/ lunes 24 de agosto de 2020

De comerciante a vendedora de nopales

Al perder el sustento para su familia, Marilú tuvo que buscar una forma de salir adelante

Culiacán, Sin. Para Marilú, desde meses antes de la pandemia, la situación comenzaba a ponerse crítica, al haber pedido una gran parte de su mercancía de grabado de placas y juguetes, además de descomponerse su camioneta por una lluvia intensa. Pero el remate fue el coronavirus, por ya no tener la oportunidad de tener el sustento para sus dos hijos.

La comerciante ambulante, compartía su espacio con su esposo, quien se dedicaba a hacer tatuajes y que, ante la urgente necesidad de obtener recursos para su familia, no tuvo más que buscar un empleo eventual en Walmart, supermercado en donde ya fue contratado de planta.

Con dos hijos en secundaria, Marilú tuvo que ingeniárselas para seguir vendiendo algún producto que fuera ser un poco atractivo para las personas y que además la inversión fuera mínima, tomando la decisión de vender bolsas de nopales afuera de un supermercado.


Fotos: Cortesía | Marilú


Al inicio, para poder vender más, trabajaba en dos turnos, por la mañana de 10:00 a 14:00 horas, para ir a su casa a hacer comida y regresar de 18:00 a 22:00 horas, pero ante las elevadas temperaturas, optó por solo ir por las tardes, aunque eso implique ganar menos dinero.


Pero ay no, Dios mío, está horrible el calorón, la verdad y la gente no sale o ven las cosas y tienen desconfianza en comprarlo, por el contagio

Marilú


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Para la pareja, el pensamiento de tener que salir adelante y buscar empleo para no morir de hambre, se ha mantenido presente como en las miles de familias que atraviesan la peor crisis económica, aunque para Marilú la situación se pone más difícil al tener que enfrentar el desinterés de las personas para comprarle sus productos.


Fotos: Cortesía | Marilú


Hay gente que sí me compra, la verdad, le voy a decir una cosa, me compran de lastima y siento horrible eso, siento tan feo esto, que le pido a Dios que ya acabe esto porque es horrible

Marilú

En un día, la venta máxima que ha logrado son 20 bolsas de nopales, después de pasar horas ofertándolos, pero en la situación contraria, llega a vender apenas cinco bolsas. Razón por la que el dinero que llega a recibir se utiliza para comprar tortillas o pequeñas cosas, mientras que el resto es con el sueldo de su esposo.

“Ahí es donde me pega, todos estos días he estado medio triste, porque ha estado bien baja la venta”, contó, la ahora ex comerciante del parque Las Riberas, al ya no tener como alternativa el regresar a su viejo puesto, por al menos un periodo de tiempo.


Fotos: Cortesía | Marilú

Con un panorama desalentador, la alternativa que ha encontrado es vender tamales, en su lógica de que, con esto, puede llegar a generar ganancias. Por ahora, está en la espera de una respuesta por parte de las autoridades estatales para saber si su solicitud de préstamo fue aceptada.

“No es mucho, son seis mil pesos, pero dije yo, eso me sirve para hacer algo ya, ya, los nopales fueron rápido porque nomas ocupé 100 pesos para una caja, pero pues, la verdad no es muy redituable”, comentó.

Otro gran reto que se tendrá que enfrentar Marilú, es que sus dos hijos no queden rezagados en sus clases de secundaria, al no contar con una computadora e internet en su casa y solo tener a la mano, una televisión y un celular.

ESTRAGOS DEL VIRUS

Historias como éstas cada vez son más conocidas por la ciudadanía, dejando más a la expectativa la desigualdad que existe en México y en Sinaloa, al no brindarse las mismas posibilidades para todos.


Fotos: Cortesía | Marilú



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Culiacán, Sin. Para Marilú, desde meses antes de la pandemia, la situación comenzaba a ponerse crítica, al haber pedido una gran parte de su mercancía de grabado de placas y juguetes, además de descomponerse su camioneta por una lluvia intensa. Pero el remate fue el coronavirus, por ya no tener la oportunidad de tener el sustento para sus dos hijos.

La comerciante ambulante, compartía su espacio con su esposo, quien se dedicaba a hacer tatuajes y que, ante la urgente necesidad de obtener recursos para su familia, no tuvo más que buscar un empleo eventual en Walmart, supermercado en donde ya fue contratado de planta.

Con dos hijos en secundaria, Marilú tuvo que ingeniárselas para seguir vendiendo algún producto que fuera ser un poco atractivo para las personas y que además la inversión fuera mínima, tomando la decisión de vender bolsas de nopales afuera de un supermercado.


Fotos: Cortesía | Marilú


Al inicio, para poder vender más, trabajaba en dos turnos, por la mañana de 10:00 a 14:00 horas, para ir a su casa a hacer comida y regresar de 18:00 a 22:00 horas, pero ante las elevadas temperaturas, optó por solo ir por las tardes, aunque eso implique ganar menos dinero.


Pero ay no, Dios mío, está horrible el calorón, la verdad y la gente no sale o ven las cosas y tienen desconfianza en comprarlo, por el contagio

Marilú


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Para la pareja, el pensamiento de tener que salir adelante y buscar empleo para no morir de hambre, se ha mantenido presente como en las miles de familias que atraviesan la peor crisis económica, aunque para Marilú la situación se pone más difícil al tener que enfrentar el desinterés de las personas para comprarle sus productos.


Fotos: Cortesía | Marilú


Hay gente que sí me compra, la verdad, le voy a decir una cosa, me compran de lastima y siento horrible eso, siento tan feo esto, que le pido a Dios que ya acabe esto porque es horrible

Marilú

En un día, la venta máxima que ha logrado son 20 bolsas de nopales, después de pasar horas ofertándolos, pero en la situación contraria, llega a vender apenas cinco bolsas. Razón por la que el dinero que llega a recibir se utiliza para comprar tortillas o pequeñas cosas, mientras que el resto es con el sueldo de su esposo.

“Ahí es donde me pega, todos estos días he estado medio triste, porque ha estado bien baja la venta”, contó, la ahora ex comerciante del parque Las Riberas, al ya no tener como alternativa el regresar a su viejo puesto, por al menos un periodo de tiempo.


Fotos: Cortesía | Marilú

Con un panorama desalentador, la alternativa que ha encontrado es vender tamales, en su lógica de que, con esto, puede llegar a generar ganancias. Por ahora, está en la espera de una respuesta por parte de las autoridades estatales para saber si su solicitud de préstamo fue aceptada.

“No es mucho, son seis mil pesos, pero dije yo, eso me sirve para hacer algo ya, ya, los nopales fueron rápido porque nomas ocupé 100 pesos para una caja, pero pues, la verdad no es muy redituable”, comentó.

Otro gran reto que se tendrá que enfrentar Marilú, es que sus dos hijos no queden rezagados en sus clases de secundaria, al no contar con una computadora e internet en su casa y solo tener a la mano, una televisión y un celular.

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Historias como éstas cada vez son más conocidas por la ciudadanía, dejando más a la expectativa la desigualdad que existe en México y en Sinaloa, al no brindarse las mismas posibilidades para todos.


Fotos: Cortesía | Marilú



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