/ viernes 28 de junio de 2019

Argentina obligada a ganar frente a Venezuela

Un partido que, por primera vez, no se explica desde la historia -Venezuela nunca ganó a Argentina en Copa América-

Río de Janeiro.- “¿Quién iba a pensar que un día se enfrentarían Argentina y Venezuela y no existiera un claro favorito?”.

En vísperas del choque, Rafael Dudamel, técnico venezolano, encerró en una frase todo el significado de los cuartos de final de la Copa América que en el Maracaná como escenario, enfrentarán a dos grandes equipos sudamericanos.

Un partido que, por primera vez, no se explica desde la historia -Venezuela nunca ganó a Argentina en Copa América-, ni por el peso de la camiseta, ni siquiera, por la presencia del mejor jugador en las filas de la selección Albiceleste.

El análisis previo conduce al momento de cada uno y, de ese, sale ganadora la sorprendente Vinotinto, un conjunto con un proceso definido y un objetivo claro; ha puesto la mira en las eliminatorias porque quiere dejar de ser el único equipo sudamericano que no ha jugado nunca un Mundial, pero antes hace una ambiciosa parada en la Copa América. En ese trayecto, ya han conseguido sobrevivir con un jugador menos ante Perú, resistir el asedio de Brasil y lograr un importante refuerzo anímico con su sólida victoria contra Bolivia (3-1).

Argentina es todo lo contrario. Llegó a Brasil con muchas dudas y afronta otra fase llena de incertidumbres, empezando por el futuro de Lionel Scaloni, un técnico que tan sólo tiene contrato hasta que concluya el torneo sudamericano.

Ante Venezuela sumará su decimotercer once en otros tantos partidos, con el regreso de Germán Pezella a la defensa, desplazando al lateral a Juan Foyth, y la entrada de Marcos Acuña por Giovanni Lo Celso en el centro del campo. Una vez más, el duelo queda pendiente de la respuesta del capitán. Como casi siempre, todo volverá a girar entorno al “10” que por el momento no ha dejado en Brasil más que algunos detalles y sus quejas por el estado de los campos de juego.

Messi se siente obligado a ganar la Copa América y sus compañeros a facilitarle la misión. Le queda a Dudamel, ahora, decidir si apuesta por el conjunto agónico que sobrevivió en las dos primeras jornadas o, como ante Bolivia, va por el rival, en busca de la historia.

Río de Janeiro.- “¿Quién iba a pensar que un día se enfrentarían Argentina y Venezuela y no existiera un claro favorito?”.

En vísperas del choque, Rafael Dudamel, técnico venezolano, encerró en una frase todo el significado de los cuartos de final de la Copa América que en el Maracaná como escenario, enfrentarán a dos grandes equipos sudamericanos.

Un partido que, por primera vez, no se explica desde la historia -Venezuela nunca ganó a Argentina en Copa América-, ni por el peso de la camiseta, ni siquiera, por la presencia del mejor jugador en las filas de la selección Albiceleste.

El análisis previo conduce al momento de cada uno y, de ese, sale ganadora la sorprendente Vinotinto, un conjunto con un proceso definido y un objetivo claro; ha puesto la mira en las eliminatorias porque quiere dejar de ser el único equipo sudamericano que no ha jugado nunca un Mundial, pero antes hace una ambiciosa parada en la Copa América. En ese trayecto, ya han conseguido sobrevivir con un jugador menos ante Perú, resistir el asedio de Brasil y lograr un importante refuerzo anímico con su sólida victoria contra Bolivia (3-1).

Argentina es todo lo contrario. Llegó a Brasil con muchas dudas y afronta otra fase llena de incertidumbres, empezando por el futuro de Lionel Scaloni, un técnico que tan sólo tiene contrato hasta que concluya el torneo sudamericano.

Ante Venezuela sumará su decimotercer once en otros tantos partidos, con el regreso de Germán Pezella a la defensa, desplazando al lateral a Juan Foyth, y la entrada de Marcos Acuña por Giovanni Lo Celso en el centro del campo. Una vez más, el duelo queda pendiente de la respuesta del capitán. Como casi siempre, todo volverá a girar entorno al “10” que por el momento no ha dejado en Brasil más que algunos detalles y sus quejas por el estado de los campos de juego.

Messi se siente obligado a ganar la Copa América y sus compañeros a facilitarle la misión. Le queda a Dudamel, ahora, decidir si apuesta por el conjunto agónico que sobrevivió en las dos primeras jornadas o, como ante Bolivia, va por el rival, en busca de la historia.

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