/ sábado 10 de octubre de 2020

Historia de una invasión: Las batallas de Verónica

Luego de salvarse de un matrimonio violento, ahora trata de salir adelante con sus hijas

Culiacán, Sin. - Tiene voz de sargento. De esos sargentos que han estado a cargo de pelotones en guerras difíciles y que han salido de estas con cicatrices, pero bien librados.

Verónica ha quedado a cargo de una escuadra ahora: sus cuatro hijas y un hijo, quienes la siguieron cuando decidió dejar el campo minado en el que se convirtió su matrimonio, allá en una sindicatura de Navolato, poblada de la violencia del narcotráfico.

Ahora se planta para defender su vida y la de su escuadra, para defender su patrimonio y la dignidad que le corresponde en la colonia Ampliación Bicentenario. Ella, a diferencia de los miles de personas que viven a este lado de Culiacán, no llegó por trabajo o porque de plano no había dinero y no le quedó más que fincar en terreno irregular.

Verónica decidió exiliarse de su matrimonio porque esa guerra ya no era digna de pelear y, como buena sargento, supo cuando era necesario retirarse. Así, desde hace cinco años, pasó de vivir en Villa Juárez, Navolato, a la ampliación Bicentenario en Culiacán.

Carencias y exilio

“Me vine para estar segura porque no me dejaba en paz nunca. Me vine y ya, haga de cuenta que ya se murió. Ya no supe de él. Luego mis hijos me siguieron y aquí estamos juntos, cada quien en su techito pero en el mismo terreno y ustedes dirán, que vivimos en la precariedad pero para nosotros es todo lo que nos ha costado”, expresa Verónica.

Ahora trabaja en el relleno sanitario de la ciudad, y busca que sus hijas e hijo no se queden en el conformismo. Tiene 46 años de edad, pero no se le nota.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

Tiene una actitud jovial y enérgica que muchos veinteañeros envidiarían.

A mí me gusta trabajar, además que no queda de otra, pero tirarse a la flojera eso no es bueno. Uno tiene que buscarle si no, ¿quién te va a dar?

Verónica

Su ex pareja no sólo la violentaba físicamente, sino que además le impedía trabajar, o salir de casa pues, sus celos obsesivos y el querer controlar la vida de Verónica, convirtió su hogar en un martirio del que un día decidió salir.

Vieras cómo he trabajado. Hasta los domingos salgo, desde la mañana hasta antes de que cale el sol y si se puede en la tarde pues también.

Verónica


Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

Con esa actitud se quitó la incertidumbre y emprendió su vida en Culiacán, aunque al principio no se animaba. Le fue difícil salir de la violencia doméstica, pues pensaba de qué manera iba a sostener su vida y la de sus hijos porque ella nunca había trabajado en nada, su marido no la dejaba trabajar.

Aferrarse a un patrimonio

“Cuando uno se sale de donde está comienza a preguntarse cómo le va hacer, pero mira, con fe todo se puede. Cuando yo llegué aquí no tenía nada. Es más cuando llegamos de Villa Juárez, rentamos un tiempo de la Alameda pero estaba muy caro. Era pagar la renta o comer y pues ya supimos que aquí (ampliación Bicentenario) estaban repartiendo terrenos y empezamos a venir a procurarlo”, relata.

Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

Puedes leer: Clausura Profepa relleno sanitario ilegal en Ahome

Ella todavía recuerda ese proceso, que fue muy burocrático y exhausto, por lo que pide que no la saquen de su hogar, de su terreno y su techito de lámina porque para Verónica representa las batallas. Sus batallas.

“Dijeras tú: mira cómo viven y en dónde viven. Pero vieras qué tranquilos estamos y cómo hemos batallado para tenerlo. Pero con fe todo se puede. Puro pa´delante que para tras ya sufrimos bastante y todavía me quedan fuerzas para chingarle” asegura.

El único temor que de repente se asoma en la fortaleza de Verónica, es que algún gobierno le quite su patrimonio, su monumento de luchas.


Lee más aquí

Culiacán, Sin. - Tiene voz de sargento. De esos sargentos que han estado a cargo de pelotones en guerras difíciles y que han salido de estas con cicatrices, pero bien librados.

Verónica ha quedado a cargo de una escuadra ahora: sus cuatro hijas y un hijo, quienes la siguieron cuando decidió dejar el campo minado en el que se convirtió su matrimonio, allá en una sindicatura de Navolato, poblada de la violencia del narcotráfico.

Ahora se planta para defender su vida y la de su escuadra, para defender su patrimonio y la dignidad que le corresponde en la colonia Ampliación Bicentenario. Ella, a diferencia de los miles de personas que viven a este lado de Culiacán, no llegó por trabajo o porque de plano no había dinero y no le quedó más que fincar en terreno irregular.

Verónica decidió exiliarse de su matrimonio porque esa guerra ya no era digna de pelear y, como buena sargento, supo cuando era necesario retirarse. Así, desde hace cinco años, pasó de vivir en Villa Juárez, Navolato, a la ampliación Bicentenario en Culiacán.

Carencias y exilio

“Me vine para estar segura porque no me dejaba en paz nunca. Me vine y ya, haga de cuenta que ya se murió. Ya no supe de él. Luego mis hijos me siguieron y aquí estamos juntos, cada quien en su techito pero en el mismo terreno y ustedes dirán, que vivimos en la precariedad pero para nosotros es todo lo que nos ha costado”, expresa Verónica.

Ahora trabaja en el relleno sanitario de la ciudad, y busca que sus hijas e hijo no se queden en el conformismo. Tiene 46 años de edad, pero no se le nota.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

Tiene una actitud jovial y enérgica que muchos veinteañeros envidiarían.

A mí me gusta trabajar, además que no queda de otra, pero tirarse a la flojera eso no es bueno. Uno tiene que buscarle si no, ¿quién te va a dar?

Verónica

Su ex pareja no sólo la violentaba físicamente, sino que además le impedía trabajar, o salir de casa pues, sus celos obsesivos y el querer controlar la vida de Verónica, convirtió su hogar en un martirio del que un día decidió salir.

Vieras cómo he trabajado. Hasta los domingos salgo, desde la mañana hasta antes de que cale el sol y si se puede en la tarde pues también.

Verónica


Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

Con esa actitud se quitó la incertidumbre y emprendió su vida en Culiacán, aunque al principio no se animaba. Le fue difícil salir de la violencia doméstica, pues pensaba de qué manera iba a sostener su vida y la de sus hijos porque ella nunca había trabajado en nada, su marido no la dejaba trabajar.

Aferrarse a un patrimonio

“Cuando uno se sale de donde está comienza a preguntarse cómo le va hacer, pero mira, con fe todo se puede. Cuando yo llegué aquí no tenía nada. Es más cuando llegamos de Villa Juárez, rentamos un tiempo de la Alameda pero estaba muy caro. Era pagar la renta o comer y pues ya supimos que aquí (ampliación Bicentenario) estaban repartiendo terrenos y empezamos a venir a procurarlo”, relata.

Foto: Archivo │ El Sol de Sinaloa

Puedes leer: Clausura Profepa relleno sanitario ilegal en Ahome

Ella todavía recuerda ese proceso, que fue muy burocrático y exhausto, por lo que pide que no la saquen de su hogar, de su terreno y su techito de lámina porque para Verónica representa las batallas. Sus batallas.

“Dijeras tú: mira cómo viven y en dónde viven. Pero vieras qué tranquilos estamos y cómo hemos batallado para tenerlo. Pero con fe todo se puede. Puro pa´delante que para tras ya sufrimos bastante y todavía me quedan fuerzas para chingarle” asegura.

El único temor que de repente se asoma en la fortaleza de Verónica, es que algún gobierno le quite su patrimonio, su monumento de luchas.


Lee más aquí

Policiaca

Fuerte choque en carretera a Imala deja como saldo un herido

Ocurrió en la zona comercial entre el Nuevo Hospital General y el fraccionamiento Floresta

Local

¿Cuánto cuesta celebrar una fiesta en el Parque 87? Esto es lo que sabemos

El área de juegos mecánicos está disponible para los juegos mecánicos