/ sábado 21 de septiembre de 2019

El buen samaritano ,¡Aquí vivimos de la misericordia de Dios!

En cuartos de cartón techadas con lonas y ramas viven 30 ancianos enfermos y abandonados por familiares y autoridades

Culiacán, Sin.- ¡Nadie nos ampara más que Dios…! exclama Jorge Castillo quien con desesperación levanta a un anciano para que no se le moje.

Mientras los culiacanenses hablan de las intensas lluvias que está dejando Lorena y se alegran de que sus casas están a salvo, pero acá por el oriente, rumbo a la Sanalona en la colonia Villas del Real, 30 seres humanos padecen enfermedades, hambre, pobreza…y las inclemencias del tiempo que dejó devastado el lugar.

En la casa hogar “El Buen Samaritano” donde viven seres humanos abandonados por su familia, han pasado las de Caín por los chubascos que han caído en Culiacán. Durante la primera lluvia de Lorena, se hacían montoncito para guarecerse, el viento y la lluvia los golpeaba.

Los cuartos hechos de cartón, madera, techados con lonas y ramas parecían que el viento los desprendería de cuajo y los ancianitos acurrucados y desprotegidos vieron pasar el diluvio y la realidad los hizo llorar: estaban desamparados, sin que nadie se apiade de ellos.

Quince cuartos de cartón solo uno semi terminado con techo de lámina donde están los enfermos en viejos camastros que alguna vez sirvieron como camas en hospitales, descansan con piernas ulceradas, ciegos, llagados y sin la esperanza de que alguien se apiade y les ofrezca por lo menos un paliativo, porque la verdad, esa vida no es para ellos…son seres humanos.

Jorge Castillo, quien los cuida, dice que están desamparados de todo a todo y que la ayuda que les llega de la sociedad no les alcanza porque las necesidades son muchas y las autoridades hacen mutis, y cada vez que pueden se defienden diciendo que esa es una asociación religiosa, “como si por creer en Dios, estos seres humanos no tuvieran necesidades”, grita.

VISITA DE CORTESÍA

Relata que el secretario de Salud Efrén Encinas Torres los visitó hace como dos meses y solo quedó en una visita de cortesía.

“Pensamos que iba a haber algún tipo de apoyo, sí trajeron dos brigadas médicas, el seguro popular, nos dijeron que a siete les faltaban sus documentos como es el acta de nacimiento, quedaron de que iban a buscar la ayuda correspondiente y no hicieron nada, todo se quedó en trámites”, lamenta.

Ancianos abandonados, diabéticos, desnutridos, taciturnos, algunos callados, tal parece que perdieron la memoria, o no quieren recordar que fueron abandonados como muebles viejos, viven casi de milagro, porque otro problema natural son las altas temperaturas, donde tienen que aguantar arriba de los 40 grados lo que provoca que se deshidraten, que tengan enfermedades estomacales y que muchas veces, van a parar al hospital.


Vemos con tristeza que a nuestros gobiernos de Sinaloa no les preocupa las gentes adultas y menos las que están abandonadas, lo único que recibimos del DIF es una despensa al mes, no más Jorge Castillo


¡La verdad, es frustrante ver estas condiciones…! dice mientras ayuda a una persona a voltearse porque tiene la espalda baja toda llagada.

“La único que logramos cuando estuvo el secretario de Salud aquí es que no nos cortaran el agua porque debemos 63 mil pesos, fue lo único que puedo decir que hizo por nosotros”, señala.

MUCHA NECESIDAD

Destaca que una de las prioridades de esta casa hogar es conseguir materiales para construcción para mantener a los ancianos en mejores condiciones.

“Queremos hacer un cuartito de seis por doce, para que estén en mejores condiciones, tenemos viejitos que no pueden ni levantarse para ir al baño”, dice.

En esta casa hogar, hay ancianos de más de ochenta años, muchos con sentido del humor, otros se encuentran con fuertes depresiones.

Por ejemplo, Juanito llora mucho, quizá por su soledad, tiene depresión y cada vez que uno se dirige a él, su recibimiento es el desgarrador llanto que estruja, que duele y que penetra el alma.

El más grande es el serrucho quien por su desnutrición y problemas estomacales fue a dar al hospital ya que durante la tormenta estaba muy delicado.

“Anoche se retorcía, me decía, ya no puedo… y fue necesario hospitalizarlo”.

También José Luis, Alfonso , Antonio y Guadalupe –estos dos últimos no ven– y otros tantos, conviven entre gallinas, gatos, perros, porque “ellos no nos desprecian, son nuestros fieles compañeros”, dicen.

Hacinados en cuartuchos, algunos en catres, y otros en el suelo entre cobijas viejas ven consumirse su vida, porque saben que en cualquier momento la convivencia puede acabar. En este año han fallecido tres ancianos.

“Estamos preparados para irnos con Dios. Aquí nos consolamos, nos alimentamos del cariño que nos tenemos”, dicen.

Te puede interesar: Marta Benítez, una artesana valiente de Culiacán

Cabe aclarar que algunos –muy pocos–, a pesar de su avanzada edad, pasito a pasito, salen a la calle en busca de ayuda, como Gabriel quien pese a tener pie diabético, donde las heridas le supuran, cargando un par de cables eléctricos se va al mercado de abastos a ofrecer sus servicios, porque él en sus años mozos fue mecánico.

Sin un médico de planta, Jorge Castillo con su pobre experiencia los cura, les da medicamentos que les recetan cuando acuden al hospital, pero ninguno tiene un expediente médico que respalde su tratamiento.

Ellos necesitan tener sus últimos días en un ambiente digno, porque, repito, son seres humanos que se encuentran en estado de dejadez, algunos fueron olvidados por sus hijos, dejándolos en el peor de los abandonos.

¡Vivimos nomás por la misericordia de Dios! Dice orgulloso, José Luis

¿Los vamos a

dejar solos?

Para ayudar a estos adultos mayores, puede comunicarse al teléfono 6672540919. La Casa del Buen Samaritano se encuentra en la calle Reina Isabel, esquina principal, colonia Villas del Real.



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Culiacán, Sin.- ¡Nadie nos ampara más que Dios…! exclama Jorge Castillo quien con desesperación levanta a un anciano para que no se le moje.

Mientras los culiacanenses hablan de las intensas lluvias que está dejando Lorena y se alegran de que sus casas están a salvo, pero acá por el oriente, rumbo a la Sanalona en la colonia Villas del Real, 30 seres humanos padecen enfermedades, hambre, pobreza…y las inclemencias del tiempo que dejó devastado el lugar.

En la casa hogar “El Buen Samaritano” donde viven seres humanos abandonados por su familia, han pasado las de Caín por los chubascos que han caído en Culiacán. Durante la primera lluvia de Lorena, se hacían montoncito para guarecerse, el viento y la lluvia los golpeaba.

Los cuartos hechos de cartón, madera, techados con lonas y ramas parecían que el viento los desprendería de cuajo y los ancianitos acurrucados y desprotegidos vieron pasar el diluvio y la realidad los hizo llorar: estaban desamparados, sin que nadie se apiade de ellos.

Quince cuartos de cartón solo uno semi terminado con techo de lámina donde están los enfermos en viejos camastros que alguna vez sirvieron como camas en hospitales, descansan con piernas ulceradas, ciegos, llagados y sin la esperanza de que alguien se apiade y les ofrezca por lo menos un paliativo, porque la verdad, esa vida no es para ellos…son seres humanos.

Jorge Castillo, quien los cuida, dice que están desamparados de todo a todo y que la ayuda que les llega de la sociedad no les alcanza porque las necesidades son muchas y las autoridades hacen mutis, y cada vez que pueden se defienden diciendo que esa es una asociación religiosa, “como si por creer en Dios, estos seres humanos no tuvieran necesidades”, grita.

VISITA DE CORTESÍA

Relata que el secretario de Salud Efrén Encinas Torres los visitó hace como dos meses y solo quedó en una visita de cortesía.

“Pensamos que iba a haber algún tipo de apoyo, sí trajeron dos brigadas médicas, el seguro popular, nos dijeron que a siete les faltaban sus documentos como es el acta de nacimiento, quedaron de que iban a buscar la ayuda correspondiente y no hicieron nada, todo se quedó en trámites”, lamenta.

Ancianos abandonados, diabéticos, desnutridos, taciturnos, algunos callados, tal parece que perdieron la memoria, o no quieren recordar que fueron abandonados como muebles viejos, viven casi de milagro, porque otro problema natural son las altas temperaturas, donde tienen que aguantar arriba de los 40 grados lo que provoca que se deshidraten, que tengan enfermedades estomacales y que muchas veces, van a parar al hospital.


Vemos con tristeza que a nuestros gobiernos de Sinaloa no les preocupa las gentes adultas y menos las que están abandonadas, lo único que recibimos del DIF es una despensa al mes, no más Jorge Castillo


¡La verdad, es frustrante ver estas condiciones…! dice mientras ayuda a una persona a voltearse porque tiene la espalda baja toda llagada.

“La único que logramos cuando estuvo el secretario de Salud aquí es que no nos cortaran el agua porque debemos 63 mil pesos, fue lo único que puedo decir que hizo por nosotros”, señala.

MUCHA NECESIDAD

Destaca que una de las prioridades de esta casa hogar es conseguir materiales para construcción para mantener a los ancianos en mejores condiciones.

“Queremos hacer un cuartito de seis por doce, para que estén en mejores condiciones, tenemos viejitos que no pueden ni levantarse para ir al baño”, dice.

En esta casa hogar, hay ancianos de más de ochenta años, muchos con sentido del humor, otros se encuentran con fuertes depresiones.

Por ejemplo, Juanito llora mucho, quizá por su soledad, tiene depresión y cada vez que uno se dirige a él, su recibimiento es el desgarrador llanto que estruja, que duele y que penetra el alma.

El más grande es el serrucho quien por su desnutrición y problemas estomacales fue a dar al hospital ya que durante la tormenta estaba muy delicado.

“Anoche se retorcía, me decía, ya no puedo… y fue necesario hospitalizarlo”.

También José Luis, Alfonso , Antonio y Guadalupe –estos dos últimos no ven– y otros tantos, conviven entre gallinas, gatos, perros, porque “ellos no nos desprecian, son nuestros fieles compañeros”, dicen.

Hacinados en cuartuchos, algunos en catres, y otros en el suelo entre cobijas viejas ven consumirse su vida, porque saben que en cualquier momento la convivencia puede acabar. En este año han fallecido tres ancianos.

“Estamos preparados para irnos con Dios. Aquí nos consolamos, nos alimentamos del cariño que nos tenemos”, dicen.

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Cabe aclarar que algunos –muy pocos–, a pesar de su avanzada edad, pasito a pasito, salen a la calle en busca de ayuda, como Gabriel quien pese a tener pie diabético, donde las heridas le supuran, cargando un par de cables eléctricos se va al mercado de abastos a ofrecer sus servicios, porque él en sus años mozos fue mecánico.

Sin un médico de planta, Jorge Castillo con su pobre experiencia los cura, les da medicamentos que les recetan cuando acuden al hospital, pero ninguno tiene un expediente médico que respalde su tratamiento.

Ellos necesitan tener sus últimos días en un ambiente digno, porque, repito, son seres humanos que se encuentran en estado de dejadez, algunos fueron olvidados por sus hijos, dejándolos en el peor de los abandonos.

¡Vivimos nomás por la misericordia de Dios! Dice orgulloso, José Luis

¿Los vamos a

dejar solos?

Para ayudar a estos adultos mayores, puede comunicarse al teléfono 6672540919. La Casa del Buen Samaritano se encuentra en la calle Reina Isabel, esquina principal, colonia Villas del Real.



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