/ sábado 13 de julio de 2019

"No vale la pena perder la vida por un gramo ... "

Durante 10 años, “José” se vio sumergido en su adicción hasta ver la muerte de cerca

Culiacán, sin.- Dentro de la gran sensación de placer que llega a experimentar cada una de las personas que consumen cualquier tipo de droga provoca que la dependencia a la sustancia sea cada vez mayor, al ofrecer al consumidor un mundo en el que se puede alejar de los problemas familiares o económicos.

Existen miles de historias de personas que por cualquier circunstancia se inician en el mundo de las drogas, algunos de éstos desde temprana edad y otros más en su etapa de adulto joven.

Un factor que los centros de rehabilitación han detectado en las personas con problemas de adicciones, es que ahora ya no es suficiente tener la dependencia a una sola droga, sino por el contrario, llegan a mezclar de dos o tres sustancias, convirtiéndose en un poliusuario.

Algunos de los adictos por decisión propia o por orientación de sus familiares empiezan un proceso de rehabilitación, unos exitosos y otros que continúan en proceso al presentarse las recaídas; sin embargo, existen historias en donde el consumidor se queda solo en calle, envuelto en su drogadicción sin salida.

Entre los casos de éxito en rehabilitación destaca la de "José", un paciente del Centro de Integración Juvenil, quien después de consumir cocaína por diez años, las pruebas de la vida lo orillaron a poner un alto a su adicción, por el bien de su salud física y mental, además de su esposa y dos hijos.


SUMERGIDO EN LA ADICCIÓN

“José”, narró que a la edad de 23 años, por invitación de amigos y familiares, comenzó a consumir alcohol para después probar la cocaína y adentrarse en el mundo de las drogas.

A pesar de que no estaba acostumbrado a ese estilo de vida, tomó la decisión de probar la experiencia que ofrece la droga, para que no le contaran; sin embargo, sin darse cuenta, poco a poco fue entrando a una adicción que lo llevó a un “fondo que jamás pensé yo llegar”.

En un comienzo, el consumo de la sustancia toóica fue en fiestas con amigos y familia, por invitación de familiares de su esposa, a quienes les rechazó la primera vez, al considerar que no la necesitaba (droga), pero en otra ocasión la curiosidad ganó.

Situación que en esta ocasión vio el supuesto lado bueno de la cocaína, al durar más tiempo sin ganas de dormir, lo que permitía que tomara más con sus amigos y que de una manera hiciera que dejara de ser una persona reservada.

Dice que al perder el interés por el alcohol, se enfocó únicamente en la cocaína, como si fuera una sustancia indispensable para seguir con su vida.

Como si fuera parte de la rutina de mi vida, como consumir un alimento o algo, así lo miraba yo, la consumía y lo hacía para irme a trabajar, eso al principio me funcionaba.

Cuenta que el consumo que comenzó con 100 pesos para uno o dos días, fue en aumento hasta llegar a consumir de 800 a mil pesos diarios, con el único pensamiento de tener la sustancia en su organismo, y así realizar mejor sus actividades y aguantar por las noches, para apoyar con el trabajo a su padre.

“Me olvidaba de ciertos problemas que tenía familiares, en el momento que la consumía se me olvidaba, prácticamente no pensaba en otra cosa más que en consumir, estar como anestesiado y no pensar más en los problemas que tenía, quería evadir los problemas con la sustancia”, reconoció.

“José” reconoció que al ser una droga costosa para el consumidor y ante la falta de dinero, comenzó a deshacerse de objetos que eran valiosos para él, pero que, en ese momento con tal de conseguir dinero para comprar la cocaína, perdió sus pertenencias e inició a mentir para obtenerlo.

Al saber el daño que se estaba ocasionando, se escondía de su esposa, hijo, padres y hermanos para que no le recriminaran sus acciones, hasta que todo se salió de control por consumir a diario, dejó de trabajar con su papá, quien rápido se dio cuenta al haber sido un adicto, pero que por decisión propia lo dejó.

Su adicción fue aumentando tanto, que los propios vendedores de droga le negaron su compra, ya que iba bien “recio” con el consumo.

LA LUCHA POR SALIR AVANTE

El adulto rehabilitado dijo que la primera vez que se hospitalizó fue a la fuerza y por decisión de sus padres y esposa, quien para ese entonces ya lo había dejado por su adicción, en los cinco meses que estuvo internado empezó a ver las cosas de otra manera, retomando su vida y recuperando poco a poco a su familia y trabajo.

Sin embargo, se presentó la primera de las cinco recaídas que iba a tener, en todas por considerar que estaba joven para dejar de consumir, jamás pensó en los daños que podría tener a la larga y en ocasiones, intentó dejarlo por su familia, provocándole una guerra interna.

Fueron en el resto de las recaídas cuando volvía a internarse en el Centro de Integración Juvenil, siempre cuando se descontrolaba su consumo y sus familiares se daban cuenta, todas por voluntad propia, más no convencido, por lo que la última vez llegó a ingresar por el cristal.

“José” señaló que para la quinta ocasión, por no tener el dinero suficiente para la cocaína, decidió consumir cristal, sustancia que lo llevó a tocar fondo al ver la muerte de cerca.

Sólo tres días duró en tratamiento, los mismos que tuvo el cristal para poder soportar su estadía y al salir lo primero que hizo fue comprar droga, sin pensar que en unas semanas tendría el suceso más significativo para su vida.

Al consumir ahora cristal en lugar de cocaína, llegó el día en que su cuerpo no toleró la sustancia, provocándole un pre infarto cuando estaba en su casa, lo que lo obligó a reconocer a su esposa que tuvo una recaída y que al sentir que su corazón se iba a salir y su cabeza iba a explotar, era urgente ir con un doctor.

Fue en ese momento, cuando vistiendo solo una toalla, su esposa lo trasladó con el médico más cercano, pero al ver a su hijo caminar rumbo a su casa y espantarse por las condiciones en que se encontraba, fue cuando “José” abrió los ojos y se dio cuenta del daño que provocaba a sus seres queridos.

“Fue un minuto, un instante se me juntó en ese momento todo, todo lo que había hecho, todas las veces que prometí dejar de consumir y esto fue lo que me llevó a tomar una decisión, pero ya fue como si el ir pidiéndole a Dios que me diera la oportunidad, esta vez, sí iba a poner todo de mi parte”, expresó.

Después de ser hospitalizado por sufrir un pre infarto y sentir que ya no iba a volver a ver a su familia, tras recuperarse, le pidió perdón a su esposa y madre; aunado a la culpa que sentía por el grado al que llegó de casi perder la vida, inició el tratamiento final de su rehabilitación.

EL VALOR DE LA VIDA

A dos años de mantenerse limpio, “José” manifestó que en ningún momento ha vuelto a sentir la necesidad de consumir (droga), ya que ahora no iba a desperdiciar la oportunidad que Dios le ofreció, sabiendo que en una recaída más podría ser mortal, razón por la que ahora le tiene miedo a las drogas.

Es así como hizo las paces con él mismo, familia y sobre todo esposa e hijos, con quienes ahora pasa tiempo de calidad, retomó el ejercicio, volvió a trabajar con su papá y aspira a tener un nuevo empleo para ofrecer una mejor calidad de vida a su familia.

Actualmente, continúa asistiendo a terapias en CIJ, con la firme idea de ser un buen padre para sus hijos y esposa, con ninguna intención de cambiar esto por un pequeño gramo de droga, al no valer la pena.

Culiacán, sin.- Dentro de la gran sensación de placer que llega a experimentar cada una de las personas que consumen cualquier tipo de droga provoca que la dependencia a la sustancia sea cada vez mayor, al ofrecer al consumidor un mundo en el que se puede alejar de los problemas familiares o económicos.

Existen miles de historias de personas que por cualquier circunstancia se inician en el mundo de las drogas, algunos de éstos desde temprana edad y otros más en su etapa de adulto joven.

Un factor que los centros de rehabilitación han detectado en las personas con problemas de adicciones, es que ahora ya no es suficiente tener la dependencia a una sola droga, sino por el contrario, llegan a mezclar de dos o tres sustancias, convirtiéndose en un poliusuario.

Algunos de los adictos por decisión propia o por orientación de sus familiares empiezan un proceso de rehabilitación, unos exitosos y otros que continúan en proceso al presentarse las recaídas; sin embargo, existen historias en donde el consumidor se queda solo en calle, envuelto en su drogadicción sin salida.

Entre los casos de éxito en rehabilitación destaca la de "José", un paciente del Centro de Integración Juvenil, quien después de consumir cocaína por diez años, las pruebas de la vida lo orillaron a poner un alto a su adicción, por el bien de su salud física y mental, además de su esposa y dos hijos.


SUMERGIDO EN LA ADICCIÓN

“José”, narró que a la edad de 23 años, por invitación de amigos y familiares, comenzó a consumir alcohol para después probar la cocaína y adentrarse en el mundo de las drogas.

A pesar de que no estaba acostumbrado a ese estilo de vida, tomó la decisión de probar la experiencia que ofrece la droga, para que no le contaran; sin embargo, sin darse cuenta, poco a poco fue entrando a una adicción que lo llevó a un “fondo que jamás pensé yo llegar”.

En un comienzo, el consumo de la sustancia toóica fue en fiestas con amigos y familia, por invitación de familiares de su esposa, a quienes les rechazó la primera vez, al considerar que no la necesitaba (droga), pero en otra ocasión la curiosidad ganó.

Situación que en esta ocasión vio el supuesto lado bueno de la cocaína, al durar más tiempo sin ganas de dormir, lo que permitía que tomara más con sus amigos y que de una manera hiciera que dejara de ser una persona reservada.

Dice que al perder el interés por el alcohol, se enfocó únicamente en la cocaína, como si fuera una sustancia indispensable para seguir con su vida.

Como si fuera parte de la rutina de mi vida, como consumir un alimento o algo, así lo miraba yo, la consumía y lo hacía para irme a trabajar, eso al principio me funcionaba.

Cuenta que el consumo que comenzó con 100 pesos para uno o dos días, fue en aumento hasta llegar a consumir de 800 a mil pesos diarios, con el único pensamiento de tener la sustancia en su organismo, y así realizar mejor sus actividades y aguantar por las noches, para apoyar con el trabajo a su padre.

“Me olvidaba de ciertos problemas que tenía familiares, en el momento que la consumía se me olvidaba, prácticamente no pensaba en otra cosa más que en consumir, estar como anestesiado y no pensar más en los problemas que tenía, quería evadir los problemas con la sustancia”, reconoció.

“José” reconoció que al ser una droga costosa para el consumidor y ante la falta de dinero, comenzó a deshacerse de objetos que eran valiosos para él, pero que, en ese momento con tal de conseguir dinero para comprar la cocaína, perdió sus pertenencias e inició a mentir para obtenerlo.

Al saber el daño que se estaba ocasionando, se escondía de su esposa, hijo, padres y hermanos para que no le recriminaran sus acciones, hasta que todo se salió de control por consumir a diario, dejó de trabajar con su papá, quien rápido se dio cuenta al haber sido un adicto, pero que por decisión propia lo dejó.

Su adicción fue aumentando tanto, que los propios vendedores de droga le negaron su compra, ya que iba bien “recio” con el consumo.

LA LUCHA POR SALIR AVANTE

El adulto rehabilitado dijo que la primera vez que se hospitalizó fue a la fuerza y por decisión de sus padres y esposa, quien para ese entonces ya lo había dejado por su adicción, en los cinco meses que estuvo internado empezó a ver las cosas de otra manera, retomando su vida y recuperando poco a poco a su familia y trabajo.

Sin embargo, se presentó la primera de las cinco recaídas que iba a tener, en todas por considerar que estaba joven para dejar de consumir, jamás pensó en los daños que podría tener a la larga y en ocasiones, intentó dejarlo por su familia, provocándole una guerra interna.

Fueron en el resto de las recaídas cuando volvía a internarse en el Centro de Integración Juvenil, siempre cuando se descontrolaba su consumo y sus familiares se daban cuenta, todas por voluntad propia, más no convencido, por lo que la última vez llegó a ingresar por el cristal.

“José” señaló que para la quinta ocasión, por no tener el dinero suficiente para la cocaína, decidió consumir cristal, sustancia que lo llevó a tocar fondo al ver la muerte de cerca.

Sólo tres días duró en tratamiento, los mismos que tuvo el cristal para poder soportar su estadía y al salir lo primero que hizo fue comprar droga, sin pensar que en unas semanas tendría el suceso más significativo para su vida.

Al consumir ahora cristal en lugar de cocaína, llegó el día en que su cuerpo no toleró la sustancia, provocándole un pre infarto cuando estaba en su casa, lo que lo obligó a reconocer a su esposa que tuvo una recaída y que al sentir que su corazón se iba a salir y su cabeza iba a explotar, era urgente ir con un doctor.

Fue en ese momento, cuando vistiendo solo una toalla, su esposa lo trasladó con el médico más cercano, pero al ver a su hijo caminar rumbo a su casa y espantarse por las condiciones en que se encontraba, fue cuando “José” abrió los ojos y se dio cuenta del daño que provocaba a sus seres queridos.

“Fue un minuto, un instante se me juntó en ese momento todo, todo lo que había hecho, todas las veces que prometí dejar de consumir y esto fue lo que me llevó a tomar una decisión, pero ya fue como si el ir pidiéndole a Dios que me diera la oportunidad, esta vez, sí iba a poner todo de mi parte”, expresó.

Después de ser hospitalizado por sufrir un pre infarto y sentir que ya no iba a volver a ver a su familia, tras recuperarse, le pidió perdón a su esposa y madre; aunado a la culpa que sentía por el grado al que llegó de casi perder la vida, inició el tratamiento final de su rehabilitación.

EL VALOR DE LA VIDA

A dos años de mantenerse limpio, “José” manifestó que en ningún momento ha vuelto a sentir la necesidad de consumir (droga), ya que ahora no iba a desperdiciar la oportunidad que Dios le ofreció, sabiendo que en una recaída más podría ser mortal, razón por la que ahora le tiene miedo a las drogas.

Es así como hizo las paces con él mismo, familia y sobre todo esposa e hijos, con quienes ahora pasa tiempo de calidad, retomó el ejercicio, volvió a trabajar con su papá y aspira a tener un nuevo empleo para ofrecer una mejor calidad de vida a su familia.

Actualmente, continúa asistiendo a terapias en CIJ, con la firme idea de ser un buen padre para sus hijos y esposa, con ninguna intención de cambiar esto por un pequeño gramo de droga, al no valer la pena.

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