CULIACÁN. - Estábamos en la guardia nocturna y nos avisaron de un servicio antes de llegar a Culiacancito. Debíamos interceptar un vehículo que traía a un hombre lesionado. Así me voy junto a Alexis, mi compañero.
Vamos platicando de lo que haremos el fin de año, ya era 29 de diciembre y había que hacer algo bueno para recibir el 2020. Entre la plática informal nos encontramos al auto del paciente que esperábamos, un hombre de mediana edad con señas de haber sido golpeado venía retorciéndose en el asiento trasero.
Una costilla fracturada que pudimos estabilizar rápido y por protocolo decidimos no subirlo a la ambulancia sino permitir que el auto llegara al hospital, pues un mal movimiento podría empeorar el estado de la fractura.
MOVIMIENTO
En ese momento dimos aviso a la radio de que estábamos libres, para cualquier emergencia pues. En ese momento escucho que le dicen algo a Alexis por el radio, él sonríe y confirma que nos dirigimos para allá.
-Vamos a recibir un parto, me dijo.
-No seas mamón ¿neta? Le contesté incrédulo.
En todo mi servicio dentro de Cruz Roja nunca había tenido oportunidad de recibir a un bebé. La gente piensa que los paramédicos solo ven sangre, choques y muerte. El otro lado es el bonito, cuando en lugar de luchar contra la muerte, trabajamos junto a la vida.
Mi sonrisa no me cabe en la boca cuando comienzo a alistar los utensilios. Alexis, con siete partos previos en su experiencia maneja todo con más calma, me da instrucciones y yo estoy que no me la creo.
Llegamos a la casa indicada y entramos cuando una mujer nos lo permitió. Ella, quien resultó ser la futura abuela nos dijo que en el baño estaba su hija, que fuéramos a ayudarla.
Una joven mujer estaba en la desesperación total de pie en el baño, nosotros rápido comenzamos a trabajar y junto a un médico que llegó al mismo tiempo que nosotros pudimos recibir a una niña sana y de fuertes pulmones. La abuela pidió ser quien cortara el cordón umbilical de la recién nacida y la médico se lo permitió; una belleza.
NUEVA VIDA
Eran las 12:05 del 30 de diciembre del 2019 cuando recibí a mi primera vida, una sensación indescriptible y extraña pues mientras mi compañero y yo nos tomábamos fotografías riendo y celebrando, la abuela y madre lloraban confundidas. Al parecer había cosas que no sabíamos de esa historia, pero a nosotros no nos toca saberlo.
En cuanto estabilizados al bebé, salimos directo al hospital a internar a ambas, pues el cuidado médico era necesario. Después de unos minutos de confusión en un hospital, terminaron en el hospital de la mujer. Ahí cortamos contacto con ellas y sincongusa historia siguió sin nosotros.
Esa misma madrugada vimos la publicación en redes sociales donde nuestras fotografías con la recién nacida recibían felicitaciones y demás reacciones... "No todo es tragedia, nos alegra ayudar a recibir vida", decía. Un atinado encabezado para explicar el cierre de un difícil año.
EN EL ALMA
Para los paramédicos no todo es tragedia, nos alegra ayudar a recibir nueva vida.
PETICIÓN
La abuela pidió ser quien cortara el cordón umbilical de la recién nacida.
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