Culiacán, Sin.- ¡Tope donde tope…me la juego! Masculla doña Rafaela quien camina sin rumbo fijo. Dice que ya se cansó de estar tanto tiempo encerrada y sola “si la calaca me va a cargar, pues que venga por mí, pero ya me cansé de estar encerrada sin quien me vaya a visitar, así que tope donde tope me la juego y salí a comprar un mandadito”.
Ensimismada en su meditación, atraviesa el bulevar universitarios, camina lentamente cargando dos bolsas que compro en el súper.
Ya me hacía falta que me diera el aire. Mis hijos no saben que salí, tomé todas las precauciones, tapabocas, traigo alcohol y me di una friega por la cara, los brazos las manos, en el súper exprés también tienen muchas medidas para cuidarnos, entonces es difícil el contagio doña Rafaela
Miguel Fortunato es otro hombre de la tercera edad, quien ya cumplió cuatro años de confinamiento y este domingo salió por primera vez a la calle.
A la chin…ya me cansé, mientras uno está encerrado los cabrones chamacos andan locos de fiesta en fiesta, son los que llevan el virus a las casas. Si tomaran las recomendaciones necesarias, esto ya se hubiera acabado, pero no, les vale madre, sobre su conciencia la muerte de tanto viejo inocente que hicimos todo lo que nos indicaron y de nada está valiendo Miguel Fortunato
Miguel Fortunato se dice molesto por la falta de solidaridad para los demás, ya que insiste que si los jóvenes se cuidaran la pandemia ya sería cosa del pasado.
Repito sobre la conciencia de los jóvenes, la muerte de sus padres, de sus abuelos. No tienen conciencia, si a ellos no les servían los viejos, si hay huérfanos, si hay sectores donde los están llorando Miguel Fortunato
Hizo un llamado a los padres de familia a que tomen conciencia de la gravedad del problema y hagan valer su autoridad sobre sus hijos.
Hoy más que nunca el mundo y nuestro municipios nos necesita, nos necesita para que hagamos valer nuestra autoridad. Si antes por una insignificancia los castigábamos, cuanto más ahora que la vida de los seres humanos pende de nuestra acciones Miguel Fortunato
El centro de la ciudad se va llenando de transeúntes, donde sin duda, predominan gentes de la tercera edad, donde la gran mayoría sale protegido, pero con zozobra de que pese a todas las medidas se pudieran contagiar.
Abel Inzunza tiene 82 años, dice que durante el confinamiento él no dejó de realizar sus actividades, ya que a diario salía a caminar tres kilómetros y durante el encierro, le daba 20 vueltas al huerto que tiene en su hogar en la colonia Lombardo Toledano.
Me siento con fuerzas, con ganas de seguir viviendo, no me duele nada, estoy sano, pero estoy consciente que me puedo contagiar y por mi edad es difícil salir adelante, por eso, les pido que nos cuiden, la mayoría no somos una carga, trabajamos, estamos pensionados y podemos ser un gran apoyo para las generaciones venideras Abel Inzunza
Señaló que a los niños, a los adolescentes y a los jóvenes les soltaron el freno de mano desde hace mucho, pero que todavía no todo está perdido, por lo que les pidió a los padres de familia que hoy más que nunca saquen esa autoridad que caracterizaba a sus abuelos.
Isela Soto, es otra anciana que contrario a los demás, no estuvo en confinamiento debido a que es sola y no tiene quien la apoye.
Yo tengo que salir por mi mandadito, busco lo que esté más barato y eso lo encuentro en el mercado y fue una lástima que lo cerraran un tiempo, tuve que andar de aquí para allá buscando lo más barato. Las tienditas te encajan la uña, si antes lo hacían, ahora está peor, se quieren hacer ricos de la noche a la mañana Isela Soto
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GRUPO VULNERABLE
Desde el principio, las autoridades sanitarias federales y estatales marcaron a los adultos mayores como una población de riesgo.
ASINTOMÁTICOS
En muchos casos, los jóvenes no reportan síntomas de coronavirus, por lo que se vuelven portadores del bicho.
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