Culiacán, Sin.- “El “cornabirus” nomás les da a los príncipes y a los artistas”, bromeó Jacobo, y remata: “a los albañiles no se nos sube por pobres”. La mañana de este día de marzo, mientras miles de personas hacen home office en sus hogares o le acortan su jornada laboral, Jacobo viaja sin ninguna protección y amontonado con otros más a su centro de trabajo.
Todos los días por las mañanas estos trabajadores de la cuchara salen de sus hogares “sólo con la bendición de Dios”, añade Jacobo “porque nosotros no somos privilegiados”.
Son pasadas las siete de la mañana del miércoles 25. La camioneta pickup donde son trasportados hace un alto y un automovilista le grita al chofer: “hey, güey protégelos, los llevas como sardinas”.
El automovilista preocupado por las condiciones en la que son trasladados, le replica al chofer, le pide que por lo menos les proporcione un tapabocas “van todos amontonados y se pueden contagiar”.
¡Yo voy malo…tengo anginas! le contesta uno de los albañiles.
El chofer se molesta ante la sugerencia del automovilista, se detiene, pero no para ver por sus trabajadores, sino para comprarse el café mañanero.
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PURO DISCURSO
Mientras en el discurso, las autoridades sanitarias repiten las recomendaciones ante la presencia del coronavirus Covic-19 en Sinaloa, de los cuales suman 9 casos en el estado, siete de ellos activos, entre las que destaca el lavado frecuente de manos, una gran mayoría hacen caso omiso, en el entendido, según ellos de que no les va a llegar la epidemia.
Caso concreto a este grupo de albañiles les preguntamos si se lavan las manos y la mayoría contesta que no.
“Pa qué si los ladrillos no traen el “coronavirus”, señala Jacobo al conversar con El Sol de Sinaloa, de manera dicharachera dice que afortunadamente el contagio se da entre ricos.
“Dígame que “aigan” anunciado que se murió un albañil, un carnicero, bueno cualquier trabajador, se enferman los príncipes, hace rato escuché en la televisión que ya un viejito príncipe está contagiado, otros días han dicho de otros príncipes, de artistas, jugadores, entonces esa enfermedad es de ricos, los pobres estamos a salvo”, dijo despreocupado.
Más adelante pasa otra camioneta, en las mismas condiciones, transporta a tres albañiles, luego viene otra más, igual, sin la más mínima protección para los que transporta.
Muchos de los trabajadores de la construcción pasan de los 60 años, sin embargo, para ellos no hay cuidados.
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TRABAJO A PESAR DE TODO
Si nos “enculecamos” como gallinas, no hay papa, y si no nos morimos de la enfermedad, de hambre sí, téngalo por seguro, así que hay que trabajar no hay que ser huevón con la cantaleta de que ahí viene esa enfermedad.
Miguel Sarabia
Sin embargo, en algunos lugares donde hay construcción, los trabajadores son protegidos, como es el caso de una obra que se construye en el desarrollo Tres Ríos, donde a los trabajadores el sector salud, los examina antes de entrar a su trabajo.
Lo único que si no se ve la famosa sana distancia, los albañiles se forman, platican de manera cercana, sin medir el trecho que se está recomendando.
Una señora que hace sus ejercicios matinales, les sugiere que guarden su distancia para no salpicarse de saliva.
De manera comedida les da algunos consejos para protegerse y les pide que no se hablen muy cerca y uno de ellos con una risa pícara le contesta: entonces ya no voy a poder hablar del compañero porque me va a escuchar.
SIN PRIVILEGIOS
Los albañiles son un sector que no gozan, como mucho otros oficios, de una cuarentena y aquella frase de quédate en casa.
SECTOR VULNERABLE
Como éste, todos los trabajadores y trabajadoras que viven al día no pueden marcharse a casa so pena de no tener dinero.
Dígame que “aigan” anunciado que se murió un albañil, un carnicero, bueno cualquier trabajador, se enferman los príncipes.
Jacobo, Albañil
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