Guasave, Sin.- Las horas transcurrían al mismo tiempo que la oscuridad de la noche inundaba los pasillos en la casa donde una familia habitaba desde hacía años. Esa noche todos dormían, cuando la menor de la casa, que contaba con once años de edad, abrió los ojos con la urgencia de ir al baño.
La puerta de su habitación se abrió en el momento que ella giró la perilla, dio un paso hacia afuera apenas volteando un poco la cabeza hacia la puerta principal de la casa logrando visualizar entre los cristales que la cubría, la figura de una mujer vestida de blanco que deambulaba por las calles a altas horas de la noche.
A pesar de la extrañeza, dio un par de pasos más en el silencio hasta arribar al baño que deslumbraba en la clásica blancura de esos espacios, sin embargo, mientras se disponía a hacer sus necesidades un lamento se escuchó retumbando entre las cuatro paredes del lugar.
Su corazón comenzó a latir con fuerza, las manos le temblaron y, por un solo momento, se sintió falta de aliento ante el miedo que recorrió su cuerpo.
El llanto se escuchó nuevamente, era fuerte, desgarrador y proveniente de una mujer. La niña se asomó temerosa a través de los cristales de la puerta principal de su hogar, observándola entonces con mayor detenimiento.
De blanco y con un largo cabello de color negro, la mujer caminaba por la oscuridad de la avenida, soltando lamentos y llantos que le hacían temblar del miedo.
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Con la habilidad propia de una niña, corrió de vuelta a su habitación intentando huir de aquello que deambulaba justo frente a su puerta, como si de esa manera pudiera escapar del ser que lloraba a gritos en las penumbras de la noche.
La ahora mujer adulta de nombre Marce Casman, aseguró que desde esa noche le aterró la idea de encontrar a esa mujer cuando salía de su habitación en la oscuridad.
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