/ domingo 21 de julio de 2019

Contra estigmas, Irazú vive feliz con vitiligo 

A dos años de padecer esta enfermedad de la piel, así como aceptarse como un ser humano bello, no ha dejado que pláticas o miradas de la gente la intimiden

Culiacán, Sin. Con casi 28 años de edad y en su segundo embarazo, Irazú González, tuvo un cambio repentino en su vida, con la detección de vitiligo, enfermedad que desde niña le llamaba la atención con las personas que lo padecían.

En un día normal que pasaba con su hermana y familia, mientras platicaban y peinaban, de la nada su hermana le dijo a Irazú que tenía una manchita en un área de su espalda, el cual después de verlo detenidamente le confirmó que por las características era vitiligo.

Afirmación que provocó en ella un gran impacto, sintiendo que el mundo se le venía encima, pero que por un instante su reacción fue decir “ni modo, me voy a manchar toda”, pensamiento que tuvo al considerarse como una persona tranquila, que trata de no estresarse en altos niveles.

La impresión fue que, la enfermedad que tanta curiosidad le generaba de niña, ahora la padecía con la hipopigmentación de su piel, pasando a una etapa de su vida en la que sería “pinta”, como dicen coloquialmente.

Te impacta y también te afecta obviamente dices tú, no quiero estar como la persona que mire cuando estaba pequeña; yo no quiero estar así, no me quiero ver así, como es que te empiezas a aceptar tu misma para seguir en un proceso así, porque tu sola te tienes que enfrentar a ti misma.

Irazú


Cuando las manchitas empezaron a ser notorias en el cuerpo, como sus manos, no lo consideraba como un mayor problema, pero cuando éstas se presentaron en la cara, una parte que siempre está expuesta, cierta incomodidad llegaba al saber que las personas comenzarían a observarla.

En el momento que las personas empezaron a enterarse que padecía la enfermedad, al tener hipopigmentación en las manos no dejaban de verla, focalizando la mirada en su cara y manos, de arriba hacia abajo y viceversa, acción que ella detectaba con rapidez.

Al presentarse la primera mancha cuando estaba embarazada, la expansión de la enfermedad no fue pronta, pero, posterior al parto y a un año de tener vitiligo, creció tanto provocando que la hipopigmentación se situara en todo su cuerpo, aunado a que para ese momento se le detectó tiroides.


También lee: Diputados rechazan primeras cuentas del gobernador


Con el paso del tiempo y con el apoyo de su familia, esposo e hija, que en ese momento tenía 10 años, fue que poco a poco fue enfrentando su enfermedad, lo cual, al no representar un mayor daño para su salud y estilo de vida, pronto pudo aceptarlo.

Irazú explicó que en el proceso se miraba al espejo para ver si salían manchas nuevas o crecían las que ya tenía, llegando al punto en que ahora tarda tiempo en notar si tiene una más.

Sus compañeras del trabajo al principio le hacían comentarios al respecto, pero que al no querer hacerla sentir mal era notoria la vergüenza que sentían, situación que en cierta manera la preparaba para las miradas que iba a tener por parte de desconocidos.

Sobre todo, de adultos mayores, quienes con morbosidad no despistaban sus miradas, pues la observaban detenidamente para ver cuántas manchas son, o pensar, en qué lugares puede tenerlas y quiénes tienen contacto con ella le han llegado a preguntar si tomó leche con sandia, para provocarle la enfermedad.

Y es como que no sabes cómo reaccionar, no sabes qué hacer, te queda, obviamente, te quedan las miradas y la gente también en ese momento, dice tiene esto, porque es algo visible, yo más que estoy morena, pues se me ve mucho. Irazú


Aun y cuando no se apartó de su entorno, en ciertos momentos cuando quiere lucir un vestido, algún tipo de calzado descubierto o ropa que deja que se vea más la piel, piensa más de una vez si lo usará y en ocasiones lo deja pasar, pero en otras decide cambiar su outfit.

Aclaró que no puede andar por la vida dejando de vestir ropa que le gusta y le hace sentir cómoda, solo por el hecho de que las personas se quedarán viendo una mancha, por lo que en ocasiones tiene dudas fugaces, las cuales desaparecen en el mismo tiempo que se genera la incertidumbre.

Por momentos, cuando sale a hacer un mandado, reconoció que de manera inconsciente se llega a tapar las manchas para que los demás no lo observen, acción que al igual que las dudas con la ropa, rápido desaparecen y continúa con su rutina.

A dos años de padecer vitiligo, Irazú dijo entre risas que es ella misma quien se hace burla de la enfermedad, al igual que sus hermanas, padres y amigos cercanos, pero afirmó que hasta el momento no ha sido discriminada, ni ha sufrido bullying por desconocidos.

Cabe destacar que el caso de Irazú se involucró todos los factores que provoca la enfermedad, herencia por parte de su papá, enfermedad de base con tiroides y estrés por su estilo de vida en su segundo embarazo y horarios quebrados en el trabajo.

Por todas las experiencias que ha vivido, aseguró que aún hace mucha falta que la sociedad en general tome conciencia sobre el vitiligo, conozcan lo que es la enfermedad y se eliminen los estigmas que sólo aparta a las personas que sufren cualquier padecimiento.

De acuerdo a la dermatóloga, Seiko González, el vitiligo es una patología de la piel que consiste en la falla de los melanocitos, provocando la despigmentación, enfermedad que no tiene una edad en específico para manifestarse, pero que se tiene como común denominador la etapa de adulto joven.

Hasta el momento, no se tiene comprobado cuál es la causa que provoca la enfermedad; sin embargo, se piensa que factores como estrés, herencia y enfermedades crónicas degenerativas lo generan, sin ser contagioso.

El vitiligo suele iniciar en orificios del cuerpo como nariz, boca, genitales, mano, y axilas, con la característica que cuando se activa la enfermedad la mancha se puede auto limitar o puede salir y empezar a expandirse.

Al no haber una cura definitiva, el objetivo del tratamiento es hacer que no salgan nuevas manchas, no se extiendan las que se tienen y por último se empiecen a pigmentar.

La especialista señaló que a las personas que tienen la enfermedad se les da tratamiento tomado con antioxidantes líquidos y aplicados en la piel, además de pasar por un proceso de fototerapia y, en caso de ser necesario, va acompañado con atención psicológica.

A las personas que también padecen vitiligo, Irazú los exhortó a aceptarse como son, porque la enfermedad no afecta más allá, provocando un cambio en su vida cotidiana, “eres humano y al final las palabras son las que quedan, las miradas que te den, que no pasa nada, las puedes esquivar”.





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Culiacán, Sin. Con casi 28 años de edad y en su segundo embarazo, Irazú González, tuvo un cambio repentino en su vida, con la detección de vitiligo, enfermedad que desde niña le llamaba la atención con las personas que lo padecían.

En un día normal que pasaba con su hermana y familia, mientras platicaban y peinaban, de la nada su hermana le dijo a Irazú que tenía una manchita en un área de su espalda, el cual después de verlo detenidamente le confirmó que por las características era vitiligo.

Afirmación que provocó en ella un gran impacto, sintiendo que el mundo se le venía encima, pero que por un instante su reacción fue decir “ni modo, me voy a manchar toda”, pensamiento que tuvo al considerarse como una persona tranquila, que trata de no estresarse en altos niveles.

La impresión fue que, la enfermedad que tanta curiosidad le generaba de niña, ahora la padecía con la hipopigmentación de su piel, pasando a una etapa de su vida en la que sería “pinta”, como dicen coloquialmente.

Te impacta y también te afecta obviamente dices tú, no quiero estar como la persona que mire cuando estaba pequeña; yo no quiero estar así, no me quiero ver así, como es que te empiezas a aceptar tu misma para seguir en un proceso así, porque tu sola te tienes que enfrentar a ti misma.

Irazú


Cuando las manchitas empezaron a ser notorias en el cuerpo, como sus manos, no lo consideraba como un mayor problema, pero cuando éstas se presentaron en la cara, una parte que siempre está expuesta, cierta incomodidad llegaba al saber que las personas comenzarían a observarla.

En el momento que las personas empezaron a enterarse que padecía la enfermedad, al tener hipopigmentación en las manos no dejaban de verla, focalizando la mirada en su cara y manos, de arriba hacia abajo y viceversa, acción que ella detectaba con rapidez.

Al presentarse la primera mancha cuando estaba embarazada, la expansión de la enfermedad no fue pronta, pero, posterior al parto y a un año de tener vitiligo, creció tanto provocando que la hipopigmentación se situara en todo su cuerpo, aunado a que para ese momento se le detectó tiroides.


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Con el paso del tiempo y con el apoyo de su familia, esposo e hija, que en ese momento tenía 10 años, fue que poco a poco fue enfrentando su enfermedad, lo cual, al no representar un mayor daño para su salud y estilo de vida, pronto pudo aceptarlo.

Irazú explicó que en el proceso se miraba al espejo para ver si salían manchas nuevas o crecían las que ya tenía, llegando al punto en que ahora tarda tiempo en notar si tiene una más.

Sus compañeras del trabajo al principio le hacían comentarios al respecto, pero que al no querer hacerla sentir mal era notoria la vergüenza que sentían, situación que en cierta manera la preparaba para las miradas que iba a tener por parte de desconocidos.

Sobre todo, de adultos mayores, quienes con morbosidad no despistaban sus miradas, pues la observaban detenidamente para ver cuántas manchas son, o pensar, en qué lugares puede tenerlas y quiénes tienen contacto con ella le han llegado a preguntar si tomó leche con sandia, para provocarle la enfermedad.

Y es como que no sabes cómo reaccionar, no sabes qué hacer, te queda, obviamente, te quedan las miradas y la gente también en ese momento, dice tiene esto, porque es algo visible, yo más que estoy morena, pues se me ve mucho. Irazú


Aun y cuando no se apartó de su entorno, en ciertos momentos cuando quiere lucir un vestido, algún tipo de calzado descubierto o ropa que deja que se vea más la piel, piensa más de una vez si lo usará y en ocasiones lo deja pasar, pero en otras decide cambiar su outfit.

Aclaró que no puede andar por la vida dejando de vestir ropa que le gusta y le hace sentir cómoda, solo por el hecho de que las personas se quedarán viendo una mancha, por lo que en ocasiones tiene dudas fugaces, las cuales desaparecen en el mismo tiempo que se genera la incertidumbre.

Por momentos, cuando sale a hacer un mandado, reconoció que de manera inconsciente se llega a tapar las manchas para que los demás no lo observen, acción que al igual que las dudas con la ropa, rápido desaparecen y continúa con su rutina.

A dos años de padecer vitiligo, Irazú dijo entre risas que es ella misma quien se hace burla de la enfermedad, al igual que sus hermanas, padres y amigos cercanos, pero afirmó que hasta el momento no ha sido discriminada, ni ha sufrido bullying por desconocidos.

Cabe destacar que el caso de Irazú se involucró todos los factores que provoca la enfermedad, herencia por parte de su papá, enfermedad de base con tiroides y estrés por su estilo de vida en su segundo embarazo y horarios quebrados en el trabajo.

Por todas las experiencias que ha vivido, aseguró que aún hace mucha falta que la sociedad en general tome conciencia sobre el vitiligo, conozcan lo que es la enfermedad y se eliminen los estigmas que sólo aparta a las personas que sufren cualquier padecimiento.

De acuerdo a la dermatóloga, Seiko González, el vitiligo es una patología de la piel que consiste en la falla de los melanocitos, provocando la despigmentación, enfermedad que no tiene una edad en específico para manifestarse, pero que se tiene como común denominador la etapa de adulto joven.

Hasta el momento, no se tiene comprobado cuál es la causa que provoca la enfermedad; sin embargo, se piensa que factores como estrés, herencia y enfermedades crónicas degenerativas lo generan, sin ser contagioso.

El vitiligo suele iniciar en orificios del cuerpo como nariz, boca, genitales, mano, y axilas, con la característica que cuando se activa la enfermedad la mancha se puede auto limitar o puede salir y empezar a expandirse.

Al no haber una cura definitiva, el objetivo del tratamiento es hacer que no salgan nuevas manchas, no se extiendan las que se tienen y por último se empiecen a pigmentar.

La especialista señaló que a las personas que tienen la enfermedad se les da tratamiento tomado con antioxidantes líquidos y aplicados en la piel, además de pasar por un proceso de fototerapia y, en caso de ser necesario, va acompañado con atención psicológica.

A las personas que también padecen vitiligo, Irazú los exhortó a aceptarse como son, porque la enfermedad no afecta más allá, provocando un cambio en su vida cotidiana, “eres humano y al final las palabras son las que quedan, las miradas que te den, que no pasa nada, las puedes esquivar”.





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