Culiacán, Sin.- El consumo de la despensa básica aumentaba en casa de Ernestina y sus dos hijos por el confinamiento, pero los ingresos para sostenerse bajaban. Aunque trataba de ocultar que sentía una presión en su pecho por la preocupación de pagar las cuentas, no pudo ocultar por mucho la crisis que vivía, pues salud la orilló a tener que emprender un segundo empleo.
En Culiacán como en otras partes del mundo, la pandemia por Covid-19 impactó de manera económica y emocional. Algunas personas perdieron sus trabajos, algunos otros la cordura y en Sinaloa, por ejemplo, más de 23 mil perdieron la vida.
La familia Leyva Romero es sobreviviente del impacto del “bicho chino” y relatan para el Sol de Sinaloa, cómo fue resurgir desde las cenizas, “como el ave fénix”.
Fue hace tres meses, cuando la pandemia mantenía de color rojo a Sinaloa en el semáforo epidemiológico, cuando Ernestina Romero se sintiera agobiada por dos situaciones: el Covid-19 que contrajo junto con su hijo y la pausa de su segundo empleo que surgió del emprendimiento.
Sin embargo, ni las secuelas de coronavirus la hicieron tambalear, pues ella de la mano de su hijo Luis, lograron resurgir de esas dos crisis y, ahora, plasman su amor por el servicio y atención a la gente, en su negocio de alitas, boneless y hamburguesas.
Sentí que Dios me iba a soltar, pero con mucha fe, pudimos salvarnos.
Ernestina
“Mi papá me decía que jugara con mis “canicas”, con lo que yo sabía hacer para entonces tomar decisiones sobre mi futuro o, bien, sacarle provecho. Así lo he hecho durante toda mi vida, con la docencia y mi gusto por la cocina”, relata.
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Ernestina es maestra de educación especial y a la par, emprendía taquizas de fiestas y eventos; hasta que la pandemia cesó las fiestas y con ello su ingreso extra. Pero esto no fue lo más grave, ella y su hijo se infectaron de Covid-19 hace tres meses.
“Yo comencé a preocuparme cuando, por la misma ansiedad de estar encerrados, consumíamos el doble de la despensa básica. Además de pagar las cuentas de la luz, el agua e internet; yo ahorita estoy pagando la casa y, más recientemente, más de 20 mil pesos en reparación de mi carro. Todo se me juntó, pero gracias a Dios nos recuperamos”, manifiesta la docente.
La maestra es la jefa de su familia y ha tratado de inculcar a sus hijos la responsabilidad y la actitud de servicio, un reflejo de esto es su hijo mayor, Luis Leyva, quien le insistió para que emprendieran juntos “Lumatyn”, un servicio de comida rápida en su propia casa.
“Yo estuve trabajando en unos restaurantes cuando estuve viviendo en Mazatlán un tiempo, así que aprendí bien los procesos para realizar boneless, alitas, papas, dedos de queso y hamburguesas; por este motivo le dije a mi mamá que se animara, que emprendiéramos como ya lo hacía antes con su negocio de taquizas”, dice, Luis.
Después de unos días, Ernestina confió y comenzó a hacer una lista de necesidades para adecuar la parte trasera de su hogar, como una cocina en donde Luis es el chef.
“Mi hijo se ha mostrado muy comprometido y él ha sido quien ha administrado todo el negocio, yo le ayudo y le muestro mi respaldo y confianza, pero la idea ha sido de él. Ahora, gracias a Dios, hemos podido ir pagando los materiales que hemos adquirido, como las freidoras. Siento que fue una salvación y ya hasta está pensando Luis en poner un lugar físico ya que la pandemia termine o baje”, resaltó Ernestina.
Durante los dos meses que llevan ya trabajando, han ganado aceptación por sus vecinos. Luis explica que uno de los éxitos de Lumatyn, es que sirven más porciones que en los restaurantes populares de la ciudad y los procesos se han estado realizando de la manera más inocuas posibles.
Si usted desea probar los productos culinarios de Luis y la maestra Ernestina, puede acudir a Muy Volcán de Sanganguey #1184-B en el fraccionamiento Vista Terrazas, o llamar a Ernestina al 667 269 4690 para pedir el menú y ordenar a domicilio.
Los horarios son de viernes, sábado y domingo a partir de las 18:00 horas y hasta las 23:00, aunque aseguran que sus vecinos les han suplicado que vendan sus productos entre semana.
Ernestina da las gracias a las personas que han consumido en su negocio, al igual que su hijo e invita a los culichis a que no pierdan la fe ni la confianza en sus hijos.
“Es muy importante que alentemos a nuestros jóvenes. Estoy muy orgullosa de la iniciativa y manera de administrar de Luis. Yo quiero decirles que la fe es muy importante. No hay que perderla”, expresa.
Actualmente continúa dando clases a niños desde los seis grados de primaria, mientras que su hijo estudia la licenciatura de odontología.
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