/ sábado 16 de abril de 2022

Humberto, un becario extraviado en el vicio

Este joven cobra su beca de jóvenes construyendo el futuro pero por una situación de grave adicción no ha salido del infierno tan temido

Culiacán, Sin.- ¡Ya no puedo…ya no puedo!, exclama Humberto, quien con manos temblorosas se prepara “un viaje” como él llama a una de sus dotaciones de cristal o “foco” y que en ese momento la vierte en una bombilla para después inhalarla.

Humberto, un joven que se perdió en el vicio, primero consumía marihuana, pero se le dificultaba conseguirla por cara y el cristal, asegura, se lo venden en cualquier esquina y más barato.

Puedes leer:José, tres décadas después de la Operación Cóndor

El consumo de cristal o metanfetamina se ha incrementado en México en poco tiempo y es muy popular entre los jóvenes.

Desgraciadamente como todas las sustancias psicoactivas, la metanfetamina afecta al sistema nervioso central, ya que es una droga estimulante. El consumo habitual del cristal llega a crear una fuerte dependencia física y psicológica en la persona que la consume.

De acuerdo a la Sociedad Educadora AC, en Sinaloa la droga que más se consume es el cristal que alcanzó un 41 por ciento, seguido de la marihuana y cocaína.

Foto: Irene Medrano Villanueva | El Sol de Sinaloa

Los consumidores crónicos pueden presentar síntomas que pueden incluir ansiedad intensa, confusión, insomnio, fluctuación del estado de ánimo y comportamiento violento.

No ha logrado salir

Este último padecimiento, es lo que Humberto está presentando de manera constante, por ello, él mismo ha pedido ayuda.

“Ya no puedo, ya no puedo, lo último que hice fue pegarle a mi madre, porque no puedo contener mi violencia, tengo miedo de volver a hacerlo, ella, ya no quiere saber nada de mí, sólo una hermana es la que me está apoyando….quiero salir de esto”, dice.

-¿Por qué no has logrado salir, si estás consciente del daño que te haces y haces a los demás?

-Por falta de voluntad, además los “dealers” –persona que le vende el cristal-, no te sueltan, te acosan y ante la necesidad que sientes de consumirla caes fácilmente.

Humberto era un estudiante como cualquier muchacho sano, estudiaba la carrera de ingeniería, una vez que salió a divertirse, le ofrecieron marihuana, la primera vez lo hizo por la insistencia de sus compañeros y curiosidad, luego, para no quedar mal, cada vez que salía de farra la consumía, hasta que ya se le hizo un vicio que no podía sostenerlo, lo que dice, lo convirtió en ratero y por supuesto en “nini” al dejar los estudios.

“No me alcanza lo de la beca, porque cuando me llega el apoyo consumo más… Me avergüenzo, pero he robado para comprar el vicio, después ya no tenía quienes me la dotaban me la empezaron a negar, no encontraba quien me la surtiera, hasta que un dealers me ofreció el cristal…”

Apoyos en beca

Detalla que hace dos años una diputada lo apoyó para que recibiera la beca y que ahora le llegan cada mes más de cinco mil pesos.

La beca Jóvenes construyendo el futuro consta de un salario mínimo y Humberto se “empleó” en una empresa para hacerse acreedor a la beca, pero luego, luego se salió y la beca la sigue recibiendo.

-¿Cuánto cuesta una porción?

-A según, dependiendo de lo que compre, me dan una astillita, a veces, cincuenta pesos y eso me dura todo el día.

Dice que cuando la consume se siente súper bien, pero después, su cuerpo se la va pidiendo y la empieza a consumir con mayor frecuencia y en mayores cantidades.

Humberto describe que antes de consumir el cristal, era un hombre robusto, ha bajado más de 30 kilos porque asegura que además de que se le dificulta conseguir el dinero para la droga, con 50 pesos que compre de cristal que le dura todo el día, le quita el hambre y se ahorra las tres comidas.

Otro problema al que se enfrenta, es conseguir los utensilios para calentarla, como son focos, aluminio y en menor medida las cucharas de metal.

“Me gusta más ingerirla en foco porque es más rápido el efecto”, señala.

Humberto quiere dejar esta vida, su hermana lo está apoyando, pero siente que se va a enfadar porque él no tiene fuerza de voluntad, por más que a diario lo intente, vuelve a caer.

Rehabilitación deficiente

“Hace unos años me llevaron a un centro de esos de ayuda, pero en lugar de ayudarte, te hacen sentir peor a como llegas. Primero fue contra mi voluntad, desde el primer día recibí malos tratos y tortura, los alimentos en descomposición, me humillaban y el lugar estaba sucio, había hasta ratas”.

Posteriormente, hace cerca de tres meses, cuando golpeó a su mamá, sus hermanos y madre lo corrieron de la casa, sólo una hermana se apiado y le prometió ayudarlo, ahora sí con su anuencia lo llevó a un “anexo”.

Recuerda que al recibirlos, su hermana platicó la situación en la que se encontraba y de ahí se agarraron para su supuesta rehabilitación.

“Si te mueres, no más te vamos a tirar por ahí, porque tú mamá no quiere saber nada de ti, ya nos pidió que si no te portas bien ya sabes lo que te va a pasar. En verdad creí que iba a morir ahí, que me habían abandonado”, recuerda.

Durante dos meses y medio sufrió maltrato físico y psicológico inhumano.

“Recuerdo que todo el tiempo me decían que era repulsivo y no valía nada, porque había golpeado a quien uno debe de querer y respetado y le daban de golpes mientras le repetían lo que le había hecho a su madre.

Finalmente se escapó y su hermana lo volvió a encontrar en la calle, ahora, con el apoyo de otras personas, ha ido a ver otros centros a ver cómo los tratan, para que se dé cuenta que no todos son iguales para que se decida.

“La verdad, yo sigo aterrado. Le tengo miedo a los centros de rehabilitación, pero más miedo tengo de seguir en las drogas, porque estoy dañando a la gente….”

Culiacán, Sin.- ¡Ya no puedo…ya no puedo!, exclama Humberto, quien con manos temblorosas se prepara “un viaje” como él llama a una de sus dotaciones de cristal o “foco” y que en ese momento la vierte en una bombilla para después inhalarla.

Humberto, un joven que se perdió en el vicio, primero consumía marihuana, pero se le dificultaba conseguirla por cara y el cristal, asegura, se lo venden en cualquier esquina y más barato.

Puedes leer:José, tres décadas después de la Operación Cóndor

El consumo de cristal o metanfetamina se ha incrementado en México en poco tiempo y es muy popular entre los jóvenes.

Desgraciadamente como todas las sustancias psicoactivas, la metanfetamina afecta al sistema nervioso central, ya que es una droga estimulante. El consumo habitual del cristal llega a crear una fuerte dependencia física y psicológica en la persona que la consume.

De acuerdo a la Sociedad Educadora AC, en Sinaloa la droga que más se consume es el cristal que alcanzó un 41 por ciento, seguido de la marihuana y cocaína.

Foto: Irene Medrano Villanueva | El Sol de Sinaloa

Los consumidores crónicos pueden presentar síntomas que pueden incluir ansiedad intensa, confusión, insomnio, fluctuación del estado de ánimo y comportamiento violento.

No ha logrado salir

Este último padecimiento, es lo que Humberto está presentando de manera constante, por ello, él mismo ha pedido ayuda.

“Ya no puedo, ya no puedo, lo último que hice fue pegarle a mi madre, porque no puedo contener mi violencia, tengo miedo de volver a hacerlo, ella, ya no quiere saber nada de mí, sólo una hermana es la que me está apoyando….quiero salir de esto”, dice.

-¿Por qué no has logrado salir, si estás consciente del daño que te haces y haces a los demás?

-Por falta de voluntad, además los “dealers” –persona que le vende el cristal-, no te sueltan, te acosan y ante la necesidad que sientes de consumirla caes fácilmente.

Humberto era un estudiante como cualquier muchacho sano, estudiaba la carrera de ingeniería, una vez que salió a divertirse, le ofrecieron marihuana, la primera vez lo hizo por la insistencia de sus compañeros y curiosidad, luego, para no quedar mal, cada vez que salía de farra la consumía, hasta que ya se le hizo un vicio que no podía sostenerlo, lo que dice, lo convirtió en ratero y por supuesto en “nini” al dejar los estudios.

“No me alcanza lo de la beca, porque cuando me llega el apoyo consumo más… Me avergüenzo, pero he robado para comprar el vicio, después ya no tenía quienes me la dotaban me la empezaron a negar, no encontraba quien me la surtiera, hasta que un dealers me ofreció el cristal…”

Apoyos en beca

Detalla que hace dos años una diputada lo apoyó para que recibiera la beca y que ahora le llegan cada mes más de cinco mil pesos.

La beca Jóvenes construyendo el futuro consta de un salario mínimo y Humberto se “empleó” en una empresa para hacerse acreedor a la beca, pero luego, luego se salió y la beca la sigue recibiendo.

-¿Cuánto cuesta una porción?

-A según, dependiendo de lo que compre, me dan una astillita, a veces, cincuenta pesos y eso me dura todo el día.

Dice que cuando la consume se siente súper bien, pero después, su cuerpo se la va pidiendo y la empieza a consumir con mayor frecuencia y en mayores cantidades.

Humberto describe que antes de consumir el cristal, era un hombre robusto, ha bajado más de 30 kilos porque asegura que además de que se le dificulta conseguir el dinero para la droga, con 50 pesos que compre de cristal que le dura todo el día, le quita el hambre y se ahorra las tres comidas.

Otro problema al que se enfrenta, es conseguir los utensilios para calentarla, como son focos, aluminio y en menor medida las cucharas de metal.

“Me gusta más ingerirla en foco porque es más rápido el efecto”, señala.

Humberto quiere dejar esta vida, su hermana lo está apoyando, pero siente que se va a enfadar porque él no tiene fuerza de voluntad, por más que a diario lo intente, vuelve a caer.

Rehabilitación deficiente

“Hace unos años me llevaron a un centro de esos de ayuda, pero en lugar de ayudarte, te hacen sentir peor a como llegas. Primero fue contra mi voluntad, desde el primer día recibí malos tratos y tortura, los alimentos en descomposición, me humillaban y el lugar estaba sucio, había hasta ratas”.

Posteriormente, hace cerca de tres meses, cuando golpeó a su mamá, sus hermanos y madre lo corrieron de la casa, sólo una hermana se apiado y le prometió ayudarlo, ahora sí con su anuencia lo llevó a un “anexo”.

Recuerda que al recibirlos, su hermana platicó la situación en la que se encontraba y de ahí se agarraron para su supuesta rehabilitación.

“Si te mueres, no más te vamos a tirar por ahí, porque tú mamá no quiere saber nada de ti, ya nos pidió que si no te portas bien ya sabes lo que te va a pasar. En verdad creí que iba a morir ahí, que me habían abandonado”, recuerda.

Durante dos meses y medio sufrió maltrato físico y psicológico inhumano.

“Recuerdo que todo el tiempo me decían que era repulsivo y no valía nada, porque había golpeado a quien uno debe de querer y respetado y le daban de golpes mientras le repetían lo que le había hecho a su madre.

Finalmente se escapó y su hermana lo volvió a encontrar en la calle, ahora, con el apoyo de otras personas, ha ido a ver otros centros a ver cómo los tratan, para que se dé cuenta que no todos son iguales para que se decida.

“La verdad, yo sigo aterrado. Le tengo miedo a los centros de rehabilitación, pero más miedo tengo de seguir en las drogas, porque estoy dañando a la gente….”

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