/ sábado 15 de enero de 2022

Nacer en cuerpo equivocado

Dejaron de vivir como hombres para vivir como damas, ahora buscan legalizar su identidad de género

Culiacán, Sin.- Su apariencia habla de que son sencillas, alegres, desinhibidas, pero por dentro, se sienten profundamente insatisfechas con su sexo asignado al nacer, con las características sexuales físicas o con el rol de género asociado con dicho sexo, esto las o los lleva a crisis depresivas, o a una crisis suicida.

Es la vida de tres personas transexuales que ahora luchan por cambiar su identidad de género. Desde el sur hasta el norte de Sinaloa, como en el resto del país, las personas trans se enfrentan a la exclusión en casi todos los aspectos de sus vidas porque las leyes antidiscriminatorias no protegen a las personas trans contra la discriminación basada en la identidad o expresión de género, en empleos, vivienda, atención médica, educación, sistemas legales.

La transexualidad se da cuando una persona tiene una identidad de género distinta a la determinada por su cuerpo al nacimiento como es el caso de Riessa Miranda originaria de Mazatlán, quien vivió muchos años en Estados Unidos, y allá, hizo su cambio de identidad, al igual que su cambio físico, estuvo yendo con especialistas, entre ellos sicólogos.

Uno tiene que estar segura de lo que quiere, porque no es lo mismo pintarte el pelo de negro a rubio, estuve en un proceso de tratamientos hormonales de sicología y con el tiempo fui cambiando de apariencia, dejé de vivir como hombre para vivir como mujer”, dice Riessa.

Una vez seguro de lo que quería, empezó a hacer los trámites para cambiarse de nombre.

En Estados Unidos es más fácil, te presentas en la Corte, haces una aplicación, explicas por qué quieres tener un nombre de mujer, nada más pagas la aplicación y el juez te concede el cambio, pero aquí en Sinaloa no, aquí el machismo del sistema no te deja”.

Foto: Cortesía | Alaska Maldonado

Cuenta que es un todo un calvario ir a México, darse de alta, todo un embrollo, cuando pudiera ser tan normal.

A mí me gustaría que aquí en Sinaloa se aprobara la identidad de género, porque el trámite legal se haría sin tanta tramitología”.

NO ES FÁCIL TRANSITAR

Pese a que Riessa logró su cambio de identidad, no le ha sido fácil salir adelante, es estilista, ahora tiene su propio negocio en Mazatlán, pero antes, trabajó en una tienda de conveniencia, donde afortunadamente le respetaron su nueva identidad.

He tenido la gran oportunidad o la gran suerte de que no me discriminen por ser transexual, es importante el cambio de identidad más que nada por sentirte satisfecha por lo que representas, tengo amigos que fueron chicas y que ahora viven como hombres, por ejemplo, ahora uno de ellos se llama Marcos, pero en su credencial de elector sigue siendo , por ellas, por mí, por todas las generaciones detrás de nosotras, porque todavía hay muchas que no tienen el valor de enfrentarse, no quieren dar su identificación porque se van a dar cuenta cómo me llamo”, señala.

Relata que para muchas es demasiado traumatizante no poder estudiar precisamente por su falsa identidad.

Por ejemplo, yo estoy estudiando enfermería, pero aparezco con el nombre de Román Gerardo porque mis papeles siguen con ese nombre, no los he podido cambiar por lo mismo, porque los trámites de Estados Unidos no los hacen válidos aquí, tienes que hacer una aplicación”, relata.

Foto: Cortesía | Emily Sixela Armenta

Dice sentirse bien como está, para ella no es importante que le digan Román o Reissa.

Yo vivo mi vida como soy, no como lo que el nombre representa. Desde mi niñez tuve muy buena aceptación en mi familia, aunque mi papá era un poco machista, pero mi vida ha sido buena, que no me importa lo que la gente piense. ”

Recuerda que cuando tenía once años su padre se fue a Estados Unidos y a los quince años habló con su mamá le dijo que era Gay, que le atraían los hombres y a los 20 años decidió hacerse el cambio.

Al principio estaba en un dilema, que quería o no quería y hasta que me decidí con un doctor, me animó una amiga, con la que trabajaba en Estados Unidos porque ella también estaba haciendo su cambio, me aconsejó que hiciera las cosas bien, no te metas cosas al cuerpo sin saber y empezamos a hacer el cambio del cual me siento satisfecha”, señala.

LA HISTORIA DE ALASKA

Alaska Maldonado de Culiacán, estudió licenciatura en sicología y trabaja en un centro de Rehabilitación en el área clínica, pero asegura que no se siento identificada con el nombre que le pusieron cuando nació: Manuel, nombre de su papá,

No me gusta me siento muy rara. Nosotros nacimos de una forma, pero pienso que mis documentos no tienen nada que ver con el sexo que nací, porque nunca me he sentido hombre, desde mi infancia sentía que no coincidía con mi genitalidad, por así decirlo, es importante sentirme plena y segura al caminar por la vida con ésta apariencia y que al realizar un trámite y que griten el nombre con el que me pusieron en mi infancia y de repente que aparezca una mujerona, eso me hace sentir muy mal, me siento cohibida”,

Lo más importante es que no se nos discrimine tanto, la gran mayoría estamos preparadas, tenemos labor en lo social, pero muchas veces por ser transexuales se nos cierran las oportunidades, se nos deja fuera, por así decirlo, por cuestión del nombre, de la apariencia, entonces, es importante lo del cambio de identidad para poder sentirnos en plenitud a la hora de realizar un trámite o hacer otras cosas, o bien que se tomen medidas puesto que somos seres sociables, adaptables.

Lamenta que en la mayoría se mal etiqueten, porque piensan que por ser persona trans, deben de estar atrás de un restaurante lavando platos o en una cantina, no, al contrario, estamos en muchas partes, en muchas áreas sirviendo a la sociedad.

Urge que las personas trans, tengamos los mismos derechos, que no solamente se diga, sino que realmente se ejerzan, que se vea esa igualdad, que no nos juzguen por una apariencia, por una cultura o preceptos religiosos, que pongan a prueba nuestras capacidades

Emili Sixta, de Topolobampo, a sus 19 años, ha experimentado todo tipo de discriminaciones, por eso, dice que se debe de atacar el problema de racismo en todos los sentidos: abusos policiacos, no los quieren atender en los hospitales, pero sobre todo, en los empleos.

Estuve trabajando en DIF en el municipio de Ahome, me discriminaban, me ponían muchas trabas hasta que me sacaron, ahora estoy desempleada”.

También estaba estudiando sicología en la Universidad Autónoma de Occidente, pero también por los mismos problemas dejó de estudiar.

Las chicas como yo, se salen de las universidades porque no somos aceptadas por la vestimenta, por el nombre, por eso, es necesario que las autoridades implementen algo para que sigamos estudiando…somos seres humanos como cualquiera”, concluyó.




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Culiacán, Sin.- Su apariencia habla de que son sencillas, alegres, desinhibidas, pero por dentro, se sienten profundamente insatisfechas con su sexo asignado al nacer, con las características sexuales físicas o con el rol de género asociado con dicho sexo, esto las o los lleva a crisis depresivas, o a una crisis suicida.

Es la vida de tres personas transexuales que ahora luchan por cambiar su identidad de género. Desde el sur hasta el norte de Sinaloa, como en el resto del país, las personas trans se enfrentan a la exclusión en casi todos los aspectos de sus vidas porque las leyes antidiscriminatorias no protegen a las personas trans contra la discriminación basada en la identidad o expresión de género, en empleos, vivienda, atención médica, educación, sistemas legales.

La transexualidad se da cuando una persona tiene una identidad de género distinta a la determinada por su cuerpo al nacimiento como es el caso de Riessa Miranda originaria de Mazatlán, quien vivió muchos años en Estados Unidos, y allá, hizo su cambio de identidad, al igual que su cambio físico, estuvo yendo con especialistas, entre ellos sicólogos.

Uno tiene que estar segura de lo que quiere, porque no es lo mismo pintarte el pelo de negro a rubio, estuve en un proceso de tratamientos hormonales de sicología y con el tiempo fui cambiando de apariencia, dejé de vivir como hombre para vivir como mujer”, dice Riessa.

Una vez seguro de lo que quería, empezó a hacer los trámites para cambiarse de nombre.

En Estados Unidos es más fácil, te presentas en la Corte, haces una aplicación, explicas por qué quieres tener un nombre de mujer, nada más pagas la aplicación y el juez te concede el cambio, pero aquí en Sinaloa no, aquí el machismo del sistema no te deja”.

Foto: Cortesía | Alaska Maldonado

Cuenta que es un todo un calvario ir a México, darse de alta, todo un embrollo, cuando pudiera ser tan normal.

A mí me gustaría que aquí en Sinaloa se aprobara la identidad de género, porque el trámite legal se haría sin tanta tramitología”.

NO ES FÁCIL TRANSITAR

Pese a que Riessa logró su cambio de identidad, no le ha sido fácil salir adelante, es estilista, ahora tiene su propio negocio en Mazatlán, pero antes, trabajó en una tienda de conveniencia, donde afortunadamente le respetaron su nueva identidad.

He tenido la gran oportunidad o la gran suerte de que no me discriminen por ser transexual, es importante el cambio de identidad más que nada por sentirte satisfecha por lo que representas, tengo amigos que fueron chicas y que ahora viven como hombres, por ejemplo, ahora uno de ellos se llama Marcos, pero en su credencial de elector sigue siendo , por ellas, por mí, por todas las generaciones detrás de nosotras, porque todavía hay muchas que no tienen el valor de enfrentarse, no quieren dar su identificación porque se van a dar cuenta cómo me llamo”, señala.

Relata que para muchas es demasiado traumatizante no poder estudiar precisamente por su falsa identidad.

Por ejemplo, yo estoy estudiando enfermería, pero aparezco con el nombre de Román Gerardo porque mis papeles siguen con ese nombre, no los he podido cambiar por lo mismo, porque los trámites de Estados Unidos no los hacen válidos aquí, tienes que hacer una aplicación”, relata.

Foto: Cortesía | Emily Sixela Armenta

Dice sentirse bien como está, para ella no es importante que le digan Román o Reissa.

Yo vivo mi vida como soy, no como lo que el nombre representa. Desde mi niñez tuve muy buena aceptación en mi familia, aunque mi papá era un poco machista, pero mi vida ha sido buena, que no me importa lo que la gente piense. ”

Recuerda que cuando tenía once años su padre se fue a Estados Unidos y a los quince años habló con su mamá le dijo que era Gay, que le atraían los hombres y a los 20 años decidió hacerse el cambio.

Al principio estaba en un dilema, que quería o no quería y hasta que me decidí con un doctor, me animó una amiga, con la que trabajaba en Estados Unidos porque ella también estaba haciendo su cambio, me aconsejó que hiciera las cosas bien, no te metas cosas al cuerpo sin saber y empezamos a hacer el cambio del cual me siento satisfecha”, señala.

LA HISTORIA DE ALASKA

Alaska Maldonado de Culiacán, estudió licenciatura en sicología y trabaja en un centro de Rehabilitación en el área clínica, pero asegura que no se siento identificada con el nombre que le pusieron cuando nació: Manuel, nombre de su papá,

No me gusta me siento muy rara. Nosotros nacimos de una forma, pero pienso que mis documentos no tienen nada que ver con el sexo que nací, porque nunca me he sentido hombre, desde mi infancia sentía que no coincidía con mi genitalidad, por así decirlo, es importante sentirme plena y segura al caminar por la vida con ésta apariencia y que al realizar un trámite y que griten el nombre con el que me pusieron en mi infancia y de repente que aparezca una mujerona, eso me hace sentir muy mal, me siento cohibida”,

Lo más importante es que no se nos discrimine tanto, la gran mayoría estamos preparadas, tenemos labor en lo social, pero muchas veces por ser transexuales se nos cierran las oportunidades, se nos deja fuera, por así decirlo, por cuestión del nombre, de la apariencia, entonces, es importante lo del cambio de identidad para poder sentirnos en plenitud a la hora de realizar un trámite o hacer otras cosas, o bien que se tomen medidas puesto que somos seres sociables, adaptables.

Lamenta que en la mayoría se mal etiqueten, porque piensan que por ser persona trans, deben de estar atrás de un restaurante lavando platos o en una cantina, no, al contrario, estamos en muchas partes, en muchas áreas sirviendo a la sociedad.

Urge que las personas trans, tengamos los mismos derechos, que no solamente se diga, sino que realmente se ejerzan, que se vea esa igualdad, que no nos juzguen por una apariencia, por una cultura o preceptos religiosos, que pongan a prueba nuestras capacidades

Emili Sixta, de Topolobampo, a sus 19 años, ha experimentado todo tipo de discriminaciones, por eso, dice que se debe de atacar el problema de racismo en todos los sentidos: abusos policiacos, no los quieren atender en los hospitales, pero sobre todo, en los empleos.

Estuve trabajando en DIF en el municipio de Ahome, me discriminaban, me ponían muchas trabas hasta que me sacaron, ahora estoy desempleada”.

También estaba estudiando sicología en la Universidad Autónoma de Occidente, pero también por los mismos problemas dejó de estudiar.

Las chicas como yo, se salen de las universidades porque no somos aceptadas por la vestimenta, por el nombre, por eso, es necesario que las autoridades implementen algo para que sigamos estudiando…somos seres humanos como cualquiera”, concluyó.




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