/ miércoles 23 de junio de 2021

Una final de mentiritas

A estas alturas ya es del dominio de los aficionados al fútbol, la forma tan vergonzosa como terminó la temporada de la Liga de Primera Fuerza Municipal. Comentamos la semana previa al duelo entre La Vaquita y San Francisco, que hace muchos años que no me paro en una cancha de este deporte para presenciar un juego de nivel amateur, salvo algunos en la categoría de veteranos. Agregamos a esto que, al ser removido al equipo de reporteros de primera plana, dedicado a reportajes especiales, pese a ello, no dejamos de escribir esta columna, principalmente con la llegada del profesionalismo a partir de la tercera división.

Por eso mismo hay temas que no puedo abordar de lleno, pero otros sí, producto de la información de nuestros compañeros. Por ejemplo, que, de unos años a la fecha, varios equipos contrataron jugadores ex profesionales, quienes, para poder ser admitidos en el sector de aficionados, requieren una carta llamada de recalificación otorgada por la Federación Mexicana de Fútbol. Desconocemos si existe en los estatutos un plazo para poder obtener ese documento y si abarca hasta cuando tengan categoría para jugar en las ligas de veteranos, categoría que se contempla a partir de los 30 abriles. Lo apuntamos porque en la actual liga mayor, hay jugadores que rebasan esa edad.

En fin, para el caso de la final, es lo de menos, porque lo demás es que para la primera fuerza si lo requieren. Y ahí está el meollo del asunto. La Vaquita ganó en la cancha 2 a 0, pero perdió en la mesa por alinear a un jugador que no presentó su carta de recalificación y que, además, fue el anotador de uno de los dos goles.

Ante tal acción, solo queda hacer preguntas.

¿Por qué la directiva de la liga le dio entrada al alta de ese jugador?, ¿sabía la directiva y los delegados que fue profesional y por lo tanto se requería su carta de recalificación? Si la respuesta es sí, pues hay aún muchas más preguntas. ¿Ese jugador participó en otros encuentros y nadie protestó? ¿Sí la directiva de antemano lo sabía, por qué lo permitió, cuando su deber fue rechazarla, sabiendo que de permitirla crearía problemas? Los directivos de las ligas no solo están ahí para dirigir sesiones, sino para aplicar el reglamento, sobre todo a sabiendas de que alguien pretende dar un mal paso. Eso de que, “por su cuenta y riesgo”, no es argumento válido.

¿Por qué el equipo que ganó en el campo no realizó la gestión para recalificarlo? ¿Acaso no lo sabían y el jugador lo omitió? El responsable del equipo San Francisco, desde luego que lo sabía, entonces, más preguntas. ¿Por qué no en otros partidos? ¿Le advirtió al adversario antes de iniciar el duelo final que lo protestaría en caso de alinearlo o simplemente lo dejó como último recurso? ¿Qué acaso ya no funciona el aparato federativo en donde están todos los jugadores amateurs y profesionales registrados y que es papel de todos, escudriñarlo a fondo?

Al final de cuentas ¡que mal por todos a los actores, empezando por la directiva y siguiendo con los responsables de ambos equipos y con el mismo jugador! Los aficionados que abarrotaron el estadio Universitario, por cierto, sin medida sanitaria alguna. Vieron pues una final de mentiritas y así, La Vaquita, equipo por cierto que a raíz de esta situación, dejará la liga, según nos reportaron nuestros colegas, no llegó a su tercer cetro consecutivo, algo que no sucede desde la década de los años cincuenta, cuando la UAS logró ocho al hilo, en 7 de ellos, uno de los grandes jugadores de todos los tiempos, Rafael Armando Guerra Miguel, conquistó 7 títulos de goleo al hilo. Hazaña sin paralelo. Otro que logró 8 cetros fue Benjamín Iriarte “Chivas” Farber, pero para nada 7 consecutivos. En fin, esto es solo a manera de colofón de un hecho que manchó el fútbol de aficionados en Culiacán.

¡Ah! Estará de gira a partir de mañana. Continuación de mi proyecto, si se dan los tiempos enviaré mi comentario del día, de otra manera, hasta la próxima semana.

Antoniovelazquez13@hotmail.com

A estas alturas ya es del dominio de los aficionados al fútbol, la forma tan vergonzosa como terminó la temporada de la Liga de Primera Fuerza Municipal. Comentamos la semana previa al duelo entre La Vaquita y San Francisco, que hace muchos años que no me paro en una cancha de este deporte para presenciar un juego de nivel amateur, salvo algunos en la categoría de veteranos. Agregamos a esto que, al ser removido al equipo de reporteros de primera plana, dedicado a reportajes especiales, pese a ello, no dejamos de escribir esta columna, principalmente con la llegada del profesionalismo a partir de la tercera división.

Por eso mismo hay temas que no puedo abordar de lleno, pero otros sí, producto de la información de nuestros compañeros. Por ejemplo, que, de unos años a la fecha, varios equipos contrataron jugadores ex profesionales, quienes, para poder ser admitidos en el sector de aficionados, requieren una carta llamada de recalificación otorgada por la Federación Mexicana de Fútbol. Desconocemos si existe en los estatutos un plazo para poder obtener ese documento y si abarca hasta cuando tengan categoría para jugar en las ligas de veteranos, categoría que se contempla a partir de los 30 abriles. Lo apuntamos porque en la actual liga mayor, hay jugadores que rebasan esa edad.

En fin, para el caso de la final, es lo de menos, porque lo demás es que para la primera fuerza si lo requieren. Y ahí está el meollo del asunto. La Vaquita ganó en la cancha 2 a 0, pero perdió en la mesa por alinear a un jugador que no presentó su carta de recalificación y que, además, fue el anotador de uno de los dos goles.

Ante tal acción, solo queda hacer preguntas.

¿Por qué la directiva de la liga le dio entrada al alta de ese jugador?, ¿sabía la directiva y los delegados que fue profesional y por lo tanto se requería su carta de recalificación? Si la respuesta es sí, pues hay aún muchas más preguntas. ¿Ese jugador participó en otros encuentros y nadie protestó? ¿Sí la directiva de antemano lo sabía, por qué lo permitió, cuando su deber fue rechazarla, sabiendo que de permitirla crearía problemas? Los directivos de las ligas no solo están ahí para dirigir sesiones, sino para aplicar el reglamento, sobre todo a sabiendas de que alguien pretende dar un mal paso. Eso de que, “por su cuenta y riesgo”, no es argumento válido.

¿Por qué el equipo que ganó en el campo no realizó la gestión para recalificarlo? ¿Acaso no lo sabían y el jugador lo omitió? El responsable del equipo San Francisco, desde luego que lo sabía, entonces, más preguntas. ¿Por qué no en otros partidos? ¿Le advirtió al adversario antes de iniciar el duelo final que lo protestaría en caso de alinearlo o simplemente lo dejó como último recurso? ¿Qué acaso ya no funciona el aparato federativo en donde están todos los jugadores amateurs y profesionales registrados y que es papel de todos, escudriñarlo a fondo?

Al final de cuentas ¡que mal por todos a los actores, empezando por la directiva y siguiendo con los responsables de ambos equipos y con el mismo jugador! Los aficionados que abarrotaron el estadio Universitario, por cierto, sin medida sanitaria alguna. Vieron pues una final de mentiritas y así, La Vaquita, equipo por cierto que a raíz de esta situación, dejará la liga, según nos reportaron nuestros colegas, no llegó a su tercer cetro consecutivo, algo que no sucede desde la década de los años cincuenta, cuando la UAS logró ocho al hilo, en 7 de ellos, uno de los grandes jugadores de todos los tiempos, Rafael Armando Guerra Miguel, conquistó 7 títulos de goleo al hilo. Hazaña sin paralelo. Otro que logró 8 cetros fue Benjamín Iriarte “Chivas” Farber, pero para nada 7 consecutivos. En fin, esto es solo a manera de colofón de un hecho que manchó el fútbol de aficionados en Culiacán.

¡Ah! Estará de gira a partir de mañana. Continuación de mi proyecto, si se dan los tiempos enviaré mi comentario del día, de otra manera, hasta la próxima semana.

Antoniovelazquez13@hotmail.com