/ lunes 27 de mayo de 2019

¡He decidido mi final...!: Leobardo Cuevas

Leo con cáncer pulmonar tiene poco tiempo de vida y ha decido acogerse a la Ley Voluntad Anticipada en la CDMX

Culiacán, Sin. ¡Nunca me imaginé decidir mi final…! señala Leobardo Cuevas, quien a menos de un año de perder a su padre por cáncer de próstata y todavía sin haber digerido del todo la partida de su progenitor, hoy Leo ha sido diagnosticado de cáncer pulmonar.


Los médicos le han dado menos tiempo de vida que a su padre.


Estoy resignado, ya puse mi vida en orden, ahora sólo espero que Dios se apiade de mí. Soy creyente y por eso he dado el paso de la Voluntad Anticipada. Me adelanto a no permitir que los que me quieren y aman sufran a mi lado, quiero que me recuerden como siempre fui: un hombre alegre que amó la vida en todas sus formas y maneras.

Leo


Recuerda que cuando su papá vivía en Culiacán, uno de sus amigos lo invitó a una conferencia que impartió “Déjalos ir con amor”.


“Eso me sirvió mucho. Creo que me humanizó, vi partir a mi padre, me dolió, pero estuve resignado, su dolor era más grande que mi deseo de que estuviera conmigo y lo dejé ir en paz”.


Cuando le diagnosticaron el cáncer pulmonar ya estaba muy avanzado, nuevamente su amigo Antonio lo acompañó a tratarse a la Ciudad de México. Él investigó sobre la Ley de Voluntad Anticipada, porque en Culiacán no está legislada, entonces no se puede aplicar.


Recordó que en la Ciudad de México después de que recibió quimioterapia, ahí mismo, su amigo que no lo abandona nunca, lo acompañó al médico y junto con su esposa le hablaron de que estaban en el lugar indicado porque en la capital del país está aprobada la Ley de Voluntad Anticipada, lo convencieron y lo apoyaron para que tomara sus propias decisiones.


“Estoy en un hospital recibiendo los Cuidados Paliativos, porque es parte del acompañamiento en estos casos. Me apoyan profesionales de diversas áreas, médicos, enfermeras, sicólogos, trabajadores sociales, y tanatólogos, que me están dando el apoyo integral”, explica.


Leobardo es un hombre alto, bien parecido, aunque el cáncer lo está acabando lentamente. Su color es transparente, labios resecos y las pupilas hundidas, pero eso no basta para que su cara refleje tranquilidad y una enorme paz interior.


“Solo estoy medicado para no tener dolor; he platicado con mi familia –ex esposa y dos hijos. Es divorciado-.


También lee: Positiva la nueva inversión para pueblos mágicos


“Les he pedido que no alarguemos el sufrimiento, y esto es para todos, no solo para mí, creo que es dejar de ser egoísta de ambas partes”, señala y advierte que no se atrevería a dar una recomendación a nadie, “es lo último que haría, pero es lo más apropiado. Morir como tú quieres, sin dejar sufrimiento, desgaste físico, económico entre los que te amaron… es un acto de amor”.


Juliana, esposa de su amigo y doctora, lo acompaña durante la entrevista y explica que la familia de Leo y ellos mismos han cursado talleres sobre tanatología.


“No es fácil acercarse a la familia para decirle que deje morir al hombre del que un día se enamoró y que le dio dos hijos o a los hijos que aman a su padre; en esta profesión te enseñan que se debe luchar para salvar la vida, pero hay ocasiones que no se puede más y eso es lo que me pasa en estos momentos…”, señala Juliana.


Explicaron que el hospital donde están recibiendo el apoyo y parte de su capacitación, les ha mostrado a la familia y al paciente que hay esta posibilidad de no alargar el dolor.


“La Voluntad Anticipada trata de eso, no es fácil pero en muchas ocasiones es lo más viable”, dice resignado.


“Es una tarea difícil porque es hacer cambiar la forma de ver la vida y la muerte a toda una sociedad, sobre todo cuando se vive una situación de salud, lo ideal es que desde que estamos sanos analicemos cómo queremos vivir si llegáramos a tener un diagnóstico fatal como el mío”, indica.


Se escucha tranquilo, pero no deja de tener un tonillo de angustia, de no saber qué va a pasar mañana.


“Cuando se diagnostica una enfermedad terminal, no solo te tratan los síntomas físicos, también la parte emocional, que implica entender y resignarte que ya pronto partirás y que al final del camino Él te recibirá amoroso…”, concluye.



En la Ciudad de México está aprobada la Ley de Voluntad Anticipada.




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Culiacán, Sin. ¡Nunca me imaginé decidir mi final…! señala Leobardo Cuevas, quien a menos de un año de perder a su padre por cáncer de próstata y todavía sin haber digerido del todo la partida de su progenitor, hoy Leo ha sido diagnosticado de cáncer pulmonar.


Los médicos le han dado menos tiempo de vida que a su padre.


Estoy resignado, ya puse mi vida en orden, ahora sólo espero que Dios se apiade de mí. Soy creyente y por eso he dado el paso de la Voluntad Anticipada. Me adelanto a no permitir que los que me quieren y aman sufran a mi lado, quiero que me recuerden como siempre fui: un hombre alegre que amó la vida en todas sus formas y maneras.

Leo


Recuerda que cuando su papá vivía en Culiacán, uno de sus amigos lo invitó a una conferencia que impartió “Déjalos ir con amor”.


“Eso me sirvió mucho. Creo que me humanizó, vi partir a mi padre, me dolió, pero estuve resignado, su dolor era más grande que mi deseo de que estuviera conmigo y lo dejé ir en paz”.


Cuando le diagnosticaron el cáncer pulmonar ya estaba muy avanzado, nuevamente su amigo Antonio lo acompañó a tratarse a la Ciudad de México. Él investigó sobre la Ley de Voluntad Anticipada, porque en Culiacán no está legislada, entonces no se puede aplicar.


Recordó que en la Ciudad de México después de que recibió quimioterapia, ahí mismo, su amigo que no lo abandona nunca, lo acompañó al médico y junto con su esposa le hablaron de que estaban en el lugar indicado porque en la capital del país está aprobada la Ley de Voluntad Anticipada, lo convencieron y lo apoyaron para que tomara sus propias decisiones.


“Estoy en un hospital recibiendo los Cuidados Paliativos, porque es parte del acompañamiento en estos casos. Me apoyan profesionales de diversas áreas, médicos, enfermeras, sicólogos, trabajadores sociales, y tanatólogos, que me están dando el apoyo integral”, explica.


Leobardo es un hombre alto, bien parecido, aunque el cáncer lo está acabando lentamente. Su color es transparente, labios resecos y las pupilas hundidas, pero eso no basta para que su cara refleje tranquilidad y una enorme paz interior.


“Solo estoy medicado para no tener dolor; he platicado con mi familia –ex esposa y dos hijos. Es divorciado-.


También lee: Positiva la nueva inversión para pueblos mágicos


“Les he pedido que no alarguemos el sufrimiento, y esto es para todos, no solo para mí, creo que es dejar de ser egoísta de ambas partes”, señala y advierte que no se atrevería a dar una recomendación a nadie, “es lo último que haría, pero es lo más apropiado. Morir como tú quieres, sin dejar sufrimiento, desgaste físico, económico entre los que te amaron… es un acto de amor”.


Juliana, esposa de su amigo y doctora, lo acompaña durante la entrevista y explica que la familia de Leo y ellos mismos han cursado talleres sobre tanatología.


“No es fácil acercarse a la familia para decirle que deje morir al hombre del que un día se enamoró y que le dio dos hijos o a los hijos que aman a su padre; en esta profesión te enseñan que se debe luchar para salvar la vida, pero hay ocasiones que no se puede más y eso es lo que me pasa en estos momentos…”, señala Juliana.


Explicaron que el hospital donde están recibiendo el apoyo y parte de su capacitación, les ha mostrado a la familia y al paciente que hay esta posibilidad de no alargar el dolor.


“La Voluntad Anticipada trata de eso, no es fácil pero en muchas ocasiones es lo más viable”, dice resignado.


“Es una tarea difícil porque es hacer cambiar la forma de ver la vida y la muerte a toda una sociedad, sobre todo cuando se vive una situación de salud, lo ideal es que desde que estamos sanos analicemos cómo queremos vivir si llegáramos a tener un diagnóstico fatal como el mío”, indica.


Se escucha tranquilo, pero no deja de tener un tonillo de angustia, de no saber qué va a pasar mañana.


“Cuando se diagnostica una enfermedad terminal, no solo te tratan los síntomas físicos, también la parte emocional, que implica entender y resignarte que ya pronto partirás y que al final del camino Él te recibirá amoroso…”, concluye.



En la Ciudad de México está aprobada la Ley de Voluntad Anticipada.




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