/ martes 21 de julio de 2020

UE acuerda histórico plan económico contra Covid-19

Los líderes de los países de la UE crearán un gigantesco fondo para la recuperación económica tras la crisis por el coronavirus

Los líderes de los países de la Unión Europea (UE) han logrado un acuerdo sobre el fondo de recuperación económica tras la pandemia en una cumbre que pasará a la Historia tanto por la duración de las negociaciones como por el contenido de lo pactado, un consenso que, en principio, satisface a todos los Estados miembros.

Tras cuatro días y cuatro noches de discusiones que comenzaron el viernes por la mañana y concluyeron en la madrugada del martes, los Veintisiete dieron luz verde a un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros financiado con la emisión de deuda común, que incluirá 390.000 millones en ayudas directas y 360.000 millones en préstamos.

Junto al fondo, el plan acordado este martes incluye un presupuesto comunitario de 1,074 billones de euros para el periodo 2021-2027.

"El acuerdo del Consejo Europeo podría haber sido mayor, más moderno, menos gravoso en la gobernanza, más potente en el Estado de Derecho, con menos descuentos. Pero este paquete era inconcebible hace solo unos meses", escribió en su perfil de Twitter la analista política del centro de estudios European Policy Centre Marta Pilati.

En ese sentido, destacó que emitir deuda común de la UE "a esa escala" y realizar transferencias transfronterizas "era impensable en el pasado".

Pese a insistir en que "se perdieron algunas oportunidades", incluido un presupuesto plurianual "más sólido y moderno", Pilati subraya que el coste de no haber logrado un acuerdo en la cumbre habría sido "grande", y habría supuesto "una señal económica y política internacional de que la UE no puede responder a desafíos comunes".

El director ejecutivo del mismo centro, Fabian Zuleeg, consideró también en Twitter, que lograr un acuerdo era "una obligación" y la Unión "ha cumplido".

"Con todas sus imperfecciones y dificultades, la integración europea es aún mayor que la suma de sus partes", constató.

Por su parte, el presidente del Instituto IFO de Múnich, Clemens Fuest, opinó en un comunicado que el pacto sobre el fondo de recuperación "sirve como expresión de confianza en los países receptores" de las ayudas, si bien indicó que la recuperación económica "solo funcionará si los países afectados acometen considerables esfuerzos de reforma".

Más crítico con el resultado, el profesor de la escuela de negocios HEC Paris Alberto Alemanno señaló en otro comunicado que el acuerdo supone el nacimiento de una Unión Europea "profundamente transformada, menos basada en principios y menos europea".

"Es más ligera en valores como el Estado de derecho, menos comprometida con la investigación, la salud y el clima, y más propensa a la deuda", aseguró.

Durante las cuatro jornadas de negociación, que han convertido a la cumbre en una de las más largas de la Historia comunitaria junto a la celebrada en Niza (Francia) en diciembre del año 2000, la mayor parte de los Estados miembros ha tenido que realizar concesiones para alcanzar la necesaria unanimidad.

Todos los líderes han celebrado lo pactado, pero las discusiones y, hasta cierto punto, el resultado, han quedado marcados por los países denominados "frugales" (Holanda, Suecia, Dinamarca y Austria), respaldados por Finlandia.

UN TRIUNFO FRUGAL

Desde un primer momento, los cuatro Estados "frugales" dominaron el debate con sus exigencias, que en gran parte se vieron satisfechas en el consenso final.

Holanda, Dinamarca, Suecia y Austria consiguieron recortar el volumen de ayudas directas en el fondo de recuperación, tener mayor control sobre ellas y aumentar sus descuentos en la contribución al presupuesto por aportar a las cuentas más dinero del que reciben.

Frente a la propuesta inicial de la Comisión Europea (CE) de incluir 500.000 millones de euros en ayudas directas y 250.000 millones en préstamos en el fondo de recuperación, la presión de los "frugales" logró que las primeras se rebajaran en 110.000 millones y que las segundas aumentaran en la misma proporción.

Con todo, las subvenciones no cayeron hasta los 350.000 millones que pedían esos países, reacios a cualquier transferencia directa, y tampoco se redujo el nivel total del fondo, pese a que los cuatro socios y Finlandia pedían situarlo en 700.000 millones.

De todas formas, las propuestas de compromiso que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, fue planteando durante la cumbre siempre redujeron la cantidad de subvenciones, pues las iniciativas del político belga pasaron de situarlas en los 500.000 millones a ubicarlas en los 450.000 millones, más adelante en los 400.000 y, finalmente, en los 390.000.

Los grandes países, como Alemania, Francia, Italia y España, además de la mayoría de Estados miembros, querían como mínimo 400.000 millones de euros en subvenciones.

El compromiso se queda más cerca de la primera cifra, pero el recorte en subvenciones se ha traducido en rebajas en programas financiados por el fondo, como el de ciencia Horizonte Europa, el de inversiones Invest EU, o el Fondo de Transición Justa para el clima.

Los cuatro "frugales" también han conseguido su objetivo de aumentar los descuentos que tienen en su contribución al presupuesto, pese a que estaban destinados a desaparecer tras el Brexit.

Además, Holanda pretendía que los países pudiesen vetar los planes de reformas e inversiones que sus socios presenten para acceder al dinero del fondo.

Finalmente, los países remitirán sus planes a la Comisión, y estos tendrán que ser aprobados también por una mayoría cualificada de los Veintisiete.

Después, a la hora de autorizar el desembolso de cada tramo de ayuda, si un país o varios tienen dudas, podrán elevar la cuestión a una cumbre de líderes, con lo que el pago se paralizará hasta que lo hayan abordado.

Las posturas de Austria, Suecia, Dinamarca, Holanda y Finlandia han sido los principales obstáculos para lograr el acuerdo durante la reunión y han demostrado que si se alían, esos Estados, con bajas cifras de población, pero gran riqueza, pueden presionar y poner en cuestión el tradicional eje francoalemán, pues en las cumbres europeas las decisiones se toman por unanimidad.


De hecho, el canciller austriaco, Sebastian Kurz, aseguró el lunes que la "mejor decisión" de Viena ha sido integrar el "grupo de los frugales", porque son "países pequeños que no tendrían peso por sí mismos".

El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, subrayó tras lograrse el acuerdo que los "intereses holandeses están bien protegidos" con las condiciones aplicadas al paquete.

EL EJE FRANCOALEMÁN RESISTE LAS EMBESTIDAS FRUGALES


Pese a las concesiones que se han tenido que realizar para lograr el apoyo de los "frugales" y lograr un acuerdo, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, han mantenido su liderazgo en el club comunitario durante la negociación y finalmente han conseguido que la UE cuente con un plan de recuperación de envergadura.

El fondo de recuperación incluye los 390.000 millones de euros en subvenciones, muy cerca del mínimo de 400.000 millones exigido en la cita europea por los dos mandatarios, que han vuelto a ser claves en la gestión del consenso y durante la cumbre han coordinado su actuación.

No en vano, ambos fueron los ideólogos del plan cuando en mayo propusieron un fondo de recuperación con 500.000 millones de euros conseguidos a través de la emisión de deuda por parte de la Comisión, que se canalizarían luego en forma de transferencias directas.

De todas formas, la amenaza de un fracaso en la cumbre planeó durante los cuatro días de reuniones, lo que confirma que el eje francoalemán ya no ordena y manda en la Unión.

Merkel afirmó que el acuerdo conseguido es la respuesta "de la Europa unida" ante una situación que requería "respuestas extraordinarias". "Europa ha demostrado en esta situación ser capaz de actuar", dijo.

El presidente francés, Emmanuel Macron, habló de "un cambio histórico de nuestra Europa y de la zona euro", al poner en común una capacidad presupuestaria y abrir la perspectiva a recursos propios.

Foto: AFP



Macron hizo notar "el camino recorrido en dos meses" porque hace solo unos días algunos países, en alusión a los "frugales", estaban contra la idea de un endeudamiento en común y ahora lo han aceptado.

Esos países -añadió- estaban también en contra del principio de las subvenciones e igualmente lo han aceptado, y en cualquier caso pretendían reducirlas a la cantidad mínima, y han dado su visto bueno para los 390.000 millones de euros.

UN ESTADO DE DERECHO SATISFACTORIO PARA POLONIA Y HUNGRÍA

El acuerdo introduce por primera vez medidas para vincular la recepción de ayudas comunitarias a que se respete el Estado de derecho, algo propuesto a raíz de los problemas en los últimos años con Hungría y Polonia.

La versión final del texto, que se rebajó por la oposición de estos dos Estados, prevé la introducción de un "régimen de condicionalidad" para "proteger" el presupuesto y el fondo, para lo que la Comisión "propondrá medidas en caso de infracciones" para que las adopte el Consejo (los países) por mayoría cualificada. Sin embargo, no proporciona más detalles sobre ello.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, consideró que el acuerdo no incluye una "relación directa" entre el Estado de Derecho y la percepción de fondos, mientras que su homólogo húngaro, Viktor Orbán, afirmó que Hungría y Polonia han logrado proteger su orgullo nacional.

PENDIENTES DEL PARLAMENTO

El plan debería empezar a funcionar en 2021, pero para ello antes es necesario que la Eurocámara dé su visto bueno y que varios parlamentos nacionales ratifiquen la legislación que permitirá emitir deuda común, lo que ocurrirá en las próximas semanas o meses.


En mayo, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que insistía en que la Eurocámara tendrá la última palabra sobre el presupuesto multianual y que lo rechazará si no incluye la reforma del sistema de recursos propios de la Unión o si introduce nuevos instrumentos que no queden bajo el escrutinio de la Eurocámara.

Este martes, la Eurocámara avisó de que no se puede dar "por hecho" su respaldo al presupuesto plurianual.



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Los líderes de los países de la Unión Europea (UE) han logrado un acuerdo sobre el fondo de recuperación económica tras la pandemia en una cumbre que pasará a la Historia tanto por la duración de las negociaciones como por el contenido de lo pactado, un consenso que, en principio, satisface a todos los Estados miembros.

Tras cuatro días y cuatro noches de discusiones que comenzaron el viernes por la mañana y concluyeron en la madrugada del martes, los Veintisiete dieron luz verde a un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros financiado con la emisión de deuda común, que incluirá 390.000 millones en ayudas directas y 360.000 millones en préstamos.

Junto al fondo, el plan acordado este martes incluye un presupuesto comunitario de 1,074 billones de euros para el periodo 2021-2027.

"El acuerdo del Consejo Europeo podría haber sido mayor, más moderno, menos gravoso en la gobernanza, más potente en el Estado de Derecho, con menos descuentos. Pero este paquete era inconcebible hace solo unos meses", escribió en su perfil de Twitter la analista política del centro de estudios European Policy Centre Marta Pilati.

En ese sentido, destacó que emitir deuda común de la UE "a esa escala" y realizar transferencias transfronterizas "era impensable en el pasado".

Pese a insistir en que "se perdieron algunas oportunidades", incluido un presupuesto plurianual "más sólido y moderno", Pilati subraya que el coste de no haber logrado un acuerdo en la cumbre habría sido "grande", y habría supuesto "una señal económica y política internacional de que la UE no puede responder a desafíos comunes".

El director ejecutivo del mismo centro, Fabian Zuleeg, consideró también en Twitter, que lograr un acuerdo era "una obligación" y la Unión "ha cumplido".

"Con todas sus imperfecciones y dificultades, la integración europea es aún mayor que la suma de sus partes", constató.

Por su parte, el presidente del Instituto IFO de Múnich, Clemens Fuest, opinó en un comunicado que el pacto sobre el fondo de recuperación "sirve como expresión de confianza en los países receptores" de las ayudas, si bien indicó que la recuperación económica "solo funcionará si los países afectados acometen considerables esfuerzos de reforma".

Más crítico con el resultado, el profesor de la escuela de negocios HEC Paris Alberto Alemanno señaló en otro comunicado que el acuerdo supone el nacimiento de una Unión Europea "profundamente transformada, menos basada en principios y menos europea".

"Es más ligera en valores como el Estado de derecho, menos comprometida con la investigación, la salud y el clima, y más propensa a la deuda", aseguró.

Durante las cuatro jornadas de negociación, que han convertido a la cumbre en una de las más largas de la Historia comunitaria junto a la celebrada en Niza (Francia) en diciembre del año 2000, la mayor parte de los Estados miembros ha tenido que realizar concesiones para alcanzar la necesaria unanimidad.

Todos los líderes han celebrado lo pactado, pero las discusiones y, hasta cierto punto, el resultado, han quedado marcados por los países denominados "frugales" (Holanda, Suecia, Dinamarca y Austria), respaldados por Finlandia.

UN TRIUNFO FRUGAL

Desde un primer momento, los cuatro Estados "frugales" dominaron el debate con sus exigencias, que en gran parte se vieron satisfechas en el consenso final.

Holanda, Dinamarca, Suecia y Austria consiguieron recortar el volumen de ayudas directas en el fondo de recuperación, tener mayor control sobre ellas y aumentar sus descuentos en la contribución al presupuesto por aportar a las cuentas más dinero del que reciben.

Frente a la propuesta inicial de la Comisión Europea (CE) de incluir 500.000 millones de euros en ayudas directas y 250.000 millones en préstamos en el fondo de recuperación, la presión de los "frugales" logró que las primeras se rebajaran en 110.000 millones y que las segundas aumentaran en la misma proporción.

Con todo, las subvenciones no cayeron hasta los 350.000 millones que pedían esos países, reacios a cualquier transferencia directa, y tampoco se redujo el nivel total del fondo, pese a que los cuatro socios y Finlandia pedían situarlo en 700.000 millones.

De todas formas, las propuestas de compromiso que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, fue planteando durante la cumbre siempre redujeron la cantidad de subvenciones, pues las iniciativas del político belga pasaron de situarlas en los 500.000 millones a ubicarlas en los 450.000 millones, más adelante en los 400.000 y, finalmente, en los 390.000.

Los grandes países, como Alemania, Francia, Italia y España, además de la mayoría de Estados miembros, querían como mínimo 400.000 millones de euros en subvenciones.

El compromiso se queda más cerca de la primera cifra, pero el recorte en subvenciones se ha traducido en rebajas en programas financiados por el fondo, como el de ciencia Horizonte Europa, el de inversiones Invest EU, o el Fondo de Transición Justa para el clima.

Los cuatro "frugales" también han conseguido su objetivo de aumentar los descuentos que tienen en su contribución al presupuesto, pese a que estaban destinados a desaparecer tras el Brexit.

Además, Holanda pretendía que los países pudiesen vetar los planes de reformas e inversiones que sus socios presenten para acceder al dinero del fondo.

Finalmente, los países remitirán sus planes a la Comisión, y estos tendrán que ser aprobados también por una mayoría cualificada de los Veintisiete.

Después, a la hora de autorizar el desembolso de cada tramo de ayuda, si un país o varios tienen dudas, podrán elevar la cuestión a una cumbre de líderes, con lo que el pago se paralizará hasta que lo hayan abordado.

Las posturas de Austria, Suecia, Dinamarca, Holanda y Finlandia han sido los principales obstáculos para lograr el acuerdo durante la reunión y han demostrado que si se alían, esos Estados, con bajas cifras de población, pero gran riqueza, pueden presionar y poner en cuestión el tradicional eje francoalemán, pues en las cumbres europeas las decisiones se toman por unanimidad.


De hecho, el canciller austriaco, Sebastian Kurz, aseguró el lunes que la "mejor decisión" de Viena ha sido integrar el "grupo de los frugales", porque son "países pequeños que no tendrían peso por sí mismos".

El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, subrayó tras lograrse el acuerdo que los "intereses holandeses están bien protegidos" con las condiciones aplicadas al paquete.

EL EJE FRANCOALEMÁN RESISTE LAS EMBESTIDAS FRUGALES


Pese a las concesiones que se han tenido que realizar para lograr el apoyo de los "frugales" y lograr un acuerdo, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, han mantenido su liderazgo en el club comunitario durante la negociación y finalmente han conseguido que la UE cuente con un plan de recuperación de envergadura.

El fondo de recuperación incluye los 390.000 millones de euros en subvenciones, muy cerca del mínimo de 400.000 millones exigido en la cita europea por los dos mandatarios, que han vuelto a ser claves en la gestión del consenso y durante la cumbre han coordinado su actuación.

No en vano, ambos fueron los ideólogos del plan cuando en mayo propusieron un fondo de recuperación con 500.000 millones de euros conseguidos a través de la emisión de deuda por parte de la Comisión, que se canalizarían luego en forma de transferencias directas.

De todas formas, la amenaza de un fracaso en la cumbre planeó durante los cuatro días de reuniones, lo que confirma que el eje francoalemán ya no ordena y manda en la Unión.

Merkel afirmó que el acuerdo conseguido es la respuesta "de la Europa unida" ante una situación que requería "respuestas extraordinarias". "Europa ha demostrado en esta situación ser capaz de actuar", dijo.

El presidente francés, Emmanuel Macron, habló de "un cambio histórico de nuestra Europa y de la zona euro", al poner en común una capacidad presupuestaria y abrir la perspectiva a recursos propios.

Foto: AFP



Macron hizo notar "el camino recorrido en dos meses" porque hace solo unos días algunos países, en alusión a los "frugales", estaban contra la idea de un endeudamiento en común y ahora lo han aceptado.

Esos países -añadió- estaban también en contra del principio de las subvenciones e igualmente lo han aceptado, y en cualquier caso pretendían reducirlas a la cantidad mínima, y han dado su visto bueno para los 390.000 millones de euros.

UN ESTADO DE DERECHO SATISFACTORIO PARA POLONIA Y HUNGRÍA

El acuerdo introduce por primera vez medidas para vincular la recepción de ayudas comunitarias a que se respete el Estado de derecho, algo propuesto a raíz de los problemas en los últimos años con Hungría y Polonia.

La versión final del texto, que se rebajó por la oposición de estos dos Estados, prevé la introducción de un "régimen de condicionalidad" para "proteger" el presupuesto y el fondo, para lo que la Comisión "propondrá medidas en caso de infracciones" para que las adopte el Consejo (los países) por mayoría cualificada. Sin embargo, no proporciona más detalles sobre ello.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, consideró que el acuerdo no incluye una "relación directa" entre el Estado de Derecho y la percepción de fondos, mientras que su homólogo húngaro, Viktor Orbán, afirmó que Hungría y Polonia han logrado proteger su orgullo nacional.

PENDIENTES DEL PARLAMENTO

El plan debería empezar a funcionar en 2021, pero para ello antes es necesario que la Eurocámara dé su visto bueno y que varios parlamentos nacionales ratifiquen la legislación que permitirá emitir deuda común, lo que ocurrirá en las próximas semanas o meses.


En mayo, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que insistía en que la Eurocámara tendrá la última palabra sobre el presupuesto multianual y que lo rechazará si no incluye la reforma del sistema de recursos propios de la Unión o si introduce nuevos instrumentos que no queden bajo el escrutinio de la Eurocámara.

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