/ lunes 19 de octubre de 2020

Resurgió como un ángel en su lucha contra la leucemia y el Covid-19

Ángel Gabriel Melgar Beltrán de 17 años está ganando la pelea y aspira a ser firmado por un equipo de la LMB

Culiacán, Sin.- El 7 de noviembre de 2019 recibe la mala noticia que padece la enfermedad llamada Leucemia Mieloide Aguda (LMA), cuando estaba en plena etapa de quimioterapias es atacado por el Covid-19 –mes de abril—que prácticamente lo tuvo en cuenta de 3-2, como se dice en el argot beisbolero, pero pudo más su capacidad física, juventud, deseos de trascender en el deporte que domina y vivir a lado de su familia que no lo ha dejado solo en esta lucha que será larga en el ánimo de restablecer totalmente su salud.

Está en plenitud de su vida, apenas ostenta 17 años de edad, cierto es que todo cambió para él, su forma de pensar ahora es otra, pero le queda claro que las segundas oportunidades se deben aprovechar y eso es lo que se ha propuesto de ya.

Nos referimos al joven beisbolista Ángel Gabriel Melgar Beltrán, quien nació el 21 de junio de 2003 y es oriundo de Costa Rica.

Para su padre Ernesto Melgar Bon, la noticia de la enfermedad de Ángel les cayó como una bomba, que les cambió todos sus planes, pero que les quedaba en claro que tenían que luchar al unísono en busca del restablecimiento de su hijo.

“La fuerza de su mamá Sofía Guadalupe para poder haberlo llevado por el buen camino. Admiro eso de ella, le ha puesto todo el empeño”, expresó Melgar Bon.

Y es que Ángel es un beisbolista que cumplió todo el proceso de Liga Infantil en la AC y Culiacán Recursos, posteriormente llegó a la Orabá y en cada una de esas categorías tuvo la virtud de acudir a las etapas nacionales. Y apenas la temporada pasada debutó en la JAPAC de Segunda Fuerza.

Desde luego que por el nivel de pelota que presentaba, los buscadores de talentos de Toros de Tijuana lo observaron y lo firmaron, aunque en estos momentos no tiene compromiso alguno, pero en su regreso tratará de convencer a algún club de la Liga Mexicana de Beisbol.

Así de claro y tajantes son sus objetivos, una vez que sabe lo que es luchar contra la adversidad y cuando se quiere ser algo en la vida.

Roberto “Cañoncito” Osuna lo visitó cuando estuvo internado. Foto: Cortesía │ Martín García Castillo

¿Qué sucedió aquel día que supiste de la enfermedad que aquejas?

--“No lo podía creer, yo tan deportista que soy. Un problema así es difícil, de un día a otro cambia tu vida, tu forma de pensar, de ver las cosas. Todo cambia”.

Ángel, quien estudia segundo año de preparatoria en Aguaruto, aceptó que de entrada sí se deprimió un poco, “me sentí mal, pero ni modo, a echarle ganas, dije, para salir de esta y enfrentar a lo que venga”.

¿Sales de las quimioterapias, que te ataca el coronavirus. Otra dura prueba para tí?

--“Fue muy difícil la segunda –Coronavirus-- porque apenas ahí la llevaba en la primera. Tenía mucha debilidad en mi cuerpo, también me sentí mal, duré mes y medio sin ver a nadie internado en el Hospital General.”

Pero no todo son pérdidas, ese mes y medio le dejó grandes enseñanzas como el valorar más la vida, la libertad que uno tiene de salir e ir con amigos, divertirse y que en cambio la enfermedad es pura soledad y medicamentos.

Está consciente que de noviembre de 2019 a la fecha todo le cambió, que piensa diferente y ves las cosas desde otra perspectiva.

“Estando en el Hospital vez los niños de meses con esa enfermedad luchando, lo difícil que es, te das cuenta cuántas enfermedades hay en el mundo con hospitales llenos. En mi caso, pues en cierta forma el jugar beisbol es una ventaja porque tengo condición física, gracias a Dios, por mi deporte fue un poco más fácil, pero le estamos echando ganas”.

Y agrega: “El deporte, el no rendirme, no darme por vencido, de que siempre tengo que estar luchando. Esto es como los entrenamientos, día por día, estar ahí, no rendirse nunca”.

Desde luego que la lucha no está del todo ganada, sí, el coronavirus que lo tuvo muy convaleciente a falta de oxígeno ya quedó atrás, pero el tratar su Leucemia Mieloide Aguda le llevará todavía cinco largos años de observación.

Cada seis meses tendrá un barrido de médula para estudiarla y saber que no haya avances o contaminación de la Leucemia, razón por la cual no se puede cantar victoria todavía.

En este camino Ángel ha tenido muchas motivaciones que a decir verdad a cualquiera le levanta el ánimo, máxime cuando son personajes de carne y hueso que practican la misma disciplina.

En los momentos más críticos tuvo la presencia de peloteros Grandes Ligas como Julio César Urías y Roberto Osuna, así como un mensaje de aliento de José Urquidy.

Que decir de Dagoberto y Martín Borrego y, por si fuera poco, tuvo la visita del Chaparro Chuarcheneger.

Lo propio hizo Julio César Urías. Foto: Cortesía │ Martín García Castillo

Puedes leer: Mucho le deben Dodgers de Los Ángeles a Julio César Urías Acosta

“Nunca he dicho me rindo, sino salir adelante, la vida es muy bonita, tal vez pensando en lo deportivo y en lo académico”.

¿Qué enseñanza te ha dejado este problema de salud como ser humano?

--“Que hay que valorar la vida, disfrutar la libertad, de que uno nunca debe darse por vencido, no bajar la guardia, nunca rendirse”.

Luego citó que a él le decían que la enfermedad quita mucho el apetito y que en su caso él, había veces que no tenía hambre y así comía.

“Mi mamá me decía come Ángel, come. Nunca te rindas, nunca tires la toalla, cuando menos piensa uno ahí queda y yo no quería eso para mí”.

Superadas muchas pruebas de salud, aunado a los deseos de ir recobrando su vida normal, hace mes y medio retomó la actividad del beisbol y con la ayuda de Manuel Ortega y Willy Castaños se está enfocando en el bateo.

“Si Dios quiere cuando empiece la liga, hacerlo bien, que no se note una debilidad en mi persona, por eso el entrenamiento es parte importante. Yo me siento bien, sí me recuperé mucho y la verdad debe irme bien”.

El joven deportista asienta que su familia ha jugado un papel muy importante en su restablecimiento, su padre, su madre, su hermana y su hermano Brayan Paul con capacidades diferentes, quien ha sido su inspiración y quiere ser su ejemplo de vida.

“Siempre me inspiro en él, de salir adelante por él, tener una vida bien con él”.

¿Qué piensas del beisbol?

--“Pues seguirlo practicando, quiero una firma para la LMB, todavía no pierdo las esperanzas, simple y sencillamente porque tengo la capacidad para poder jugar en el profesionalismo. Muchos me han dicho que tengo la capacidad para estar ahí y por eso hay que seguir entrenando, echándole ganas.”

En esta gráfica, con sus padres de familia. Foto: Cortesía │ Martín García Castillo


¿No será un impedimento tu problema de salud?

--“No, siento mi cuerpo bien fuerte, obvio no tengo ahorita la misma capacidad de antes como ver la bola, estar bien del brazo, pero poco a poco iré tomando el ritmo y fortaleciéndome”.

¿Qué mensaje emites a tus padres y hermanos y tías?

--“Que muchas gracias a ellos, nunca me dejaron abajo, nunca se apartaron de mí, que sigan así. Mi enfermedad fue por mis desvelos el no comer, un descuido, pienso que es eso, pero ahora ya he cambiado todos esos hábitos”.

¿Hay Ángel para rato?

--“Sí, aquí estamos fuertes siempre. Solo les digo que no se den para abajo, que no se dejen doblegar, que luchen, que estén firmes porque nunca sabes cuándo puede ser el final. Nunca te des por vencido, después de la tormenta viene el arcoíris y a seguir adelante”.



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Culiacán, Sin.- El 7 de noviembre de 2019 recibe la mala noticia que padece la enfermedad llamada Leucemia Mieloide Aguda (LMA), cuando estaba en plena etapa de quimioterapias es atacado por el Covid-19 –mes de abril—que prácticamente lo tuvo en cuenta de 3-2, como se dice en el argot beisbolero, pero pudo más su capacidad física, juventud, deseos de trascender en el deporte que domina y vivir a lado de su familia que no lo ha dejado solo en esta lucha que será larga en el ánimo de restablecer totalmente su salud.

Está en plenitud de su vida, apenas ostenta 17 años de edad, cierto es que todo cambió para él, su forma de pensar ahora es otra, pero le queda claro que las segundas oportunidades se deben aprovechar y eso es lo que se ha propuesto de ya.

Nos referimos al joven beisbolista Ángel Gabriel Melgar Beltrán, quien nació el 21 de junio de 2003 y es oriundo de Costa Rica.

Para su padre Ernesto Melgar Bon, la noticia de la enfermedad de Ángel les cayó como una bomba, que les cambió todos sus planes, pero que les quedaba en claro que tenían que luchar al unísono en busca del restablecimiento de su hijo.

“La fuerza de su mamá Sofía Guadalupe para poder haberlo llevado por el buen camino. Admiro eso de ella, le ha puesto todo el empeño”, expresó Melgar Bon.

Y es que Ángel es un beisbolista que cumplió todo el proceso de Liga Infantil en la AC y Culiacán Recursos, posteriormente llegó a la Orabá y en cada una de esas categorías tuvo la virtud de acudir a las etapas nacionales. Y apenas la temporada pasada debutó en la JAPAC de Segunda Fuerza.

Desde luego que por el nivel de pelota que presentaba, los buscadores de talentos de Toros de Tijuana lo observaron y lo firmaron, aunque en estos momentos no tiene compromiso alguno, pero en su regreso tratará de convencer a algún club de la Liga Mexicana de Beisbol.

Así de claro y tajantes son sus objetivos, una vez que sabe lo que es luchar contra la adversidad y cuando se quiere ser algo en la vida.

Roberto “Cañoncito” Osuna lo visitó cuando estuvo internado. Foto: Cortesía │ Martín García Castillo

¿Qué sucedió aquel día que supiste de la enfermedad que aquejas?

--“No lo podía creer, yo tan deportista que soy. Un problema así es difícil, de un día a otro cambia tu vida, tu forma de pensar, de ver las cosas. Todo cambia”.

Ángel, quien estudia segundo año de preparatoria en Aguaruto, aceptó que de entrada sí se deprimió un poco, “me sentí mal, pero ni modo, a echarle ganas, dije, para salir de esta y enfrentar a lo que venga”.

¿Sales de las quimioterapias, que te ataca el coronavirus. Otra dura prueba para tí?

--“Fue muy difícil la segunda –Coronavirus-- porque apenas ahí la llevaba en la primera. Tenía mucha debilidad en mi cuerpo, también me sentí mal, duré mes y medio sin ver a nadie internado en el Hospital General.”

Pero no todo son pérdidas, ese mes y medio le dejó grandes enseñanzas como el valorar más la vida, la libertad que uno tiene de salir e ir con amigos, divertirse y que en cambio la enfermedad es pura soledad y medicamentos.

Está consciente que de noviembre de 2019 a la fecha todo le cambió, que piensa diferente y ves las cosas desde otra perspectiva.

“Estando en el Hospital vez los niños de meses con esa enfermedad luchando, lo difícil que es, te das cuenta cuántas enfermedades hay en el mundo con hospitales llenos. En mi caso, pues en cierta forma el jugar beisbol es una ventaja porque tengo condición física, gracias a Dios, por mi deporte fue un poco más fácil, pero le estamos echando ganas”.

Y agrega: “El deporte, el no rendirme, no darme por vencido, de que siempre tengo que estar luchando. Esto es como los entrenamientos, día por día, estar ahí, no rendirse nunca”.

Desde luego que la lucha no está del todo ganada, sí, el coronavirus que lo tuvo muy convaleciente a falta de oxígeno ya quedó atrás, pero el tratar su Leucemia Mieloide Aguda le llevará todavía cinco largos años de observación.

Cada seis meses tendrá un barrido de médula para estudiarla y saber que no haya avances o contaminación de la Leucemia, razón por la cual no se puede cantar victoria todavía.

En este camino Ángel ha tenido muchas motivaciones que a decir verdad a cualquiera le levanta el ánimo, máxime cuando son personajes de carne y hueso que practican la misma disciplina.

En los momentos más críticos tuvo la presencia de peloteros Grandes Ligas como Julio César Urías y Roberto Osuna, así como un mensaje de aliento de José Urquidy.

Que decir de Dagoberto y Martín Borrego y, por si fuera poco, tuvo la visita del Chaparro Chuarcheneger.

Lo propio hizo Julio César Urías. Foto: Cortesía │ Martín García Castillo

Puedes leer: Mucho le deben Dodgers de Los Ángeles a Julio César Urías Acosta

“Nunca he dicho me rindo, sino salir adelante, la vida es muy bonita, tal vez pensando en lo deportivo y en lo académico”.

¿Qué enseñanza te ha dejado este problema de salud como ser humano?

--“Que hay que valorar la vida, disfrutar la libertad, de que uno nunca debe darse por vencido, no bajar la guardia, nunca rendirse”.

Luego citó que a él le decían que la enfermedad quita mucho el apetito y que en su caso él, había veces que no tenía hambre y así comía.

“Mi mamá me decía come Ángel, come. Nunca te rindas, nunca tires la toalla, cuando menos piensa uno ahí queda y yo no quería eso para mí”.

Superadas muchas pruebas de salud, aunado a los deseos de ir recobrando su vida normal, hace mes y medio retomó la actividad del beisbol y con la ayuda de Manuel Ortega y Willy Castaños se está enfocando en el bateo.

“Si Dios quiere cuando empiece la liga, hacerlo bien, que no se note una debilidad en mi persona, por eso el entrenamiento es parte importante. Yo me siento bien, sí me recuperé mucho y la verdad debe irme bien”.

El joven deportista asienta que su familia ha jugado un papel muy importante en su restablecimiento, su padre, su madre, su hermana y su hermano Brayan Paul con capacidades diferentes, quien ha sido su inspiración y quiere ser su ejemplo de vida.

“Siempre me inspiro en él, de salir adelante por él, tener una vida bien con él”.

¿Qué piensas del beisbol?

--“Pues seguirlo practicando, quiero una firma para la LMB, todavía no pierdo las esperanzas, simple y sencillamente porque tengo la capacidad para poder jugar en el profesionalismo. Muchos me han dicho que tengo la capacidad para estar ahí y por eso hay que seguir entrenando, echándole ganas.”

En esta gráfica, con sus padres de familia. Foto: Cortesía │ Martín García Castillo


¿No será un impedimento tu problema de salud?

--“No, siento mi cuerpo bien fuerte, obvio no tengo ahorita la misma capacidad de antes como ver la bola, estar bien del brazo, pero poco a poco iré tomando el ritmo y fortaleciéndome”.

¿Qué mensaje emites a tus padres y hermanos y tías?

--“Que muchas gracias a ellos, nunca me dejaron abajo, nunca se apartaron de mí, que sigan así. Mi enfermedad fue por mis desvelos el no comer, un descuido, pienso que es eso, pero ahora ya he cambiado todos esos hábitos”.

¿Hay Ángel para rato?

--“Sí, aquí estamos fuertes siempre. Solo les digo que no se den para abajo, que no se dejen doblegar, que luchen, que estén firmes porque nunca sabes cuándo puede ser el final. Nunca te des por vencido, después de la tormenta viene el arcoíris y a seguir adelante”.



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