/ lunes 17 de enero de 2022

Vacunación, ciencia y conciencia

Junto a la cuarta ola de contagios de Covid 19 ocasionados por la variante Omicron en todo el mundo, en los últimos diez días otro acontecimiento pero de índole deportivo ha puesto sobre la mesa la importancia de la vacunación como el instrumento por excelencia para hacer frente a la pandemia, y me refiere al revuelo mediático en torno al Abierto de Australia de Tennis y la expulsión del país del tenista número uno del mundo Novak Djokovic, debido a que no contaba con el certificado de vacunación exigido por el gobierno en la ciudad de Melbourne.

Desde luego este debate desde un inicio trascendió el ámbito deportivo y no se pudo evitar su contaminación con los dogmas y teorías negacionistas que irresponsablemente gravitan en las redes y que pretenden darle la espalda a los avances científicos en el campo de la medicina. Lo cierto es que si muchos países no hubieran impuesto medidas de contención (o autoprotección), y sobre todo si no nos hubiéramos vacunado de forma masiva, muy probablemente no sólo este torneo sino muchos otros en el mundo, no se estarían llevando a cabo (VG. La final entre Tomateros de Culiacán vs Charros de Jalisco, antes la Fórmula 1, el box, el futbol, la olimpiadas, etc) y la actividad económica se hubiera contraído aún más.

Otro asunto pero a destacar de este lamentable episodio de “Nole” Djokovic, es el correcto comportamiento del gobierno australiano, que aunque desde el inicio le notificó al jugador la inviabilidad de su participación por no estar vacunado, le respetó en todo momento el debido proceso legal y le permitió al jugador recurrir las decisiones de la autoridad, hasta que una última instancia le ratificó la negativa. Y claro por encima de este asunto procesal jurídico, está sin duda el reconocimiento a la firmeza de un gobierno que no titubeó en contemplar su expulsión para salvaguardar el estricto cumplimiento de las normas que ha impuesto a sus propios ciudadanos y a los visitantes extranjeros.

En pocas palabras, se hizo valer ese apotegma jurídico que establece que el límite de la libertad (o de un derecho) son los derechos de los demás: a la salud, el bienestar y la seguridad. Y es la forma ética en que debe conducirse cualquier gobierno, anteponiendo siempre el interés general o el bien común.

Todos debemos actuar correctamente, ciudadanos y gobierno, porque todos queremos superar cuanto antes esta histórica contingencia. El Covid-19 permea ya tres años naturales (comenzó a manifestarse en el primer trimestre del 2020) y hasta ahora tiene un balance de más de 327 millones de contagiados y 5.5 millones de fallecidos a nivel mundial; oficialmente en México 4.6 millones de contagiados y 315 mil fallecidos, y en Sinaloa 87,280 casos totales con 9,148 defunciones, al 16 de enero de este año.

Asimismo, debemos hacer causa en común para ganar el debate a favor de la más amplia inmunización de la humanidad y desvirtuar todos los días con datos duros y evidencia científica las posturas irracionales del llamado movimiento antivacunas, que algo de daño ha hecho. Si como afirma el prestigiado científico Alejandro Macías, “probablemente estamos viviendo el último coletazo de la pandemia”, hay que hacer todos lo que nos corresponde, apoyándonos en la ciencia y haciendo conciencia de nuestra responsabilidad cívica.

Como nos los recocordó con mucha precisión hace dos semanas el doctor Francisco Moreno (Reforma, 04/Ene/2022), a lo largo de la historia la ciencia ha sido la gran aliada del hombre para superar cualquier emergencia sanitaria: “Si alguien se ha levantado para luchar y dar todo para poner un freno a la pandemia ha sido la ciencia. En tiempo récord se identificó al virus, a menos de un mes se había logrado secuenciar, es decir conocer la estructura genética del agente infeccioso. Desarrollaron pruebas que han permitido conocer a los contagiados en cuestión de horas, incluso minutos. A los 4 meses se probaron vacunas que lograron ser aprobadas y aplicadas antes del año de aparición de la epidemia. Todo esto ha evitado que el número de fallecidos fuera 10 veces más que el que se tiene. Y el desarrollo de medicamentos orales ayudará al control de la enfermedad en los próximos meses.” No debemos nunca dejar de apreciar las fortalezamos que hemos construido.

Que tengan excelente inicio de semana. A cuidarse de Omicrón. Usar cubrebocas, vacunarse y exhortar a la vacunación de los demás.

*Secretario de Salud del Estado de Sinaloa.

Junto a la cuarta ola de contagios de Covid 19 ocasionados por la variante Omicron en todo el mundo, en los últimos diez días otro acontecimiento pero de índole deportivo ha puesto sobre la mesa la importancia de la vacunación como el instrumento por excelencia para hacer frente a la pandemia, y me refiere al revuelo mediático en torno al Abierto de Australia de Tennis y la expulsión del país del tenista número uno del mundo Novak Djokovic, debido a que no contaba con el certificado de vacunación exigido por el gobierno en la ciudad de Melbourne.

Desde luego este debate desde un inicio trascendió el ámbito deportivo y no se pudo evitar su contaminación con los dogmas y teorías negacionistas que irresponsablemente gravitan en las redes y que pretenden darle la espalda a los avances científicos en el campo de la medicina. Lo cierto es que si muchos países no hubieran impuesto medidas de contención (o autoprotección), y sobre todo si no nos hubiéramos vacunado de forma masiva, muy probablemente no sólo este torneo sino muchos otros en el mundo, no se estarían llevando a cabo (VG. La final entre Tomateros de Culiacán vs Charros de Jalisco, antes la Fórmula 1, el box, el futbol, la olimpiadas, etc) y la actividad económica se hubiera contraído aún más.

Otro asunto pero a destacar de este lamentable episodio de “Nole” Djokovic, es el correcto comportamiento del gobierno australiano, que aunque desde el inicio le notificó al jugador la inviabilidad de su participación por no estar vacunado, le respetó en todo momento el debido proceso legal y le permitió al jugador recurrir las decisiones de la autoridad, hasta que una última instancia le ratificó la negativa. Y claro por encima de este asunto procesal jurídico, está sin duda el reconocimiento a la firmeza de un gobierno que no titubeó en contemplar su expulsión para salvaguardar el estricto cumplimiento de las normas que ha impuesto a sus propios ciudadanos y a los visitantes extranjeros.

En pocas palabras, se hizo valer ese apotegma jurídico que establece que el límite de la libertad (o de un derecho) son los derechos de los demás: a la salud, el bienestar y la seguridad. Y es la forma ética en que debe conducirse cualquier gobierno, anteponiendo siempre el interés general o el bien común.

Todos debemos actuar correctamente, ciudadanos y gobierno, porque todos queremos superar cuanto antes esta histórica contingencia. El Covid-19 permea ya tres años naturales (comenzó a manifestarse en el primer trimestre del 2020) y hasta ahora tiene un balance de más de 327 millones de contagiados y 5.5 millones de fallecidos a nivel mundial; oficialmente en México 4.6 millones de contagiados y 315 mil fallecidos, y en Sinaloa 87,280 casos totales con 9,148 defunciones, al 16 de enero de este año.

Asimismo, debemos hacer causa en común para ganar el debate a favor de la más amplia inmunización de la humanidad y desvirtuar todos los días con datos duros y evidencia científica las posturas irracionales del llamado movimiento antivacunas, que algo de daño ha hecho. Si como afirma el prestigiado científico Alejandro Macías, “probablemente estamos viviendo el último coletazo de la pandemia”, hay que hacer todos lo que nos corresponde, apoyándonos en la ciencia y haciendo conciencia de nuestra responsabilidad cívica.

Como nos los recocordó con mucha precisión hace dos semanas el doctor Francisco Moreno (Reforma, 04/Ene/2022), a lo largo de la historia la ciencia ha sido la gran aliada del hombre para superar cualquier emergencia sanitaria: “Si alguien se ha levantado para luchar y dar todo para poner un freno a la pandemia ha sido la ciencia. En tiempo récord se identificó al virus, a menos de un mes se había logrado secuenciar, es decir conocer la estructura genética del agente infeccioso. Desarrollaron pruebas que han permitido conocer a los contagiados en cuestión de horas, incluso minutos. A los 4 meses se probaron vacunas que lograron ser aprobadas y aplicadas antes del año de aparición de la epidemia. Todo esto ha evitado que el número de fallecidos fuera 10 veces más que el que se tiene. Y el desarrollo de medicamentos orales ayudará al control de la enfermedad en los próximos meses.” No debemos nunca dejar de apreciar las fortalezamos que hemos construido.

Que tengan excelente inicio de semana. A cuidarse de Omicrón. Usar cubrebocas, vacunarse y exhortar a la vacunación de los demás.

*Secretario de Salud del Estado de Sinaloa.