/ sábado 30 de mayo de 2020

El amor de padre todo lo vence

El papá de un doctor contagiado en la línea de combate habla de sus sentimientos encontrados

Culiacán, Sin.- ¡Mi hijo es un torón… está venciendo el Covid él solo…! dice feliz el profesor Javier Valdez, quien a sus casi 80 años, lamenta no poder estar cerca de él y de sus nietos a quien tanto ama, porque él vive en confinamiento, su hijo en la soledad dándole la batalla al Covid-19 y los pequeños aislados también en otro lugar luchando contra el virus.

Su hijo, un médico internista que combatía la pandemia, fue contagiado, y ahora está en el total aislamiento, desde lejos se ven a diario.

“Hola, papá, estoy bien. ¿Cómo están ustedes?”, es la frase que más le gusta escuchar a don Javier y que le calma su agitado corazón, después del miedo que vive a diario, porque sabe que el contagio pudiera caer en cualquiera de su familia.

Esas gotitas de amor sustituyen el abrazo mutuo que ambos desean en estos momentos, pero que un océano de distancia los separa porque el calor familiar fue reemplazado por un celular.

Este es un testimonio, no una radiografía de lo que sienten los familiares de todos los médicos. Es, acaso, una instantánea de lo que está pasando ahora, cuando aumentan los números y se conocen casos de médicos contagiados por el Covid-19 en el estado y en el país.

Orgulloso de sus cinco hijos, todos médicos, habla atropelladamente, no quisiera que se le pasara ninguna frase, ningún adjetivo para describir cada pasaje de la vida de sus hijos, pero se detiene al referirse de su primogénito Javier Eduardo Valdez Limón, un médico que se entregó a sus pacientes, contrajo el virus y contagió a sus dos hijos.

LA HISTORIA

Son los médicos y enfermeras en la primera línea de combate al Covid-19, pero la familia dónde queda, porque igual se exponen al contagio, a la discriminación, a la angustia, a la zozobra y al miedo de la muerte, por lo tanto también son héroes

Si bien es cierto que sus vástagos ya son adultos, para el profe siguen siendo sus chiquitos, los que lo necesitan, los que ama y quisiera estar en los momentos más difíciles de cada uno, como es el caso de su primogénito.

Mi hijo es Médico Internista y Geriatra, siempre le ha gustado estar al frente de los que más lo necesitan, trabaja en el Issste, por las noches está en terapia intensiva los lunes, miércoles y viernes. En el Hospital General atiende en consulta; los sábados y domingos en el Seguro Social de Costa Rica, entonces no sabemos en dónde se contagió.

Javier Valdez


Relata que él vive el confinamiento en medio de la angustia, porque su hijo al contagiarse se recluyó solo en su casa tratándose él mismo.

Me dijo que quería estar en su casa, “porque el día que se contagió otro médico cayó conmigo, se fue a una clínica particular y murió. Si curo a otros pacientes, por qué yo no me voy a tratar y él se está medicando solo, además trata a sus hijos que viven como a 500 metros de donde está. Todos los días, entreabren la puerta y les deja los medicamentos que les prescribe porque sus dos hijos son niños especiales y ellos son muy vulnerables, por eso le tienen que poner mayor atención en todos los aspectos”.

Indica que él fue el último en enterarse de que su hijo y sus nietos estaban enfermos.

Me lo querían ocultar, mis hijos me tienen bien encerradito porque además de tener la vejez encima, soy diabético y asmático.

Javier Valdez

La angustia y el estrés que puede sentir su hijo, como otros enfermos, es una situación que el profesor Javier conoce bien. Cada vez que conversa con su hijo intenta siempre darle un mensaje positivo y de ánimo para elevar su moral que puede verse vulnerada por su enfermedad, por la preocupación de sus hijos que tanto ama.

Las palabras comienzan a salir entrecortadas: “Cuando hablo con él trato de no transmitirle el miedo que yo tengo. Pero sí siento mucho, mucho miedo”, comenta.

“Mi hijo es tremendo profesional, valiente y solidario. Es un médico de verdad. Me siento muy orgulloso y esperanzado de que todo esto va a pasar”, asegura con convicción y un dejo de ilusión.

EL MEDIO NECESITA OXÍGENO

Recuerda que cuando se enteró, sintió que la vida se le acababa, “no Dios mío, ya perdí un hijo, no quiero perder otro, porque para mí por lo que he oído el Covid es sinónimo de muerte, por eso estoy muy contento de que me dio la noticia de que ya se va a dar de alta”.

Afable cariñoso, habla con entusiasmo al saber que su hijo ya va de salida, pero insiste que fueron días de angustia.

Yo a diario voy a verlo de lejos, me paro en el calle, platico con él por teléfono y me retiro reconfortado porque lo veo bien, le puso muchas ganas porque su mayor preocupación eran sus hijos, es un hombre muy bueno, si se pusiera a concurso, el ganaría el primer lugar como padre, porque siempre ha estado al pie del cañón por ellos, día y noche no importa que no estén juntos.

Javier Valdez

Dice que sus hijos: dos médicos generales, un gastroenterólogo y un dentista, junto con él se han turnado para apoyarlo, porque para ellos, lo más importante es la familia.

Por la noche yo le llevo la cena, le llamo que ya llegó su comida, se la pongo en el cofre del carro, me retiro y platicamos largo rato. Mi angustia y miedo era cuando lo veía cansado, agitado, incluso un día estaba muy malito, mi esposa hace poco falleció y se quedó un tanque de oxígeno, lo llené y fui a dejárselo. Estaba tan mal que incluso, fueron por él para hospitalizarlo, no aceptó y ahora gracias a Dios ya pasó lo más difícil.

Mario Valdez

-¿Ante esta epidemia y la obligación de los médicos de tratar a los pacientes, incluso sin equipo de protección, se arrepiente que todos sus hijos sean doctores?

-No, al contrario, me siento orgulloso de su entrega, de su amor por su profesión. Querían ser maestros como su padre, pero yo les pedí que escogieran cualquier carrera, menos la mía.

Explica los motivos por los que él nunca quiso que fueran maestros a pesar de que amaba su carrera, no quería que ellos se fueran a decepcionar.

Amo ser maestro, es lo que más me ha gustado, fue mi vocación, además de que me preparé, sin embargo, nunca pasé de ser un maestro de aula, nunca logré una dirección, pese a que yo les daba cursos a los futuros directores, nunca logré un acenso porque yo era maestro, no político.

Javier Valdez

Para él siempre sus grandes amores, fueron su familia y sus alumnos y para ello, se preparó, tenía dos turnos y por la noche también daba clases en un colegio particular.

Trabajé mucho para que mis hijos fueran profesionistas, me sentí orgulloso cuando mi hija Lupita se inscribió en medicina, ahora trabaja es médica y si volvieran a nacer y me dijeran que quieren se médicos, con mucho gusto los volvería apoyar…

Javier Valdez

Dice que Javier Eduardo está dando la batalla y que pronto volverá a seguir atendiendo a sus pacientes, mientras él seguirá orando y contando las horas para saber que será otro día en el que todo salió bien para los médicos y para la humanidad…

Trabajé mucho para que mis hijos fueran profesionistas, me sentí orgulloso cuando mi hija Lupita se inscribió en medicina.

Javier Valdez, Maestro

5

Son los hijos que tiene don Javier y todos ellos se dedican al ramo de la medicina.

EL PERSONAJE

A sus casi 80 años, este profesor jubilado se mantiene activo y con la memoria lúcida.



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Culiacán, Sin.- ¡Mi hijo es un torón… está venciendo el Covid él solo…! dice feliz el profesor Javier Valdez, quien a sus casi 80 años, lamenta no poder estar cerca de él y de sus nietos a quien tanto ama, porque él vive en confinamiento, su hijo en la soledad dándole la batalla al Covid-19 y los pequeños aislados también en otro lugar luchando contra el virus.

Su hijo, un médico internista que combatía la pandemia, fue contagiado, y ahora está en el total aislamiento, desde lejos se ven a diario.

“Hola, papá, estoy bien. ¿Cómo están ustedes?”, es la frase que más le gusta escuchar a don Javier y que le calma su agitado corazón, después del miedo que vive a diario, porque sabe que el contagio pudiera caer en cualquiera de su familia.

Esas gotitas de amor sustituyen el abrazo mutuo que ambos desean en estos momentos, pero que un océano de distancia los separa porque el calor familiar fue reemplazado por un celular.

Este es un testimonio, no una radiografía de lo que sienten los familiares de todos los médicos. Es, acaso, una instantánea de lo que está pasando ahora, cuando aumentan los números y se conocen casos de médicos contagiados por el Covid-19 en el estado y en el país.

Orgulloso de sus cinco hijos, todos médicos, habla atropelladamente, no quisiera que se le pasara ninguna frase, ningún adjetivo para describir cada pasaje de la vida de sus hijos, pero se detiene al referirse de su primogénito Javier Eduardo Valdez Limón, un médico que se entregó a sus pacientes, contrajo el virus y contagió a sus dos hijos.

LA HISTORIA

Son los médicos y enfermeras en la primera línea de combate al Covid-19, pero la familia dónde queda, porque igual se exponen al contagio, a la discriminación, a la angustia, a la zozobra y al miedo de la muerte, por lo tanto también son héroes

Si bien es cierto que sus vástagos ya son adultos, para el profe siguen siendo sus chiquitos, los que lo necesitan, los que ama y quisiera estar en los momentos más difíciles de cada uno, como es el caso de su primogénito.

Mi hijo es Médico Internista y Geriatra, siempre le ha gustado estar al frente de los que más lo necesitan, trabaja en el Issste, por las noches está en terapia intensiva los lunes, miércoles y viernes. En el Hospital General atiende en consulta; los sábados y domingos en el Seguro Social de Costa Rica, entonces no sabemos en dónde se contagió.

Javier Valdez


Relata que él vive el confinamiento en medio de la angustia, porque su hijo al contagiarse se recluyó solo en su casa tratándose él mismo.

Me dijo que quería estar en su casa, “porque el día que se contagió otro médico cayó conmigo, se fue a una clínica particular y murió. Si curo a otros pacientes, por qué yo no me voy a tratar y él se está medicando solo, además trata a sus hijos que viven como a 500 metros de donde está. Todos los días, entreabren la puerta y les deja los medicamentos que les prescribe porque sus dos hijos son niños especiales y ellos son muy vulnerables, por eso le tienen que poner mayor atención en todos los aspectos”.

Indica que él fue el último en enterarse de que su hijo y sus nietos estaban enfermos.

Me lo querían ocultar, mis hijos me tienen bien encerradito porque además de tener la vejez encima, soy diabético y asmático.

Javier Valdez

La angustia y el estrés que puede sentir su hijo, como otros enfermos, es una situación que el profesor Javier conoce bien. Cada vez que conversa con su hijo intenta siempre darle un mensaje positivo y de ánimo para elevar su moral que puede verse vulnerada por su enfermedad, por la preocupación de sus hijos que tanto ama.

Las palabras comienzan a salir entrecortadas: “Cuando hablo con él trato de no transmitirle el miedo que yo tengo. Pero sí siento mucho, mucho miedo”, comenta.

“Mi hijo es tremendo profesional, valiente y solidario. Es un médico de verdad. Me siento muy orgulloso y esperanzado de que todo esto va a pasar”, asegura con convicción y un dejo de ilusión.

EL MEDIO NECESITA OXÍGENO

Recuerda que cuando se enteró, sintió que la vida se le acababa, “no Dios mío, ya perdí un hijo, no quiero perder otro, porque para mí por lo que he oído el Covid es sinónimo de muerte, por eso estoy muy contento de que me dio la noticia de que ya se va a dar de alta”.

Afable cariñoso, habla con entusiasmo al saber que su hijo ya va de salida, pero insiste que fueron días de angustia.

Yo a diario voy a verlo de lejos, me paro en el calle, platico con él por teléfono y me retiro reconfortado porque lo veo bien, le puso muchas ganas porque su mayor preocupación eran sus hijos, es un hombre muy bueno, si se pusiera a concurso, el ganaría el primer lugar como padre, porque siempre ha estado al pie del cañón por ellos, día y noche no importa que no estén juntos.

Javier Valdez

Dice que sus hijos: dos médicos generales, un gastroenterólogo y un dentista, junto con él se han turnado para apoyarlo, porque para ellos, lo más importante es la familia.

Por la noche yo le llevo la cena, le llamo que ya llegó su comida, se la pongo en el cofre del carro, me retiro y platicamos largo rato. Mi angustia y miedo era cuando lo veía cansado, agitado, incluso un día estaba muy malito, mi esposa hace poco falleció y se quedó un tanque de oxígeno, lo llené y fui a dejárselo. Estaba tan mal que incluso, fueron por él para hospitalizarlo, no aceptó y ahora gracias a Dios ya pasó lo más difícil.

Mario Valdez

-¿Ante esta epidemia y la obligación de los médicos de tratar a los pacientes, incluso sin equipo de protección, se arrepiente que todos sus hijos sean doctores?

-No, al contrario, me siento orgulloso de su entrega, de su amor por su profesión. Querían ser maestros como su padre, pero yo les pedí que escogieran cualquier carrera, menos la mía.

Explica los motivos por los que él nunca quiso que fueran maestros a pesar de que amaba su carrera, no quería que ellos se fueran a decepcionar.

Amo ser maestro, es lo que más me ha gustado, fue mi vocación, además de que me preparé, sin embargo, nunca pasé de ser un maestro de aula, nunca logré una dirección, pese a que yo les daba cursos a los futuros directores, nunca logré un acenso porque yo era maestro, no político.

Javier Valdez

Para él siempre sus grandes amores, fueron su familia y sus alumnos y para ello, se preparó, tenía dos turnos y por la noche también daba clases en un colegio particular.

Trabajé mucho para que mis hijos fueran profesionistas, me sentí orgulloso cuando mi hija Lupita se inscribió en medicina, ahora trabaja es médica y si volvieran a nacer y me dijeran que quieren se médicos, con mucho gusto los volvería apoyar…

Javier Valdez

Dice que Javier Eduardo está dando la batalla y que pronto volverá a seguir atendiendo a sus pacientes, mientras él seguirá orando y contando las horas para saber que será otro día en el que todo salió bien para los médicos y para la humanidad…

Trabajé mucho para que mis hijos fueran profesionistas, me sentí orgulloso cuando mi hija Lupita se inscribió en medicina.

Javier Valdez, Maestro

5

Son los hijos que tiene don Javier y todos ellos se dedican al ramo de la medicina.

EL PERSONAJE

A sus casi 80 años, este profesor jubilado se mantiene activo y con la memoria lúcida.



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