Culiacán, Sin. En el rostro llevan marcada la angustia de aquellas horas, cuando de pronto su pueblo chico se convirtió en un infierno. A Paula y a Natividad, les mataron un hijo. Luego salieron huyendo tras la embestida de los grupos armados, y hoy buscan, contra viento y marea, reconstruir su vida en la ciudad.
Contrario al discurso oficial, que señala que los desplazados de Tepuche ya volvieron, ellas claman y reclaman en carne vida:
“No hemos vuelto…” Quienes sí volvieron fueron los hombres armados, pues nunca se han ido, agazapados en las trochas y veredas de aquel rumbo olvidado de Dios y el gobierno.
Mi familia y yo aquí estamos en Culiacán, mi marido y mis dos hijos. Allá en el pueblo siguen los malandros, andan revueltos con los soldados. Si serán de los mismos o los estarán cubriendo, quién sabe
Natividad
Doña Natividad es una de las madres que, además de que les quitaran su tranquilidad y su hogar, los grupos delictivos mataron a su hijo en el poblado de San Cayetano, debajo de Bagrecitos.
“Hace dos meses me mataron a mi hijo en San Cayetano, después de ahí, los malandros le cayeron en Bagrecitos, donde vivía yo y mi marido
Navidad
San Cayetano es un poblado con no más de 100 habitantes según los últimos registros, ahí trabajaba el hijo de Natividad, en un abarrote, y ahí mismo, dice ella que no sabe el por qué, pero lo mataron.
“Según porque querían que se quitara de ahí, el abarrote estaba en la pura pasada del pueblo y dicen que a él ya le habían advertido que se fuera, pero él no les creyó y lo mataron. Ahora los maleantes ahí viven, en la casa de él y a la gente que pasa la esculcan y le quita lo que traen”, relata.
Yo ya me vine y ya no he ido, pero yo quiero volver
Navidad
Actualmente renta en un sector de Culiacán, una comadre de ella le consiguió la renta accesible.
PARA EL GOBIERNO NO EXISTEN
Jaime Montes Salas, representante del Gobierno Federal en el estado y el Alcalde Jesús Estrada Ferreiro, habían asegurado a este medio que la paz ya reinaba en el norte del municipio y que muchos ya habían regresado a establecerse en sus moradas.
Pero no es así, las familias que residen en Culiacán, que se estiman son más de 20, declararon para El Sol de Sinaloa, que sólo algunos ancianos que no soportaron la vida citadina tras el desplazo, volvieron.
El jueves por parte del Instituto Municipal de la Juventud (IMJU) se prometió levantar un censo de desplazados, mismo que ninguna autoridad como la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESO) que es la responsable, se ha encargado de realizar.
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Los presentes en la entrega de despensas, también declararon que la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) no se ha acercado a ellos, ni reconocen a la Comisión de Atención a Víctimas del Delito en Sinaloa (CAVDS). Dichas comisiones aseguraron para este medio de comunicación que tenían un censo de 25 familias desplazadas, sin embargo, se desconoce el trabajo realizado para auxiliar a los afectados de la delincuencia organizada.
“ESTOY SUFRIENDO MUCHO”
Natividad no es la única que sufrió por partida doble. La señora Paula, aún con lágrimas y mucho dolor, relató cómo encontró a su hijo muerto por las balas que, en la mañana del 24 de junio, robaron la tranquilidad de Bagrecitos y la vida de su hijo de 21 años de edad.
“El 23 de junio era día de mi hijo querido y se desveló él, se fue a dormir a casa de unos amigos y como a las 8 de la mañana empecé yo a oír los balazos y me acordé dónde andaba mi hijo. En eso escucho como empiezan a salir hombres del monte y cómo mi casa se rodea de balazos. Yo estaba con mis nietecitos chiquitos, pidiéndole a mi Dios que no le hubiera pasado lo que pasó con mi hijo, pero desgraciadamente así fue”, recuerda Paula, mientras se pone a llorar.
Después de horas pasada la balacera, Paula corrió a donde se encontraba su hijo, pero al llegar se enteró que estaba muerto.
“Lo hallé muerto… dormidito hecho bolita como él dormía, con sus manitas tapando su cara… lo mataron, corrí con la señora Isabel, quien nos ayuda siempre. Me eché a los brazos a mi hijo y así pasé toda la tarde, hasta la noche que me vine. Tuve que dejar su cuerpo allá para que lo recogiera la autoridad. Desde entonces, yo me la paso así como me mira, llorándole a mi hijo querido”, expresa.
Isabel es la ex comisaria de Bagrecitos, quien aunque ya no está en el cargo, trata de auxiliar siempre a los habitantes. La actual comisaria Francisca Terán, relatan los pobladores, no ha hecho nada por ellos y, lo que llega a conseguir como despensas, se lo queda.
Doña Paula va cada que puede para tratar de traer sus cosas a la ciudad, en su casa se han metido a robar. La afectada dijo rentar en una pequeña casa en la ciudad con su hija y nietos, pero no está cómoda, ya que además del fuerte calor que pasan, no tienen empleo ni el apoyo del programa federal Bienestar para los adultos de la tercera edad.
Cuando puedo hago tortillas para vender y los vecinos me compran, la verdad yo estoy pasándola muy mal, estoy sufriendo mucho, pero sufriera menos si estuviera mi hijo querido
Paula
Tanto Paula como Natividad, no saben que el Congreso aprobó una Ley de Desplazamiento Forzado para que de manera institucional se garanticen los mínimos derechos, como a la salud, a la vivienda, y menos saben que el gobernador Quirino Ordaz Coppel no ha publicado dicha Ley en el Periódico Oficial para que entre en vigor.
Menos deben saber, que Ordaz Coppel prefiere gastarse el recurso público en estadios de futbol vacíos, que en los ciudadanos víctimas del delito en Sinaloa.
PRODUCTOS BAGRECITOS
El IMJU se comprometió a crear empleos a través de la marca Productos Bagrecitos, en la que los desplazados podrán vender tortillas, queso, tamales o machaca, en lo que continúan en la ciudad.
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