Culiacán, Sin.- Le llaman “El Rústico”. Desde que era pequeño quería ser cantante. Dedicar su vida al arte no lo supuso como lo que es hoy en día. Es pintor, oficio para el que se suele tener destreza con las manos. Sin embargo, este artista lo realiza de una forma diferente.
Con la ayuda de su único brazo, Jesús Ángel Hernández Vázquez pone todo en orden, hace la mezcla de pintura y prepara su bastidor para comenzar a plasmar su arte.
Al nacer, una enfermera manipuló inadecuadamente su brazo derecho, provocándole atrofia muscular. Fue a los 19 años que le diagnosticaron cáncer y tuvieron que amputarle el brazo izquierdo. Hoy se ha enseñado a pintar con la boca.
El “Rústico”, originario de Navolato, con 39 años de edad, relata que tener un solo brazo y con casi nula movilidad. No lo limita para salir adelante, ni mucho menos para crear arte con sus pinturas, algo que comenzó como parte de su terapia de rehabilitación.
Desde que era pequeño soñaba con ser cantante y pisar grandes escenarios, pues el escuchar un disco del cantautor Nelson Ned, hizo que a la edad de cinco años se apasionara por la música.
“El primer recuerdo mío es a Nelson Ned cantando y yo dije quiero ser cantante. Pero cuando entré al kínder mi papá, por su trabajo, me llevó al museo de las Artes de Sinaloa en Culiacán; y a esa edad yo miré las pinturas y me gustaron mucho las pinturas, pero mi plan no era ser pintor. Mi plan era ser cantante, voy a tener mucho dinero y voy a comprarme muchas pinturas para mí”, mencionó.
Toda su infancia se desempeñó como cualquier otro niño, pues a pesar de haber nacido con atrofia muscular no se sentía una persona discapacitada, pues podía realizar la mayoría de las cosas con su brazo izquierdo sin la necesidad de depender de alguien más.
Al cursar la secundaria, recuerda que ya tenía definido qué iba a estudiar. Sí, música. Pero reconoce que entró a una etapa de su vida rebelde, como cualquier adolescente, y las malas decisiones lo llevaron a abandonar sus estudios y por ende, dejar de seguir sus sueños de ser cantante.
ADVERSIDADES
A la edad de 19 años, Jesús Ángel fue diagnosticado con cáncer de huesos en su brazo izquierdo y no hubo más remedio que amputarlo. Ante esa situación dependía únicamente de su mamá.
“Desde niño me navegué con la mano izquierda. Sorprendente cuando la gente se enteraba que me habían cortado el brazo decían ¡le cortaron el bracito malo! Y la gente, ¡No! el bueno”, expresa.
El motor para salir adelante siempre fue su mamá y su hijo, comparte que, a pesar de haber perdido una extremidad, nunca se sintió deprimido, al contrario, entendió que tenía que trabajar más, para poder lograr lo que de niño se había planteado.
“En cuestión de depresión, nunca me he deprimido por no tener un brazo ni tener el otro así como lo tengo. Más bien, a veces se deprime uno por cosas que no tienen ni chiste”, citó.
TERAPIA
Como terapia y con el fin de que no cayera en depresión, la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie (APBP), le envió unas postales de cómo poder pintar con la boca y sin necesidad de usar las manos, ya que comenta, que de pequeño también le gustaba la pintura y dibujar, más no lo aplicaba.
Un día, uno de sus sobrinos le pidió que le hiciera un dibujo y lo hizo con un lápiz en la boca. Desde entonces se empezó a capacitar y a aprender técnicas de pintura.
“Una vez un sobrino mío me dijo que le dibujara un Winnie Pooh y como yo se lo dibujé con la mano, él quedó contento pero a mi no me gustó nada. Y yo si algo tengo es que soy muy perfeccionista, entonces lo intenté con el lápiz en la boca. Hice unos 20 hasta que me gustó. Pero lo más curioso es que el Winnie Pooh que dibujé y que ya me había gustado un muchacho me lo compró. Lo vendí en 50 pesos, tenía años sin ganar un peso y fui a comprar un refresco y mi madre dice ¿quién te compró ese refresco? Y le dije yo lo compré, con mi sueldo”, recordó mientras soltaba una carcajada.
LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL
Por azares del destino, Hernández Vázquez, aseveró que encontró su amor por la pintura, no obstante, decidió tomar un curso en el taller del pintor Ernesto Ríos, recurso que le costó mucho trabajo conseguir, pero lo recaudó.
“Una amiga me presentó a una trabajadora de la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie, entonces me dijo tú tienes todo para pertenecer a la asociación deberías meter papeles. Me dijeron te van a dar un sueldo de equis cantidad y dije entonces puedo recaudar el sueldo para inscribirme en el taller de Ernesto Ríos”, dijo.
Para el año 2015 revela que ya pintaba de una manera más artística, pues a raíz de sus nociones e inventos, además del apoyo de un curso, logró realizar grandes pinturas y las que consideraba más difíciles.
Reveló que la misma asociación le abrió las puertas para hoy en día brindar clases de artística en diferentes escuelas de Navolato, situación que jamás imaginó.
Actualmente sus pinturas han rebasado sus propios límites, algunas pinturas han llegado a Suiza, Estados Unidos y a otros Estados de la República.
Jesús Ángel dice que cada pintura le puede tomar desde una hora o incluso hasta tres días elaborarla, dependiendo la complejidad o inspiración del mismo.
“Yo solo les digo sigan sus sueños. Sobre todo cuando alguien les diga que no pueden, no les hagan caso, porque a mí me dijeron que no podía y durante años lo creí, por eso me tardé tanto en llegar aquí. Por eso cuando alguien te dice que no puedes, no le hagas caso, te está echando mentiras”, concluyó.
Lee más aquí ⬇
