Culiacán, Sin.- En una ciudad feminicida y de desaparecidos, ¿Qué estuviera haciendo Guadalupe Leyva Flores? Aquella mujer que en los años 50, de blanco se paseaba por las calles de Culiacán.
El profundo dolor que le causó perder a su hija por motivos de salubridad al nacer, le arrancó la felicidad un día. Eso, y una terrible inundación que la dejó sin ningún patrimonio en Higueras de Abuya.
Dentro de su agonía, un día, ella juró ver a la Virgen de Guadalupe, quien le encomendó ir en busca del tesoro de la divina gracia, de presentarse ante el papa en Roma y explicarle su misión.
Pero ella apenas y llegó a la catedral de Culiacán y ahí se quedó. Tal vez no llegó a Roma, pero desde su aparición hasta finales de los 80, se convirtió en “Lupita, la novia de Culiacán”.
ACTIVISMO
Desde 1996, la artista visual María Romero, creó el performance en el nombre de esta leyenda, con el objetivo de visibilizar la problemática de las mujeres en el municipio que hoy cumple 489 años desde su fundación.
El Sol de Sinaloa le preguntó, ¿Qué estaría haciendo Lupita, en una ciudad de desaparecidos y feminicidios?
“Me imagino que ella estaría haciendo acto de presencia en algunos momentos y espacios, donde quizá ella se viera y se sintiera convocada para seguir con su búsqueda del tesoro de la divina gracia. En esta postura que yo hago y que se suma también la parte de la artista, la ciudadana y la mujer; me obliga a través del personaje a estar presente en los momentos donde yo considero que debo estar para alzar mi voz, expresar mi sentir y decir con mi trabajo y la colectividad femenina: aquí estamos y queremos inclusión”.
“Novia”, le decían a Lupita en la ciudad, pero ella era una misionera que se convirtió luego, en el dolor de muelas de los políticos corruptos, pues en cada evento, la escondían.
A ella nadie se le escapaba, quería que la ciudad se purificara de todo mal y, a quien, había que gritarle sus verdades, ella se las gritaba, señala su biógrafo Ulises Cisneros en el libro El Tesoro de la Divina Gracia.
Ahora en la resignificación del personaje, María pone a Lupita y su persona en los espacios de las madres que buscan a sus hijos desaparecidos por la violencia. Con las feministas que se manifiestan en busca de los derechos, de la justicia y la igualdad. En los espacios para reconstruir el tejido social de la capital sinaloense.
“Para mí, imaginármela, es en esta novia de Culiacán actual y resignificada. Lo que imagino de ella es lo que estamos haciendo ahora: nosotras no estamos esperando a que nos incluyan, nosotras venimos y nos paramos al pie de la escalinata, en el mercado, en la plaza y ahora con la pandemia, pues en la red social. Esta es nuestra presencia, nuestra voz y demanda”, manifiesta.
BUSCAMOS LA VERDAD, LA PAZ Y LA JUSTICIA
En conmemoración del 489 aniversario de Culiacán, María Romero, llamó a las culichis que ya han participado en los recorridos del 22 de noviembre de cada año, a vestirse de novias y compartir en un pequeño video, lo que hacen: periodismo, docencia, actuación, etcétera.
Lo que estamos haciendo en redes sociales, sin duda, alude a el espíritu de la Novia de Culiacán, buscamos la verdad, la paz y la justicia y, entre la verdad, está el quiénes somos y qué hacemos.
María Romero
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Dentro de su llamado en buscar de manera colectiva el tesoro de la divina gracia, a María como a Lupita, también la han llamado loca.
LAS LOCAS DE CULIACÁN
En los recorridos de las misioneras contemporáneas de Culiacán, como en 2019, se pueden ver vestidos con detalles morados, hechos por las feministas. Otros con color naranja fichas de personas desaparecidas, realizadas por el grupo de búsqueda de Sabuesos Guerreras. Ellas que, cada día se pronuncian a favor de la verdad, de la justicia y de la paz. Que encaran a alcaldes y gobernadores y a las que también, han llamado locas.
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