/ viernes 24 de diciembre de 2021

Noche bohemia: Cantan a la vida de Juanito

Juan Jiménez llegó a Culiacán para cambiar la trova, a un año de su ausencia, su voz es recordada en el Peor para el Sol

Culiacán, Sin.- “Él era muy congruente con lo que hacía y con lo que decía y yo no hubiera esperado tanto cariño de la gente”, fue lo que dijo Francis Rosas al Sol de Sinaloa, recordando la vida Juanito, quien la acompañó durante 26 años.

Nacido el 27 de marzo de 1970 y oriundo de la Ciudad de México, Juan Jiménez León, logró cautivar a su público, convirtiéndose en una de las figuras importantes de la escena musical de Culiacán, Sinaloa, lugar en donde convirtió las calles y los bares en su escenario.

Juanito, como todos lo conocían era un músico nato, cuyo oído absoluto sorprendió a su familia cuando apenas era un niño y vivía en el estado Oaxaca, afinando una vieja guitarra, para sacarle ritmo y así comenzar sus primeras lecciones de música.

Cuando Juan se fue a vivir al pueblo en Oaxaca, su papá tenía una guitarra vieja que ponían en una parte alta y le aflojaban las cuerdas para que él no la agarrara y así no le pasara nada a la guitarra, pero él a como podía la afinaba y se ponía a tocar y todos en su casa se sorprendían porque él estaba muy niño y nadie le había enseñado afinar una guitarra”, mencionó Francis.

Fue a partir de ahí que, la estrecha relación de Juan con la música comenzó, para más tarde convertirse en un músico de protesta para luego convertirse en el trovador favorito de Culiacán.

La música, el amor y la protesta

Juan y la música se fusionaron y eso podía verse desde lejos, cuando adornaba las canciones al momento de interpretarlas y es que aunque Juan era un músico de nacimiento, fue después de terminar la preparatoria que se fue a estudiar a la escuela de música G Martell, para posteriormente volver a Culiacán y entrar a la carrera del Técnico Instructor en Música en la UAS.

Aunque la música fue su formación, era una arma en contra de la corrupción y por medio de ella se expresaba en las protestas. Con la música Juan se apoderó de las calles y en las manifestaciones, la guitarra era su arma y su voz eran las balas, que ayudarían a reclamarle a las autoridades de gobierno por lo que a él y a los demás les tocaba por ley.

Así era Juanito, un revolucionario de izquierda que comenzó cantando música de protesta en la lucha de sus derechos. Sin embargo, el cuarto arte no solo le dio las armas para alzar la voz, pues la música lo llevó a encontrarse con Francis Rosas, su esposa, su amiga y la madre de sus hijas.

Yo a Juan lo conocí en catedral en una manifestación y me le acerqué a preguntarle que si cuánto cobraba cuando tocaba y él se ofendió porque pues no cobraba y de eso hace 26 años y dos hijas”.

Foto: Karla Mnedivil | El Sol de Sinaloa

Música para el alma

Las calles vieron como Juanito se pulía y la vida lo llevó después a tocar en los bares, siendo esos escenarios donde grandes artistas de la escena de Culiacán fueron compartiendo el escenario con él y mientras más tiempo pasaba, el público fue siendo su corista, el corista al que Juan abrazaba sin importar el nivel social, porque para él todos los que iban a gozar de su música eran iguales.

Juan veía a todos por igual, a él no le importaba si los que iban a verlo eran políticos o era el que cuidaba los carros, para él todos eran iguales, él siempre fue la mano amiga de todos sin hacer distinciones

Con la música, este trovador siempre daba un mensaje a su público y quienes iban a verlo siempre salían con una sonrisa en la cara, pues no nada más era el músico del bar, era a quien siempre se podía saludar por la calle, aquí y allá.

A donde fuéramos a Juan lo saludaban, así fuera en otro estado se escuchaba que le gritaban “Juanito” y él se acercaba a platicar

Y es que con la música Juan decía muchas cosas, con la música ayudó a quienes iban empezando en la carrera, con la música hacía que quienes iban a verlo se unieran a una sola voz, se hicieran nuevas amistades, pero sobre todo con ella se convirtió en el trovador de Culiacán.

Foto: Karla Mnedivil | El Sol de Sinaloa

Sabina Peor Para el Sol

Luego de que él tocó en algunos bares, Juan se puso a trabajar en su propio proyecto, dándole vida a uno de los bares más bohemios de la ciudad, Sabina Peor Para el Sol, y es que ese bar, ha sido testigo de muchas las anécdotas que culichis de todas las edades tuvieron con Juanito.

Seguridad” es lo que gritaba desde el escenario cada vez que cantaba y entraba alguien por la puerta, siendo el dueño él tocaba y la mejor parte siempre fue cuando cantaba “19 días y 500 noches” , cuando al unísono todo el bar cantaba con él y en cierta estrofa todos le contestaban “Y la marihuana”, una pequeña frase de la autoría de Juanito que va a prevalecer para siempre, pues su estilo, sus ritmos como ejecutante lo hacían único.

Por Para El Sol, fue para Juan el menor de sus hijos, le dio forma, le puso un nombre y lo vio crecer y fue por allá del 2010 que abrió sus puertas para no cerrarlas y seguir viendo a la gente bailar y seguir recordando los días que Juan andaba por el bar, invitando a cantar a la gente, presentando cada jueves al Tacho Loaiza, gritando “Seguridad”, siendo amigo de quienes iban e influyendo en cada uno para poder hacer de la ciudad algo mejor con la música.

Aunque físicamente a Juan ya no se le puede ver, se le recuerda en cada rincón del Peor Para el Sol, todavía se escucha el eco de cuando cantaba y Francis ahí está para seguir viendo crecer el tan querido bar de él, pues antes de partir, dejó toda una lista de pendientes que debían hacer para seguir dándole vida al bar.

En una de las veces que estaba con él en el hospital, me escribió una lista para el bar, con los números del contador y de donde tenía que hacer el pedido de la cerveza, porque al día siguiente era miércoles y se tenía que abrir

Foto: Karla Mnedivil | El Sol de Sinaloa

Juan Jiménez León

Si bien él era un buen amigo de la gente y excelente músico, fue un padre atento y un esposo que siempre le dio su lugar a su esposa.

Juanito fue la mano amiga de muchos y decía que “La ayuda que se agradecía era la que no se pedía”, y él nunca faltó para ayudar a quien lo necesitaba, ganándose la reciprocidad y el cariño de la gente, que estuvo al pendiente aún en los momentos más difíciles para él y su familia.

En los peores momentos, llegaba alguien a ayudarnos sin pedirlo

Este trovador tuvo una buena cosecha de todo el cariño que sembró en la gente y aunque el 23 de diciembre del 2020 y con tan solo 50 años su voz se apagó, él siempre será recordado como alguien que influyó en la vida de muchos de una buena manera al grado de que es nostálgico recordar los días que cantaba “La Masa” de Silvio Rodríguez y la gente bailaba.

Aunque físicamente Juan ya no se encuentra entre la gente, nadie lo deja morir, pues fue el cariño, su música y su ejemplo lo que quedó vivo en el corazón de cada persona que convivió con él, en de su amada esposa, hijas y amigos, pues en su nombre se hace fiesta, se pintan paredes y se le desea larga vida al Peor.

Foto: Karla Mnedivil | El Sol de Sinaloa




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Culiacán, Sin.- “Él era muy congruente con lo que hacía y con lo que decía y yo no hubiera esperado tanto cariño de la gente”, fue lo que dijo Francis Rosas al Sol de Sinaloa, recordando la vida Juanito, quien la acompañó durante 26 años.

Nacido el 27 de marzo de 1970 y oriundo de la Ciudad de México, Juan Jiménez León, logró cautivar a su público, convirtiéndose en una de las figuras importantes de la escena musical de Culiacán, Sinaloa, lugar en donde convirtió las calles y los bares en su escenario.

Juanito, como todos lo conocían era un músico nato, cuyo oído absoluto sorprendió a su familia cuando apenas era un niño y vivía en el estado Oaxaca, afinando una vieja guitarra, para sacarle ritmo y así comenzar sus primeras lecciones de música.

Cuando Juan se fue a vivir al pueblo en Oaxaca, su papá tenía una guitarra vieja que ponían en una parte alta y le aflojaban las cuerdas para que él no la agarrara y así no le pasara nada a la guitarra, pero él a como podía la afinaba y se ponía a tocar y todos en su casa se sorprendían porque él estaba muy niño y nadie le había enseñado afinar una guitarra”, mencionó Francis.

Fue a partir de ahí que, la estrecha relación de Juan con la música comenzó, para más tarde convertirse en un músico de protesta para luego convertirse en el trovador favorito de Culiacán.

La música, el amor y la protesta

Juan y la música se fusionaron y eso podía verse desde lejos, cuando adornaba las canciones al momento de interpretarlas y es que aunque Juan era un músico de nacimiento, fue después de terminar la preparatoria que se fue a estudiar a la escuela de música G Martell, para posteriormente volver a Culiacán y entrar a la carrera del Técnico Instructor en Música en la UAS.

Aunque la música fue su formación, era una arma en contra de la corrupción y por medio de ella se expresaba en las protestas. Con la música Juan se apoderó de las calles y en las manifestaciones, la guitarra era su arma y su voz eran las balas, que ayudarían a reclamarle a las autoridades de gobierno por lo que a él y a los demás les tocaba por ley.

Así era Juanito, un revolucionario de izquierda que comenzó cantando música de protesta en la lucha de sus derechos. Sin embargo, el cuarto arte no solo le dio las armas para alzar la voz, pues la música lo llevó a encontrarse con Francis Rosas, su esposa, su amiga y la madre de sus hijas.

Yo a Juan lo conocí en catedral en una manifestación y me le acerqué a preguntarle que si cuánto cobraba cuando tocaba y él se ofendió porque pues no cobraba y de eso hace 26 años y dos hijas”.

Foto: Karla Mnedivil | El Sol de Sinaloa

Música para el alma

Las calles vieron como Juanito se pulía y la vida lo llevó después a tocar en los bares, siendo esos escenarios donde grandes artistas de la escena de Culiacán fueron compartiendo el escenario con él y mientras más tiempo pasaba, el público fue siendo su corista, el corista al que Juan abrazaba sin importar el nivel social, porque para él todos los que iban a gozar de su música eran iguales.

Juan veía a todos por igual, a él no le importaba si los que iban a verlo eran políticos o era el que cuidaba los carros, para él todos eran iguales, él siempre fue la mano amiga de todos sin hacer distinciones

Con la música, este trovador siempre daba un mensaje a su público y quienes iban a verlo siempre salían con una sonrisa en la cara, pues no nada más era el músico del bar, era a quien siempre se podía saludar por la calle, aquí y allá.

A donde fuéramos a Juan lo saludaban, así fuera en otro estado se escuchaba que le gritaban “Juanito” y él se acercaba a platicar

Y es que con la música Juan decía muchas cosas, con la música ayudó a quienes iban empezando en la carrera, con la música hacía que quienes iban a verlo se unieran a una sola voz, se hicieran nuevas amistades, pero sobre todo con ella se convirtió en el trovador de Culiacán.

Foto: Karla Mnedivil | El Sol de Sinaloa

Sabina Peor Para el Sol

Luego de que él tocó en algunos bares, Juan se puso a trabajar en su propio proyecto, dándole vida a uno de los bares más bohemios de la ciudad, Sabina Peor Para el Sol, y es que ese bar, ha sido testigo de muchas las anécdotas que culichis de todas las edades tuvieron con Juanito.

Seguridad” es lo que gritaba desde el escenario cada vez que cantaba y entraba alguien por la puerta, siendo el dueño él tocaba y la mejor parte siempre fue cuando cantaba “19 días y 500 noches” , cuando al unísono todo el bar cantaba con él y en cierta estrofa todos le contestaban “Y la marihuana”, una pequeña frase de la autoría de Juanito que va a prevalecer para siempre, pues su estilo, sus ritmos como ejecutante lo hacían único.

Por Para El Sol, fue para Juan el menor de sus hijos, le dio forma, le puso un nombre y lo vio crecer y fue por allá del 2010 que abrió sus puertas para no cerrarlas y seguir viendo a la gente bailar y seguir recordando los días que Juan andaba por el bar, invitando a cantar a la gente, presentando cada jueves al Tacho Loaiza, gritando “Seguridad”, siendo amigo de quienes iban e influyendo en cada uno para poder hacer de la ciudad algo mejor con la música.

Aunque físicamente a Juan ya no se le puede ver, se le recuerda en cada rincón del Peor Para el Sol, todavía se escucha el eco de cuando cantaba y Francis ahí está para seguir viendo crecer el tan querido bar de él, pues antes de partir, dejó toda una lista de pendientes que debían hacer para seguir dándole vida al bar.

En una de las veces que estaba con él en el hospital, me escribió una lista para el bar, con los números del contador y de donde tenía que hacer el pedido de la cerveza, porque al día siguiente era miércoles y se tenía que abrir

Foto: Karla Mnedivil | El Sol de Sinaloa

Juan Jiménez León

Si bien él era un buen amigo de la gente y excelente músico, fue un padre atento y un esposo que siempre le dio su lugar a su esposa.

Juanito fue la mano amiga de muchos y decía que “La ayuda que se agradecía era la que no se pedía”, y él nunca faltó para ayudar a quien lo necesitaba, ganándose la reciprocidad y el cariño de la gente, que estuvo al pendiente aún en los momentos más difíciles para él y su familia.

En los peores momentos, llegaba alguien a ayudarnos sin pedirlo

Este trovador tuvo una buena cosecha de todo el cariño que sembró en la gente y aunque el 23 de diciembre del 2020 y con tan solo 50 años su voz se apagó, él siempre será recordado como alguien que influyó en la vida de muchos de una buena manera al grado de que es nostálgico recordar los días que cantaba “La Masa” de Silvio Rodríguez y la gente bailaba.

Aunque físicamente Juan ya no se encuentra entre la gente, nadie lo deja morir, pues fue el cariño, su música y su ejemplo lo que quedó vivo en el corazón de cada persona que convivió con él, en de su amada esposa, hijas y amigos, pues en su nombre se hace fiesta, se pintan paredes y se le desea larga vida al Peor.

Foto: Karla Mnedivil | El Sol de Sinaloa




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