Culiacán, Sin.- Ellas son amas de casa, un trabajo rudo e invisible en sociedad, pero que día a día cambia la rutina para luchar e impedir que el virus pase a las cuatro paredes del hogar. Así, en la casa de Rosario Gastélum González, de 51 años, el ritmo de vida cambia a diario, lo mismo que para su esposo, sus dos hijos de 17 y 16 años y sus dos sobrinos, quienes por cuestiones laborables de sus papás están al cuidado de su ahora segunda familia.
Otro miembro importante que está bajo su resguardo es su madre, quien a finales de abril sufrió un accidente y para brindarle la atención que requiere actualmente está viviendo con ella.
En este Día de las Madres será atípico, pero a Rosario no le importa recibir regalos o no ir a comer a restaurantes; en esta ocasión, lo más importante es que todos están en buenas condiciones de salud, juntos y listos para seguir luchando contra el coronavirus.
Rosario es consciente de las consecuencias que puede provocar el Covid-19, esa enfermedad que nadie vio venir y que algunos siguen incrédulos con la noticia. No importa lo agotador, las acciones de prevención con la limpieza de su hogar de triplican, los productos que compra del supermercado y los protocolos a seguir cuando llegan a salir de casa, ella está dispuesta a sacar otro brazo y otro escudo para proteger a sus seres amados.
LA FAENA DIARIA
Cada día de la contingencia, ya sin tener en mente el día exacto que es, la casa entra en acción desde las 6:00 horas, cuando Rosario se levanta a cumplir con el cuidado de su mamá, su principal objetivo de protección durante esta pandemia, al ser una mujer de 73 años que forma parte del grupo más vulnerable del coronavirus. Sacando de esta manera su otro rol de enfermera, madre, hija y ama de casa, todo al mismo tiempo.
Es a las 8:00 cuando por decisión de ella, sus dos hijos se despiertan para atender sus obligaciones de la escuela, con la idea de no descuidar su reloj biológico para cuando todo regrese de cierto modo a la normalidad. Además de que ahora es su hija quien cuida a sus sobrinos, al tener Rosario la responsabilidad de atender a su madre, con los múltiples medicamentos que tiene que tomar para su salud, la preparación de sus alientos y su cuidado en casa.
Sus labores como ama de casa no se dejan de lado y todos los días es quien prepara los alimentos, lava ropa y todos los deberes que esto conlleva, pero que al no salir de casa, es también una oportunidad para bajar su estrés, al estar toda la familia sana y salva en su hogar.
Hago lo miso que hacía, barrer, trapear, lavar baños, lo que hace toda una ama de casa, es limpiar cocina, lavar losa, cocinar, preparar postres, eso sí, hago más comidas que antes no hacía por falta de tiempo, las que son más laboriosas Rosario Gastélum González
Aún y cuando reconoce que ella y su esposo han tomado la decisión de tomar las precauciones necesarias para no infectarse, no quita el hecho de que es una mujer “light” al no estresarse en estos días que han sido críticos para cientos de personas y que en su caso, ha sido la clave para tener un mejor control en su hogar.
SIN ESTRÉS
Yo no me estreso, como que acepto que esa es mi responsabilidad y yo lo hago y lo hago con gusto, no lo hago de mala gana, yo no me explico cómo hay personas que dicen que están enfadada de estar en su casa, yo todavía hasta el día de hoy, te puedo decir que un día no me he enfadado Rosario Gastélum González
Eso sí, las acciones que se aumentaron y poco a poco se han convertido en un hábito es la desinfección de todos los productos que compran en el supermercado o en la tienda, ya que de uno por uno son lavados con agua y jabón en la cochera de la casa, para que al pasarlos a la cocina se guarden y cuando sean utilizados, de nuevo se limpian para tener mayor seguridad.
Agotador no se me hace, lo que se me hace es que reseca mucho las manos, estártela lavando, por ejemplo, si agarro una bolsa para echar la basura, echo la basura y me lavo las manos, o sea yo si he exagerado con la lavandera de manos porque una no sabe, dicen que en el plástico duran muchos días el virus, entonces al tocar una bolsa o si agarro el litro de aceite, digo a lo mejor un día que me trajeron algo de la tienda y no lo lavé y no vaya a ser Rosario Gastélum González
Al haber niños en la casa, la señora Rosario, sin importar que parezca exagerado y teniendo en mente la salud de sus sobrinitos, cada uno de los alimento que se compran en la tienda como sabritas, galletas, dulces o pan, se lava la bolsa y el producto se pone en un recipiente lavado para que coman los pequeños.
Hemos cambiado muchas costumbres que no teníamos, porque quien iba a lavar una bolsa de sabritas para comérselo y nosotros desde que está la contingencia si lo hacemos, todo eso yo decía yo no lo voy hacer, pero si salgo a la cochera, cada tantos días le echo cloro con agua, lavo la banqueta, toda la esquina y la cochera, más si mi mamá va salir, si la voy a sacar a su silla de ruedas para acá, limpio todo, pero aquí tengo antes de la puerta mi charolita con agua y jabón con una esponja y ahí le lavo los huaraches y es cada que salgo a la tienda o saco la basura Rosario Gastélum González
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Al ser indispensable el comprar alimento, un cambio más que generó esta contingencia es que el súper se hace ahora a través de una aplicación, al principio con cierta incertidumbre, pero ahora con la confianza de que la compra es segura, acción que inició cuando se decretó la fase tres y el riesgo de contagio es aún mayor.
UNA PELEA DISCRETA
Así como Rosario, en miles de hogares sinaloenses las mamás pelean para que no entre el coronavirus a las casas.
FESTEJO SOBRIO
Este Día de las Madres muchas familias se preparan para recordar de puertas adentro y con sana distancia, a la “reina del hogar”.
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