/ martes 15 de diciembre de 2020

Ciriaco y Gustavo buscan a sus familiares

Ambos son originarios de estados al sur del país y no saben cómo regresar a casa

Culiacán, Sin.- Dos hombres, uno de Michoacán y otro de Ciudad de México, desean comunicarse con su familia. Ninguno de ellos tiene celular, tampoco saben cómo regresar a sus casas, con sus seres queridos. Ambos tienen años lejos de sus lugares de origen.

Ciriaco, por ejemplo, apenas recuerda su nombre completo y fecha de nacimiento, mientras que Gustavo, desea saber de su hijo de 14 años.

Ambos se encuentran refugiados en la Casa Hogar El Buen Samaritano, de la colonia El Pípila, lugar al que llegaron con complicaciones de salud y a punto de morir.

Ciriaco Antonio Reyes nació el 2 de mayo de 1982, tiene 38 años y sólo recuerda que su padre se llama Alejandro, y que tiene tres hermanos.

Es originario de la Ciudad de México, de la delegación Tlalnepantla. Dejó su hogar en 2004 para dedicarse a la zafra de tomate en Sinaloa.

“Llegué aquí enfermo, vomitaba sangre. No recuerdo a mi familia, sólo sé que mi papá sigue vivo. Recuerdo a mis hermanos y a un sobrino. Yo tenía mi casa solo en Tlalnepantla. Quiero volver con mi familia, pero no puedo hablarles, no sé cómo”, expresa.

Ciriaco no puede caminar sin apoyo de una andadera y se le dificulta la comunicación verbal. Se estima que fue golpeado o sufrió un accidente bajo la influencia del alcohol, pues cuando llegó traía consigo una botella de tequila. La ambulancia que lo llevó al refugio, lo transportó casi inconsciente, pero en “El Buen Samaritano”, lograron estabilizarlo.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

Puedes leer: Se busca “Santa Claus” en el refugio Buen Samaritano

Gustavo Alejandro Rivera Villegas es oriundo de Michoacán, tiene 35 años, nació el 26 de septiembre y hace cuatro meses llegó a la casa hogar en una ambulancia, luego de caer del puente peatonal cercano a “Soriana Zapata”.

“Yo salí de Michoacán porque iba para Estados Unidos, iba a llegar primero a Tijuana pero en el trayecto me accidenté, iba en el tren. Mi familia no quiere saber nada mí porque soy adicto. Yo lo que si quisiera es hablar con mi hijo, tiene 14 años y vive con mi esposa en “el otro lado”. Aquí estoy a gusto y quiero seguir en rehabilitación, pero sí quiero saber de mi hijo”, dice.

AYUDA

Si tienes la forma de ayudar para que ellos contacten a la familia acudir al Buen Samaritano o a su Facebook oficial.



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Culiacán, Sin.- Dos hombres, uno de Michoacán y otro de Ciudad de México, desean comunicarse con su familia. Ninguno de ellos tiene celular, tampoco saben cómo regresar a sus casas, con sus seres queridos. Ambos tienen años lejos de sus lugares de origen.

Ciriaco, por ejemplo, apenas recuerda su nombre completo y fecha de nacimiento, mientras que Gustavo, desea saber de su hijo de 14 años.

Ambos se encuentran refugiados en la Casa Hogar El Buen Samaritano, de la colonia El Pípila, lugar al que llegaron con complicaciones de salud y a punto de morir.

Ciriaco Antonio Reyes nació el 2 de mayo de 1982, tiene 38 años y sólo recuerda que su padre se llama Alejandro, y que tiene tres hermanos.

Es originario de la Ciudad de México, de la delegación Tlalnepantla. Dejó su hogar en 2004 para dedicarse a la zafra de tomate en Sinaloa.

“Llegué aquí enfermo, vomitaba sangre. No recuerdo a mi familia, sólo sé que mi papá sigue vivo. Recuerdo a mis hermanos y a un sobrino. Yo tenía mi casa solo en Tlalnepantla. Quiero volver con mi familia, pero no puedo hablarles, no sé cómo”, expresa.

Ciriaco no puede caminar sin apoyo de una andadera y se le dificulta la comunicación verbal. Se estima que fue golpeado o sufrió un accidente bajo la influencia del alcohol, pues cuando llegó traía consigo una botella de tequila. La ambulancia que lo llevó al refugio, lo transportó casi inconsciente, pero en “El Buen Samaritano”, lograron estabilizarlo.

Foto: Jesús Verdugo │ El Sol de Sinaloa

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Gustavo Alejandro Rivera Villegas es oriundo de Michoacán, tiene 35 años, nació el 26 de septiembre y hace cuatro meses llegó a la casa hogar en una ambulancia, luego de caer del puente peatonal cercano a “Soriana Zapata”.

“Yo salí de Michoacán porque iba para Estados Unidos, iba a llegar primero a Tijuana pero en el trayecto me accidenté, iba en el tren. Mi familia no quiere saber nada mí porque soy adicto. Yo lo que si quisiera es hablar con mi hijo, tiene 14 años y vive con mi esposa en “el otro lado”. Aquí estoy a gusto y quiero seguir en rehabilitación, pero sí quiero saber de mi hijo”, dice.

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