Por trabajo infantil, los niños bajo acecho del virus

Para los niños y adolescentes que trabajan en actividades peligrosas en estos meses nada ha cambiado

Irene Medrano Villanueva │ El Sol de Sinaloa

  · sábado 13 de junio de 2020

Fotos: Efrén Cárdenas │ El Sol de Sinaloa

Culiacán, Sin.- En Sinaloa hay 49 mil niñas, niños y adolescentes trabajando en actividades peligrosas que no están permitidas, lo que los pone en mayores riesgos de ser contagiados por el Covid-19, ya que no se protegen y así los podemos ver en cruceros, en la obra y en el surco.

La Secretaría de Salud en Sinaloa ha confirmado el deceso de 5 menores y el contagio de un total de 97 más hasta el mes de junio de este año.

Para los que trabajan, en estos meses nada ha cambiado, así haya cambiado todo. No comprenden con claridad la gravedad de la situación que ha originado el coronavirus y sus días son como cualquier otro.

En el mercado de abastos la amenaza del coronavirus no los corrió. Manos sucias, cara sudorosa, corren con un diablito, llevan la mercancía a los carros de la gente que va a sus compras y que recelosa busca surtirse lo más rápido posible.

SIN PROTECCIÓN

“¡Ese pin…virus me la pela!”, sentencia Evaristo, quien a sus 14 años ya es un experto en sortear las adversidades.

Sin ninguna protección, porque el cubrebocas es nada más “para darte caché”, Evaristo dice que sí le tiene miedo al contagio: “claro que si le tengo miedo, pos, pero, pos tengo que trabajar y aquí lo primero es la chamba”.

Asegura que él tiene sus propias formas de protegerse como el de chupar todo el día limón, aunque gente caritativa le ha regalado cubrebocas, pero que los “güenos” los ha vendido y otros los regala.

“Yo no soy fresa, regalos esos trapos y los guenos pos los vendo”, señala con desenfado.

PROBLEMÁTICA

En México, en Sinaloa hay una cuarentena que obliga a los ciudadanos a permanecer en casa para evitar la propagación del virus, pero hay niños de entre 8 y 17 años de edad que la viven expuestos y sin alimentos en un lugar atípico donde el peligro está latente las 24 horas del día: las calles.

Margarita Urías Burgos, secretaria del Sistema Integral de Protección para Niñas, Niños y Adolescentes advierte que Sinaloa ocupa el lugar número 14 entre las entidades con mano de obra infantil, al haber de acuerdo al censo 49 mil niñas y niños trabajando, reveló que 3 de cada 10 menores que trabajan no estudian y 7 de cada diez son varones.

Precisó que seis de cada 10 menores están ocupados en labores riesgosas como es la industria, en la construcción, en el sector primario, en el comercio, en el trabajo doméstico, en la calle.

Urías Burgos expuso que por la pandemia se acrecentó la problemática familiar y económica y se requerirán nuevos protocolos, señalando que se tienen que abrir sistemas de becas, comedores y estancias infantiles para atender esta situación.

Foto: Cortesía │ Supremo Tribunal de Justicia

EN LOS BULEVARES

Las calles de Culiacán, no son como antes y entre tanta tranquilidad se cuelan las risas de un grupo que juega en los camellones mientras se pone el semáforo para ofrecer sus servicios de limpiavidrios.

Ellos permanecen ajenos a un decreto de confinamiento que los dejó —si se puede— más vulnerables e invisibles de lo que ya eran. Por eso siguen jugando a ser grandes en su casa de siempre: la calle.

El Bulevar Enrique Sánchez Alonso es su casa sin techo para vivir “el confinamiento”, ahí se ven niños y adolescentes de todas las edades que deambulan sin miedo. Sin saberlo desafían el virus a diario bajo la mirada indolente de las autoridades para los que parecen no ser prioridad.

Otros han engrosado esa cifra oficial, ya que por falta de alimentos en sus hogares han tenido que dejar el confinamiento y salir a la calle para llevar el sustento a casa.

Foto: Cortesía | Pixabay

Marcos, tiene 12 años y salió temeroso a vender nopales a la avenida Universitarios, de Tierra Blanca. "Sí le tengo mucho miedo a ese virus que anda matando gente, pero mis hermanitos tienen hambre, mi amá, trabajaba en una casa, pero la despidieron y no encuentra otro trabajo. Al principio los patrones le daban una ayuda, pero ya no y no tenemos que comer", dijo Marcos.

Destaca que ahora que terminó la escuela le pidió a una señora el trabajo y desde hace días corre de un lado a otro ofreciendo sus nopalitos frescos. Con un ajado cubrebocas, el menor se protege.

No quiero llevar la enfermedad a la casa. Mi mamá también anda vendiendo mangos, aguacates, tomates por aquí cercaMarcos

Gerardo es otro menor, trabaja donde puede, a veces se le ve en el mercado de abastos y otras en cualquier calle de la ciudad. Su mamá está presa, vivía con sus abuelos, pero desde que inició la pandemia, sus tíos le prohibieron que estuviera ahí.

"Me dijeron que como ando en la calle podía llevarles el contagio, a veces duermo en una casa de un familiar y… yo quisiera que esto acabara pronto, yo no sé cómo se pega esto, ni que sientes si te da, no entiendo nada" comentó Gerardo.






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Foto: Cortesía │ @Elbuensamaritanocasahogarculiacansinaloa