/ jueves 4 de julio de 2019

Almodóvar dirige por octava ocasión a Antonio Banderas en Dolor y gloria

Una cinta que aunque no es una biografía muestra la parte más íntima de su director

El dolor y la gloria han sido parte en la vida y obra de Pedro Almodóvar. Sus éxitos se equiparan a los malestares físicos y emocionales que el director ha vivido desde su infancia hasta su triunfo en el cine internacional. Y es a través de su más reciente película, Dolor y gloria, que el cineasta abre su intimidad para contársela al mundo.

Dolor y gloria narra la historia de Salvador Mallo, interpretado por Antonio Banderas, un director de edad madura que ha quedado varado en la vida por culpa de las muchas enfermedades que padece: jaquecas, un malestar en la garganta que le provoca asfixia y problemas en la columna, entre otros.

Pedro Almodóvar recibirá en Venecia el León de Oro honorífico por su carrera

Mallo recibe la invitación para presentar una de sus películas en un coloquio junto a Alberto Crespo (Asier Etxeandia), actor con el que no se habla desde hace décadas por su trabajo en esta cinta. En medio de su reconciliación, Mallo se introduce en la heroína, droga que calma sus malestares y lleva su mente a viajar entre los recuerdos de una infancia llena de carencias con su madre Jacinta, en la piel de Penélope Cruz, su aliada y verdugo a la vez.

Aunque no se trata propiamente de una autobiografía, Dolor y gloria sí es una profunda introspección de Almodóvar hacia su historia propia, con guiños hacia su vida, su descubrimiento sexual, su madurez y posterior enamoramiento. Pero es también un reconocimiento a su amor por el cine y por las historias que él mismo ha creado.

En 2008, el cineasta declaraba a un medio italiano el profundo sufrimiento que vivió por los constantes dolores de cabeza que tenía, los cuales le ocasionaban vivir prácticamente a oscuras. Ese malestar es el eje central de esta historia, el mismo que le impide desarrollar historias o crecer profesionalmente, pero a su vez es el impulso para descubrir nuevas experiencias o reconciliarse consigo mismo.

Cinematográficamente, Dolor y gloria es también una celebración de su propia filmografía por las evidentes o sutiles referencias que tiene a sus propias películas, que van desde La piel que habito, Volver, Todo sobre mi madre hasta Julieta, su filme anterior.

Histriónicamente destaca el trabajo de Antonio Banderas, quien físicamente se asemeja al propio Almodóvar, desde su peinado alborotado hasta la sutil forma de mover la cabeza cuando habla. Gracias a este trabajo, el español fue reconocido en el pasado Festival de Cannes como Mejor Actor y no extrañaría que le llegara una nominación al Oscar.

No está de más mencionar la participación especial que tiene la cantante Rosalía en esta cinta. La joven interpreta a Rosita, una de las mujeres que acompañan al joven Salvador y su madre en el río donde lavan su ropa. “Quisiera ser hombre para bañarme desnuda en el río”, dice la española que debuta en el cine con esta pequeña participación, donde incita y termina cantando junto a Penélope Cruz.

Dolor y gloria, que estrena en México hoy, da una idea sobre la vida y la mente de un creador como Pedro Almodóvar. Pero es también un recordatorio sobre la fragilidad del ser humano y los recuerdos, que vuelven esta película una emotiva y profunda historia de vida.

El dolor y la gloria han sido parte en la vida y obra de Pedro Almodóvar. Sus éxitos se equiparan a los malestares físicos y emocionales que el director ha vivido desde su infancia hasta su triunfo en el cine internacional. Y es a través de su más reciente película, Dolor y gloria, que el cineasta abre su intimidad para contársela al mundo.

Dolor y gloria narra la historia de Salvador Mallo, interpretado por Antonio Banderas, un director de edad madura que ha quedado varado en la vida por culpa de las muchas enfermedades que padece: jaquecas, un malestar en la garganta que le provoca asfixia y problemas en la columna, entre otros.

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Mallo recibe la invitación para presentar una de sus películas en un coloquio junto a Alberto Crespo (Asier Etxeandia), actor con el que no se habla desde hace décadas por su trabajo en esta cinta. En medio de su reconciliación, Mallo se introduce en la heroína, droga que calma sus malestares y lleva su mente a viajar entre los recuerdos de una infancia llena de carencias con su madre Jacinta, en la piel de Penélope Cruz, su aliada y verdugo a la vez.

Aunque no se trata propiamente de una autobiografía, Dolor y gloria sí es una profunda introspección de Almodóvar hacia su historia propia, con guiños hacia su vida, su descubrimiento sexual, su madurez y posterior enamoramiento. Pero es también un reconocimiento a su amor por el cine y por las historias que él mismo ha creado.

En 2008, el cineasta declaraba a un medio italiano el profundo sufrimiento que vivió por los constantes dolores de cabeza que tenía, los cuales le ocasionaban vivir prácticamente a oscuras. Ese malestar es el eje central de esta historia, el mismo que le impide desarrollar historias o crecer profesionalmente, pero a su vez es el impulso para descubrir nuevas experiencias o reconciliarse consigo mismo.

Cinematográficamente, Dolor y gloria es también una celebración de su propia filmografía por las evidentes o sutiles referencias que tiene a sus propias películas, que van desde La piel que habito, Volver, Todo sobre mi madre hasta Julieta, su filme anterior.

Histriónicamente destaca el trabajo de Antonio Banderas, quien físicamente se asemeja al propio Almodóvar, desde su peinado alborotado hasta la sutil forma de mover la cabeza cuando habla. Gracias a este trabajo, el español fue reconocido en el pasado Festival de Cannes como Mejor Actor y no extrañaría que le llegara una nominación al Oscar.

No está de más mencionar la participación especial que tiene la cantante Rosalía en esta cinta. La joven interpreta a Rosita, una de las mujeres que acompañan al joven Salvador y su madre en el río donde lavan su ropa. “Quisiera ser hombre para bañarme desnuda en el río”, dice la española que debuta en el cine con esta pequeña participación, donde incita y termina cantando junto a Penélope Cruz.

Dolor y gloria, que estrena en México hoy, da una idea sobre la vida y la mente de un creador como Pedro Almodóvar. Pero es también un recordatorio sobre la fragilidad del ser humano y los recuerdos, que vuelven esta película una emotiva y profunda historia de vida.

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