/ lunes 10 de diciembre de 2018

Sin justicia autónoma, ¿Quién castigará la corrupción?


El respeto a la división de poderes es una condición indispensable de la democracia y para garantizar este principio fundamental es necesario que ningún poder esté por encima del otro.

El amor a la patria y el compromiso con la democracia que juran los Presidentes de la República debe demostrarse en los hechos con el cumplimiento, sin reservas, de la Constitución, con tolerancia a la oposición, pero también con respeto incondicional a las facultades de los Poderes Legislativo y Judicial.

Cabe señalar que hasta ahora no hemos tenido los mexicanos un Presidente que haya cumplido con estos tres principios.

La independencia de los órganos del Poder Judicial implica necesariamente la autonomía, sin límites, del gobierno (Poder Ejecutivo) y de los grupos políticos (Poder Legislativo).

La separación de poderes no existe cuando los grupos políticos se reparten, como si fuera un botín de guerra, las posiciones y espacios de los órganos del Poder Judicial, como son la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Tribunal Federal Electoral.

Los órganos del Poder Judicial tienen como principal función sancionar los delitos, pero también los excesos y abuso de autoridad de funcionarios que hacen mal uso de los recursos públicos.

¿Qué garantía tendremos de que esto ocurra si el Poder Judicial es literalmente secuestrado por grupos políticos?

Si los órganos del Poder Judicial son integrados por Ministros y Magistrados afines al Presidente de la República, automáticamente desaparece la división de poderes y con ello también se extingue la posibilidad de generar un contrapeso al Ejecutivo y lo que al final resulta es una manipulación perversa de la ley y los valores democráticos.

Habrá quienes digan que este escenario es el que ha imperado en México hasta ahora, que la división de poderes nunca ha existido y que el respeto a la autonomía del Poder Judicial sólo ha servido para hacer discursos… Y efectivamente tendrán razón quienes así lo señalen.

Pero entonces, los 30 millones de ciudadanos que se pronunciaron en las urnas el pasado 1 de julio, entre otras cosas, por un cambio verdadero, ¿votaron para que las cosas sigan igual?

Si la respuesta es no, entonces debemos exigir al Presidente Andrés Manuel López Obrador que comience por respetar la Constitución acatando la autonomía de los tres Poderes del Estado Mexicano.

No es tan fácil cumplir en los hechos con la oferta de un cambio verdadero porque implica, entre otras cosas, poner un alto a la politización de la justicia y la perversión del Estado de Derecho.

¿Podrá cumplir con esto el Presidente López Obrador?

¿O caerá, como sus antecesores, en la tentación del poder?


GRAFITI


Héctor García Fox y Sergio Liera Gil, servidores públicos de 24 horas… Los medios son un puente de comunicación entre los ciudadanos y el gobierno. Ahí se señala todo aquello que afecta a la comunidad y se exige a los servidores públicos el cumplimiento de sus obligaciones.

Pero los medios también sirven para destacar el trabajo de aquellos funcionarios comprometidos con la gente, a la que atienden en el momento en que se requiera, incluyendo días festivos y fuera del “horario de trabajo”, lo cual no es muy comun en estos días.

Por ello, le digo a usted, sin mayor preambulo ,que ha sido un privilegio compartir estos años nuestra actividad en los medios de comunicación con dos servidores públicos ejemplares.

Héctor García Fox, quien recientemente entregó la Dirección General del Centro SCT Sinaloa, nunca fue un funcionario encerrado en la oficina, supervisando a control remoto la obra federal. Al contrario, sus constantes recorridos de campo los complementó muy bien con oportunos reportes sobre situaciones de riesgo. Fue un referente obligado para los usuarios de carreteras, puertos y aeropuertos. En seis años nunca se negó a tomar una llamada para informar sobre estos temas de interés público.

Sergio Liera Gil. Hace unos días fue relevado de la Coordinación de Protección Civil del Municipio de Ahome. Le evitaron la pena de renunciar, porque es un hombre de trabajo, no de grilla; es un servidor público institucional, entregado a la sociedad y atrevido como pocos en los momentos difíciles. Se va porque tiene un defecto: Es alérgico a la adulación interesada. Lástima, los ahomenses lo van a necesitar.



El respeto a la división de poderes es una condición indispensable de la democracia y para garantizar este principio fundamental es necesario que ningún poder esté por encima del otro.

El amor a la patria y el compromiso con la democracia que juran los Presidentes de la República debe demostrarse en los hechos con el cumplimiento, sin reservas, de la Constitución, con tolerancia a la oposición, pero también con respeto incondicional a las facultades de los Poderes Legislativo y Judicial.

Cabe señalar que hasta ahora no hemos tenido los mexicanos un Presidente que haya cumplido con estos tres principios.

La independencia de los órganos del Poder Judicial implica necesariamente la autonomía, sin límites, del gobierno (Poder Ejecutivo) y de los grupos políticos (Poder Legislativo).

La separación de poderes no existe cuando los grupos políticos se reparten, como si fuera un botín de guerra, las posiciones y espacios de los órganos del Poder Judicial, como son la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Tribunal Federal Electoral.

Los órganos del Poder Judicial tienen como principal función sancionar los delitos, pero también los excesos y abuso de autoridad de funcionarios que hacen mal uso de los recursos públicos.

¿Qué garantía tendremos de que esto ocurra si el Poder Judicial es literalmente secuestrado por grupos políticos?

Si los órganos del Poder Judicial son integrados por Ministros y Magistrados afines al Presidente de la República, automáticamente desaparece la división de poderes y con ello también se extingue la posibilidad de generar un contrapeso al Ejecutivo y lo que al final resulta es una manipulación perversa de la ley y los valores democráticos.

Habrá quienes digan que este escenario es el que ha imperado en México hasta ahora, que la división de poderes nunca ha existido y que el respeto a la autonomía del Poder Judicial sólo ha servido para hacer discursos… Y efectivamente tendrán razón quienes así lo señalen.

Pero entonces, los 30 millones de ciudadanos que se pronunciaron en las urnas el pasado 1 de julio, entre otras cosas, por un cambio verdadero, ¿votaron para que las cosas sigan igual?

Si la respuesta es no, entonces debemos exigir al Presidente Andrés Manuel López Obrador que comience por respetar la Constitución acatando la autonomía de los tres Poderes del Estado Mexicano.

No es tan fácil cumplir en los hechos con la oferta de un cambio verdadero porque implica, entre otras cosas, poner un alto a la politización de la justicia y la perversión del Estado de Derecho.

¿Podrá cumplir con esto el Presidente López Obrador?

¿O caerá, como sus antecesores, en la tentación del poder?


GRAFITI


Héctor García Fox y Sergio Liera Gil, servidores públicos de 24 horas… Los medios son un puente de comunicación entre los ciudadanos y el gobierno. Ahí se señala todo aquello que afecta a la comunidad y se exige a los servidores públicos el cumplimiento de sus obligaciones.

Pero los medios también sirven para destacar el trabajo de aquellos funcionarios comprometidos con la gente, a la que atienden en el momento en que se requiera, incluyendo días festivos y fuera del “horario de trabajo”, lo cual no es muy comun en estos días.

Por ello, le digo a usted, sin mayor preambulo ,que ha sido un privilegio compartir estos años nuestra actividad en los medios de comunicación con dos servidores públicos ejemplares.

Héctor García Fox, quien recientemente entregó la Dirección General del Centro SCT Sinaloa, nunca fue un funcionario encerrado en la oficina, supervisando a control remoto la obra federal. Al contrario, sus constantes recorridos de campo los complementó muy bien con oportunos reportes sobre situaciones de riesgo. Fue un referente obligado para los usuarios de carreteras, puertos y aeropuertos. En seis años nunca se negó a tomar una llamada para informar sobre estos temas de interés público.

Sergio Liera Gil. Hace unos días fue relevado de la Coordinación de Protección Civil del Municipio de Ahome. Le evitaron la pena de renunciar, porque es un hombre de trabajo, no de grilla; es un servidor público institucional, entregado a la sociedad y atrevido como pocos en los momentos difíciles. Se va porque tiene un defecto: Es alérgico a la adulación interesada. Lástima, los ahomenses lo van a necesitar.