Culiacán, Sin.- Bastos conocimientos como directivo en el futbol, más de 40 años compartiendo enseñanzas a niños, sintiéndose el instrumento que Dios puso ahí, como pudo haber ubicado a otro, son el aliciente que lo mantiene vigente, de pie y con ánimos para seguir aportando sus conocimientos a quienes se abren camino en esta disciplina.
A decir de él, se siente a gusto, tranquilo, porque el ver crecer a niños, tanto en lo deportivo como en lo académico, y que los padres de familia se lo reconozcan, lo enaltecen todavía más.
Cierto que tuvo un alto en su camino con la pérdida de su querida esposa Carmen Sánchez Beltrán (hace 16 meses) pero en sus tres hijos y en los niños que entrena a diario, ha encontrado la fortaleza para no declinar ni mirar jamás hacia atrás.
Así podemos describir a Juan Manuel Barrera Díaz, licenciado en Educación Física y con carnet de entrenador profesional desde hace 15 años, quien también ha sido parte de la formación de jugadores que en este momento están probando las mieles del profesionalismo, tal es el caso de Javier Güemes (San Luis), Javier Salas (Puebla) y Aarón Mejía Montoya (Dorados).
Él deja bien en claro que su filosofía no es preparar niños con futuro para jugar en el profesionalismo, pero sí que se defiendan, que tengan los fundamentos, pero, sobre todo, que sean seres humanos de bien para la sociedad.
En su peregrinar por el futbol ha sido partícipe de grandes acontecimientos que han dejado huella y uno de ellos es que fue de los pioneros de la Liga de Futbol Eduardo Millán (es el único que se encuentra vigente), misma que en poco tiempo se ubicó como todo un referente de este deporte en Culiacán.
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Hasta la fecha, hablamos de hace escasos 30 años, y todavía se encuentra vigente, ahí Barrera Díaz ya actuaba, pero como directivo.
Crearon la Escuela Infantil de Futbol “Jesús Eduardo Millán Vega” que hace 20 años atiende niños en el sector de Villaverde (pasto sintético).
Junto a Martín Boltor y Sergio Peña, iniciaron con el proyecto de árbitros para niños y de ahí surgió el juez mundialista César Ramos.
“César Ramos es obra de Martín Boltor, hay otros que se ponen el sombrero, pero no fue así. César es el referente de ese colegio y además tuvimos un grupo de niños muy buenos que hasta en un nacional les tocó pitar”, manifestó.
¿Y qué ha pasado con Juan Manuel después del deceso de su esposa. Te dejó fortaleza alguna para continuar?
--Con una voz entrecortada, pero firme, sostiene. “Me quedo sin fuerzas, sin ganas, pero me han ayudado mucho mis hijos (Juan Manuel, María del Carmen y Aurelia) es por ellos que estoy parado. Ellos son mi fortaleza, el martes cumplió 16 meses que se fue la mujer y todavía ahí estamos pendiente en eso”.
Barrera Díaz, quien reconoce que toda su formación se la debe al Colegio El Chapule, que es quien le enseñó a trabajar, también le da crédito a los niños de quien dice, “esa es mi fortaleza principal porque espero la tarde para irme al campo con ellos, eso, el futbol, la convivencia que tengo con ellos me tiene parado”.
Le queda en claro que la partida de su esposa Carmen lo tumbó, pero que no lo doblegó, “me hubiera doblegado si hubiera estado solo, pienso que también yo me hubiera ido, pero gracias a Dios ahí están ellos”.
Juan Manuel Barrera Díaz, con toda esa experiencia que arrastra, invita a todos los padres de familia, que, con parte importante de la formación y crecimiento de los niños, a que estén pendientes de la enseñanza que reciben realmente sus hijos.
“Que no se vayan con la finta de que su hijo vaya a ser un deportista de Alto Rendimiento, sino que esté en un lugar donde reciba lo que es la enseñanza, la formación deportiva y la formación de disciplina que realmente sea de responsabilidad”.
Luego sostuvo que él es claro y objetivo con los padres de familia, a quienes les pregunta a qué llevan a los niños.
“Que si los trae a que se los entrene, que bien, pero que no espere que sean profesionales, eso que quede en segundo término. Primeramente, su enseñanza y ya después vemos lo demás, el futbol te da muchas cosas”.
Manifestó que él aprendió y lo pone en práctica, que para el binomio niño-profesor se busca una formación integral.
Juan Manuel Barrera no es de esos que están frente a los reflectores, le huye, no le gusta, no es su razón de ser.
No anda en busca de que se le tome en cuenta para homenaje alguno, él se adentra a entregarse en cuerpo y alma a los niños, que aparte que siempre han sido su pasión, hoy su tanque de oxígeno y su energía para ganarse la supervivencia.
Refiere que él siempre ha estado a la sombra, que no le gusta sobresalir, “las flores son para las personas que van empezando o que hicieron algo, yo he hecho algo que me ha gustado, y me gusta hacerlo. Debe ser bonito cuando a alguien le hacen un homenaje, pero yo no merezco eso”.
“Tengo la gran satisfacción de ver crecer a niños, haberme formado no para vivir de esta profesión, y me duele ver gente que no tenga el conocimiento exigido y la metodología necesaria para la enseñanza. Yo me puedo jactar de que soy una persona que enseña y que lo hace para bien de los niños”.
FRASE
JUAN MANUEL BARRERA DÍAZ
“Tengo la gran satisfacción de ver crecer a niños, haberme formado no para vivir de esta profesión, y me duele ver gente que no tenga el conocimiento exigido y la metodología necesaria para la enseñanza.
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