/ sábado 4 de abril de 2020

Don Pancho, un marisquero en resistencia a la contingencia sanitaria

Después de 51 años, aunque la sociedad le ha dado la espalda, él sigue en su carreta con sus tres fieles clientes

Culiacán, Sin.- “Estamos aguantando lo que venga”, dice Don Pancho , un hombre de 70 años y por lo tanto en situación de vulnerabilidad en este tiempo.

Por décadas se ha dedicado a vender mariscos en su carreta ubicada en el corazón de Culiacán, en un contexto histórico mundial que parece no tener fin: “la pandemia del Covid-19", mejor conocido como coronavirus, la enfermedad que se ha afectado a más de un millón de personas a nivel mundial.

En los últimos días, las calles de la capital sinaloense lucen cada vez más diferente; por minutos se ve el mismo ritmo de cientos de personas transitando por cada una de las esquinas y por otros, un vacío ensordecedor que no deja escapar el pensamiento de la crisis que se vive en la salud y en la economía.

Siendo ahora también los protagonistas los pequeños comerciantes que todos los días se instalan en las banquetas con las pocas ganas de obtener unos pesos para poder comer y no contagiarse.

Foto: Jesús Verdugo │El Sol de Sinaloa


UNA HISTORIA DE “AGUANTE”

Desde 1969, la carreta de Don Pancho se pone en la esquina de la Avenida Donato Guerra y calle Ángel Flores, contra esquina de la iglesia “El Santuario”, en donde ahora en emergencia sanitaria a nivel nacional, son pocas las almas que se ven transitando por esa calle. El tramo que comúnmente pasaban decenas de camiones y estudiantes de todas las edades, sobre todo de preparatoria, está solo la mayor parte del día.

“Ahora con el anuncio está mal en donde sea, ni gente hay, me vengo para no quedarme en mi casa enfadándome”, reconoce con resignación el marisquero que ya tiene cinco décadas en la misma esquina.

Ahora con máximo tres clientes por jornada, la cual empieza desde las 10:00 horas y finaliza a las 17:00 horas, tiempo en el que la melancolía no desaparece al recordar los años dorados en el que toda la gente se daba cita en la carreta de Don Pancho para degustar unos mariscos frescos por allá en los años 70.

Don Pancho, quien presume que no sufre de ninguna enfermedad a sus 70 años, ni una simple gripa, pone en duda la veracidad de las noticias del coronavirus, al decirse que son los adultos mayores los más vulnerables a contagiarse y él que sale todos los días desde las 5:00 de la mañana de su casa para ganar unos cuantos pesos, no ha sentido malestares en su salud.

Siempre con su distintivo uniforme, una gorra color blanco, cubre su cabello canoso, una camisa del mismo color y un pantalón de vestir, espera la llegada de un cliente en su carreta que apenas tiene unos cuantos botes de cátsup, salsas, vajilla y dos hieleras que guarda cada vez “menos, menos, menos productos.”


Ahorita no hay ganancias, ya está mal todo el tiempo, antes era una aglomerada, se vendía por mucho, porque no había tanto marisquero en los años 70 cuando era joven y bello Don Pancho


Recuerda Don Pancho, agregando que ahora a sus 70 años ya no tiene el mismo carburador. Destinando el dinero ganado “pa lo que alcance”, unos frijoles y unas tortillas para él y su esposa.

Las horas siguen pasando y los primeros y únicos tres clientes del día llegan listos para degustar los mariscos que tienen años comiendo en una esquina más del centro. Todos también ya de la tercera edad, quienes tuvieron la dicha de ver los mariscos “Don Pancho” en su mayor resplandor y que ahora regresan para no olvidar esos recuerdos y apoyar a su viejo amigo.

NO HAY PLAN PARA PANCHO

En caso de que las autoridades lo lleguen a obligar a dejar de trabajar al formar parte de la población más vulnerable para el contagio del coronavirus, el marisquero reafirma con tono de burla que lo hará únicamente si gobierno lo mantiene para pagar los servicios públicos y las comidas para él y su mujer, que siempre lo espera en casa.

Su única protección es su confianza en su salud física, sin ninguna medida como cubrebocas, eso sí, no faltan sus seis botes de cerveza para que se le “corra el virus, aunque se enoje la mujer, no le hace, y ahí estamos echándole ganas”.

Es la primera vez que le toca vivir en un contexto que detiene casi por completo la rutina de millones de personas, pero que al no haber mal que dura 100 y quien lo aguante, como dice el dicho, cree firmemente en que la crisis pasará y será superado por las personas, ya que todos se tienen que mover para poder comer, como dicta el sistema.

Se ha llegado a criticar la forma en el que el actual gobierno federal está tomando las medidas de “prevención y protección” del coronavirus, en comparación con otros países, siendo el presidente, Andrés Manuel López Obrador, el principal funcionario en la lupa. Aspecto que Don Pancho ignora al poner su total confianza en el mandatario federal, al ser una persona que considera “no es nada tonto”.

El mensaje que toma cada vez más fuerza en algunas personas que siguen a López Obrador, es que el problema no es tan grave como dicen o quieren hacer creer los medios de comunicación y las redes sociales, en donde al haber un presidente que anda saludando a toda la gente como si nada y se pasea en la sierra, significa que el riesgo no es mayor. O eso es lo que leen algunas personas de la tercera edad.

Te puede interesar: Crónicas de Ambulancia : La humanidad de Jesús Domínguez

Don Pancho, es un trabajador más que ante la expectativa del coronavirus y el contagio, seguirá saliendo a las calles para conseguir dinero para mantener a su familia, en una carreta de mariscos que no dejará de operar hasta que su cuerpo ya no dé para más.


Ahora con el anuncio está mal en donde sea, ni gente hay, me vengo para no quedarme en mi casa enfadándome

Don Pancho, Marisquero

SIN APOYOS

El pequeño empresario dice que no tiene apoyos de parte de gobierno durante esta contingencia nacional, por lo que sobrevive con sus tres clientes



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Culiacán, Sin.- “Estamos aguantando lo que venga”, dice Don Pancho , un hombre de 70 años y por lo tanto en situación de vulnerabilidad en este tiempo.

Por décadas se ha dedicado a vender mariscos en su carreta ubicada en el corazón de Culiacán, en un contexto histórico mundial que parece no tener fin: “la pandemia del Covid-19", mejor conocido como coronavirus, la enfermedad que se ha afectado a más de un millón de personas a nivel mundial.

En los últimos días, las calles de la capital sinaloense lucen cada vez más diferente; por minutos se ve el mismo ritmo de cientos de personas transitando por cada una de las esquinas y por otros, un vacío ensordecedor que no deja escapar el pensamiento de la crisis que se vive en la salud y en la economía.

Siendo ahora también los protagonistas los pequeños comerciantes que todos los días se instalan en las banquetas con las pocas ganas de obtener unos pesos para poder comer y no contagiarse.

Foto: Jesús Verdugo │El Sol de Sinaloa


UNA HISTORIA DE “AGUANTE”

Desde 1969, la carreta de Don Pancho se pone en la esquina de la Avenida Donato Guerra y calle Ángel Flores, contra esquina de la iglesia “El Santuario”, en donde ahora en emergencia sanitaria a nivel nacional, son pocas las almas que se ven transitando por esa calle. El tramo que comúnmente pasaban decenas de camiones y estudiantes de todas las edades, sobre todo de preparatoria, está solo la mayor parte del día.

“Ahora con el anuncio está mal en donde sea, ni gente hay, me vengo para no quedarme en mi casa enfadándome”, reconoce con resignación el marisquero que ya tiene cinco décadas en la misma esquina.

Ahora con máximo tres clientes por jornada, la cual empieza desde las 10:00 horas y finaliza a las 17:00 horas, tiempo en el que la melancolía no desaparece al recordar los años dorados en el que toda la gente se daba cita en la carreta de Don Pancho para degustar unos mariscos frescos por allá en los años 70.

Don Pancho, quien presume que no sufre de ninguna enfermedad a sus 70 años, ni una simple gripa, pone en duda la veracidad de las noticias del coronavirus, al decirse que son los adultos mayores los más vulnerables a contagiarse y él que sale todos los días desde las 5:00 de la mañana de su casa para ganar unos cuantos pesos, no ha sentido malestares en su salud.

Siempre con su distintivo uniforme, una gorra color blanco, cubre su cabello canoso, una camisa del mismo color y un pantalón de vestir, espera la llegada de un cliente en su carreta que apenas tiene unos cuantos botes de cátsup, salsas, vajilla y dos hieleras que guarda cada vez “menos, menos, menos productos.”


Ahorita no hay ganancias, ya está mal todo el tiempo, antes era una aglomerada, se vendía por mucho, porque no había tanto marisquero en los años 70 cuando era joven y bello Don Pancho


Recuerda Don Pancho, agregando que ahora a sus 70 años ya no tiene el mismo carburador. Destinando el dinero ganado “pa lo que alcance”, unos frijoles y unas tortillas para él y su esposa.

Las horas siguen pasando y los primeros y únicos tres clientes del día llegan listos para degustar los mariscos que tienen años comiendo en una esquina más del centro. Todos también ya de la tercera edad, quienes tuvieron la dicha de ver los mariscos “Don Pancho” en su mayor resplandor y que ahora regresan para no olvidar esos recuerdos y apoyar a su viejo amigo.

NO HAY PLAN PARA PANCHO

En caso de que las autoridades lo lleguen a obligar a dejar de trabajar al formar parte de la población más vulnerable para el contagio del coronavirus, el marisquero reafirma con tono de burla que lo hará únicamente si gobierno lo mantiene para pagar los servicios públicos y las comidas para él y su mujer, que siempre lo espera en casa.

Su única protección es su confianza en su salud física, sin ninguna medida como cubrebocas, eso sí, no faltan sus seis botes de cerveza para que se le “corra el virus, aunque se enoje la mujer, no le hace, y ahí estamos echándole ganas”.

Es la primera vez que le toca vivir en un contexto que detiene casi por completo la rutina de millones de personas, pero que al no haber mal que dura 100 y quien lo aguante, como dice el dicho, cree firmemente en que la crisis pasará y será superado por las personas, ya que todos se tienen que mover para poder comer, como dicta el sistema.

Se ha llegado a criticar la forma en el que el actual gobierno federal está tomando las medidas de “prevención y protección” del coronavirus, en comparación con otros países, siendo el presidente, Andrés Manuel López Obrador, el principal funcionario en la lupa. Aspecto que Don Pancho ignora al poner su total confianza en el mandatario federal, al ser una persona que considera “no es nada tonto”.

El mensaje que toma cada vez más fuerza en algunas personas que siguen a López Obrador, es que el problema no es tan grave como dicen o quieren hacer creer los medios de comunicación y las redes sociales, en donde al haber un presidente que anda saludando a toda la gente como si nada y se pasea en la sierra, significa que el riesgo no es mayor. O eso es lo que leen algunas personas de la tercera edad.

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Don Pancho, es un trabajador más que ante la expectativa del coronavirus y el contagio, seguirá saliendo a las calles para conseguir dinero para mantener a su familia, en una carreta de mariscos que no dejará de operar hasta que su cuerpo ya no dé para más.


Ahora con el anuncio está mal en donde sea, ni gente hay, me vengo para no quedarme en mi casa enfadándome

Don Pancho, Marisquero

SIN APOYOS

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