban mantener la plantilla laboral, esto no fue posible. Además, los vendedores ambulantes que dejaron el centro, se dispersaron en los cruceros de la ciudad.
Fue hasta el primero de junio, cuando gobierno federal empezó con el programa de la “nueva normalidad”, en la que, se estructuró el semáforo epidemiológico para el regreso de ciertas actividades de acuerdo a los contagios, decesos, recuperados y ocupación hospitalaria de los estados.
CIERRE DE CICLO
De mayo a agosto se registró el mayor número de muertes en Sinaloa, 625 en mayo; 937 en junio; 829 en julio y 528 en agosto. En promedio el índice de mortandad en el estado ha sido del 16 por ciento.
A cuatro meses de esta curva epidemiológica, la ocupación hospitalaria estatal es del 19 por ciento, la relajación en los protocolos y reuniones por las fiestas decembrinas proyecta un repunte del 30 por ciento en contagios.
Mientras que para enero se espera que lleguen las primeras dosis de la vacuna contra el Covid-19 al estado, la ciudadanía se divide en varias opiniones, quienes sí se pondrán la vacuna, quienes no y quienes todavía tienen dudas al respecto.
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