/ sábado 20 de febrero de 2021

“Mujer de madera”: la artesana del reciclado

Liliana Herrera le da una “segunda oportunidad” a los muebles viejos o piezas que son consideradas “basura”

Mazatlán, Sin. - Liliana Herrera decidió romper el molde de las artesanías tradicionales y utilizar materiales de reciclaje para crear sus diseños. Ella es una mujer innovadora. Desde hace tres años se ha dedicado a darle una nueva vida a las piezas de madera que son consideradas “basura”, tal es el caso de sobrantes de algún objeto o de muebles viejos.

Fue en el 2016 cuando la mujer originaria de la Ciudad de México empezó a estudiar carpintería en el Cecati, aquí en Mazatlán, y a partir del 19 de septiembre de 2019 comenzó a comercializar sus artesanías.

La Hidrobiología de profesión, quien ha trabajo por varios años en proyectos ambientales, se casó con un mazatleco y vive aquí desde hace 11 años, se puso a estudiar duro para darle un grado de dificultad a sus artesanías

Fue así como incursionó en el oficio de la carpintería, uno de los más antiguos del mundo, demostrando que no hay ningún terreno vedado para el sexo femenino y que pueden hacer las cosas tan bien como cualquier maestro que se precie de serlo.

"Toda mi vida me han gustado las manualidades y cuando llegué aquí a Mazatlán no tenía trabajo y busqué por mucho tiempo, no encontré y me puse a estudiar carpintería en el Cecati, durante tres años, porque uno está acostumbrado a hacer muchas cosas, pero mi línea siempre fueron las artesanías, manualidades aplicadas a la madera, de ahí salen creaciones que son infinitas".

Desde hace tres años se ha dedicado a darle una nueva vida a las piezas de madera que son consideradas basura. Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán


Siempre ha tenido habilidad y gusto por las manualidades, pues lo trae en la sangre, su papá era artesano de grabado en vidrio y desde ahí ella le empezaba a ayudar.

Por su formación profesional, tiene claro la importancia de la conservación del medio ambiente, así que siempre ha buscado la forma de reciclar, incluso aquellos objetos que veía tirados en la calle.

Comparte que al tomar el taller notó que mucha madera era desperdiciada, así que optó por reciclar eso que ya se consideraba “basura” y convertirla en piezas de utilidad para su hogar, como bancas, maceteros, libreros, porta lápices y tablas de cocina, algunos de ellos con coloridas pinturas ecológicas.

El taller lo tiene en su propia casa. Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

"La mayoría de los estudiantes era jubilados, ellos me empezaron a juntar sus restos que les sobraban de los muebles que hacían y de ahí empecé a usar todos, siempre me ha gustado reutilizar y luego ando de ‘pepenadora’ en las calles buscando lo que la gente tira, como marcos y cosas que todavía sirven, esa trasformación me gusta mucho, porque alguien ve basura, pero yo veo otra cosa, potencial", dice.

“En estos años he desarrollado muchas técnicas en manualidades y cosas decorativas, algunas aprendidas de manera autodidactas, como pintura, para dar esos acabados tipo vintage que están muy de moda; trato de dar modernidad y también hacer muchas renovaciones de muebles, que han sido un boom, las puertas se han convertido en mesas y las cabeceras de cama en sillones”.

Para Liliana todo tiene “otro uso”, así que es especialista en renovar objetos de madera que parecen inservibles, incluso ha creado obras elaboradas con cosas que no fueron desechadas, sino que pasaron a ser parte de una “alternativa” de negocio.

Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

En un comienzo, esto era para resolver las cosas de su hogar y decorar los espacios a su gusto. Todo lo que hace trata de que tenga una función, porque algo que sirve no se tira.

Fue así que empezó con todo lo pequeño y con las habilidades que fue tomando en la carpintería ha podido realizar renovaciones con cabeceras de cama, por ejemplo, al convertirlas en bancas; y aunque ha hecho algunos, los muebles no es su línea, porque tarda mucho tiempo, no tiene el espacio ni la herramienta necesaria.


Como he vivido mucho tiempo sola, siempre he sido de resolver, entre todo lo que ya sabía hacer, porque sé hacer muchas cosas, soy amante del hágalo usted mismo Liliana Herrera


Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

La emprendedora de 44 años de edad, actualmente tiene un pequeño taller en su casa, donde realiza todo el trabajo. Los pedidos por encargo empezaron a ser cada vez más usuales, por lo que se decidió a emprender su marca Tabli Chic, tienda en línea que empieza a tener éxito.

Su potencial de venta son las redes sociales, y ya ha enviado diversos artículos a Culiacán, Hermosillo, Puebla, Ciudad de México y Cancún. Su meta es llegar a tener un lugar para exhibir, pero por la pandemia del Covid-19 es complicado actualmente.

Te puede interesar: Jornaleros en el sur de Sinaloa: viven un “calvario”

Sin embargo, confía en que pronto pueda hacerlo, además de contratar a mujeres amas de casas, embarazadas y de la tercera edad, que forman parte de “ese sector vulnerable que nadie voltea a verlo”.

Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán


"Hay mucha gente con habilidades, ahorita ya estoy haciendo colaboraciones con mujeres que hacen costuras, yo no revendo su trabajo, yo pago por su trabajo, doy sus datos y vendemos algo en conjunto, en donde ganamos todos, también tengo una amiga que sabe bordar y voy a empezar hacer cosas con madera para que ponga haga sus bordados".






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Mazatlán, Sin. - Liliana Herrera decidió romper el molde de las artesanías tradicionales y utilizar materiales de reciclaje para crear sus diseños. Ella es una mujer innovadora. Desde hace tres años se ha dedicado a darle una nueva vida a las piezas de madera que son consideradas “basura”, tal es el caso de sobrantes de algún objeto o de muebles viejos.

Fue en el 2016 cuando la mujer originaria de la Ciudad de México empezó a estudiar carpintería en el Cecati, aquí en Mazatlán, y a partir del 19 de septiembre de 2019 comenzó a comercializar sus artesanías.

La Hidrobiología de profesión, quien ha trabajo por varios años en proyectos ambientales, se casó con un mazatleco y vive aquí desde hace 11 años, se puso a estudiar duro para darle un grado de dificultad a sus artesanías

Fue así como incursionó en el oficio de la carpintería, uno de los más antiguos del mundo, demostrando que no hay ningún terreno vedado para el sexo femenino y que pueden hacer las cosas tan bien como cualquier maestro que se precie de serlo.

"Toda mi vida me han gustado las manualidades y cuando llegué aquí a Mazatlán no tenía trabajo y busqué por mucho tiempo, no encontré y me puse a estudiar carpintería en el Cecati, durante tres años, porque uno está acostumbrado a hacer muchas cosas, pero mi línea siempre fueron las artesanías, manualidades aplicadas a la madera, de ahí salen creaciones que son infinitas".

Desde hace tres años se ha dedicado a darle una nueva vida a las piezas de madera que son consideradas basura. Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán


Siempre ha tenido habilidad y gusto por las manualidades, pues lo trae en la sangre, su papá era artesano de grabado en vidrio y desde ahí ella le empezaba a ayudar.

Por su formación profesional, tiene claro la importancia de la conservación del medio ambiente, así que siempre ha buscado la forma de reciclar, incluso aquellos objetos que veía tirados en la calle.

Comparte que al tomar el taller notó que mucha madera era desperdiciada, así que optó por reciclar eso que ya se consideraba “basura” y convertirla en piezas de utilidad para su hogar, como bancas, maceteros, libreros, porta lápices y tablas de cocina, algunos de ellos con coloridas pinturas ecológicas.

El taller lo tiene en su propia casa. Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

"La mayoría de los estudiantes era jubilados, ellos me empezaron a juntar sus restos que les sobraban de los muebles que hacían y de ahí empecé a usar todos, siempre me ha gustado reutilizar y luego ando de ‘pepenadora’ en las calles buscando lo que la gente tira, como marcos y cosas que todavía sirven, esa trasformación me gusta mucho, porque alguien ve basura, pero yo veo otra cosa, potencial", dice.

“En estos años he desarrollado muchas técnicas en manualidades y cosas decorativas, algunas aprendidas de manera autodidactas, como pintura, para dar esos acabados tipo vintage que están muy de moda; trato de dar modernidad y también hacer muchas renovaciones de muebles, que han sido un boom, las puertas se han convertido en mesas y las cabeceras de cama en sillones”.

Para Liliana todo tiene “otro uso”, así que es especialista en renovar objetos de madera que parecen inservibles, incluso ha creado obras elaboradas con cosas que no fueron desechadas, sino que pasaron a ser parte de una “alternativa” de negocio.

Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

En un comienzo, esto era para resolver las cosas de su hogar y decorar los espacios a su gusto. Todo lo que hace trata de que tenga una función, porque algo que sirve no se tira.

Fue así que empezó con todo lo pequeño y con las habilidades que fue tomando en la carpintería ha podido realizar renovaciones con cabeceras de cama, por ejemplo, al convertirlas en bancas; y aunque ha hecho algunos, los muebles no es su línea, porque tarda mucho tiempo, no tiene el espacio ni la herramienta necesaria.


Como he vivido mucho tiempo sola, siempre he sido de resolver, entre todo lo que ya sabía hacer, porque sé hacer muchas cosas, soy amante del hágalo usted mismo Liliana Herrera


Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán

La emprendedora de 44 años de edad, actualmente tiene un pequeño taller en su casa, donde realiza todo el trabajo. Los pedidos por encargo empezaron a ser cada vez más usuales, por lo que se decidió a emprender su marca Tabli Chic, tienda en línea que empieza a tener éxito.

Su potencial de venta son las redes sociales, y ya ha enviado diversos artículos a Culiacán, Hermosillo, Puebla, Ciudad de México y Cancún. Su meta es llegar a tener un lugar para exhibir, pero por la pandemia del Covid-19 es complicado actualmente.

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Sin embargo, confía en que pronto pueda hacerlo, además de contratar a mujeres amas de casas, embarazadas y de la tercera edad, que forman parte de “ese sector vulnerable que nadie voltea a verlo”.

Foto: Rolando Salazar │ El Sol de Mazatlán


"Hay mucha gente con habilidades, ahorita ya estoy haciendo colaboraciones con mujeres que hacen costuras, yo no revendo su trabajo, yo pago por su trabajo, doy sus datos y vendemos algo en conjunto, en donde ganamos todos, también tengo una amiga que sabe bordar y voy a empezar hacer cosas con madera para que ponga haga sus bordados".






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