/ lunes 13 de septiembre de 2021

Un premio a la traición y 5 años perdidos

De salida, el gobernador Quirino Ordaz Coppel deja a su paso rastros de deslealtad sobre la humanidad de los priistas y de los aliados panistas-perredistas al aceptar la propuesta de ser próximo Embajador en España surgida del Gobierno Federal morenista. En ese premio a cambio de entregar la plaza política, traiciona a una gran parte de los sinaloenses a los que la falta de obra pública, de seguridad y de alza de cruentos feminicidios, no vieron atendidas sus demandas.

Su Quinto y último informe de labores, recibió capas copiosas de maquillaje. Asi lo expuso directa, la Presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Graciela Domínguez Nava, donde entregó su documento y luego envió un mensaje.

Le cuestionó su nula transparencia en el manejo de los recursos financieros y su dispendioso gasto en publicidad que rayó en las orillas de los mil 900 millones de pesos, cuando en los hospitales morían a causa del Covid-19 y por no tener medicamentos o tanques de oxígeno, decenas de enfermos, entre hombres, mujeres y adultos mayores.

Sin embargo, el mandatario incluyó en su discurso que era un privilegio gobernar a los ciudadanos.

El asunto, es que, ¿podrán decir lo mismo los gobernados? Difícilmente.

Las protestas marcaron de negro el mandato del mazatleco. Desfiles de trabajadores de la Salud, maestros, viudas de policías, productores agrícolas y constructores privados, montaron los escenarios cotidianos en las afueras de Palacio de Gobierno.

La ausencia de pagos de salarios y prestaciones a los diferentes sectores burocráticos, remacharon la ausencia de interés para resolver los problemas.

Como nunca los empresarios del ramo de la construcción, denunciaron el aumento

del diezmo para lograr la autorización de proyectos de obra pública. Además de que no se gestionó la suficiente.

Y la concentración del trabajo en unas pocas manos, que se aprobaron preferentes para dueños de empresas del sur de la entidad, apareció como signo perverso. Para los que tenían mucha cercanía al Gobierno del Estado, lo que pronto pudiera reventar por las presiones que se resentirán entre los que no alcanzaron algo.

De la seguridad pública, Quirino Ordaz Coppel nunca quiso siquiera hablar. Sin ser necesarias loa libros de estadísticas, los pobladores y los medios de comunicación, dieron cuenta de dos o tres homicidios diarios. Entreverados en días que no se registraba uno solo, pero que cíclicamente se disparaban.

Los feminicidios crecieron en un 79 por ciento de acuerdo a las cifras del Consejo Estatal de Seguridad Pública.

A lo que el Colectivo de Mujeres de Mujeres Activas Sinaloenses complementó que de enero a agosto de este año se sufrieron 35 hechos contra damas que les quitaron la vida, en los que el grado de mayor crueldad, fue el factor dominante.

De paso, arremetió contra el Ejecutivo estatal quien eliminó la Alerta de Género cuando carece de facultades para ello y reconfirmó que desde el 2017 sigue vigente esa condición en los municipios de Culiacán, Mazatlán, Navolato, Guasave y Ahome.

Porque las tragedias no retroceden.

Con todos estos sucesos y muchos otros más, para un amplio segmento de los sinaloenses, no hay duda de que fueron durante este gobierno, casi cinco años perdidos.

Para los pocos militantes del PRI, los del PAN y los del PRD, lo que cerró el broche traicionero, es que el todavía gobernador recibiera escudado en la mitad de la frase de batalla electoral del morenismo, “es un honor…” –estar con Obrador-, el cargo diplomático que le gestionan en tierras españolas.

Sin contar, que también los de Movimiento de Regeneración Nacional se sientes aplastados.

Hay que señalar una de varias cosas que tienen en común Andrés Manuel López Obrador y Quirino Ordaz Coppel. El primero sacó a las Fuerzas Armadas de Culiacán aquel Jueves Negro 17 de octubre del 2019 en que el fuego y las balas

dejaron miedo y muerte. Y el segundo, ordenó a todas las policías de la entidad a esconderse, con anticipada premura.


De salida, el gobernador Quirino Ordaz Coppel deja a su paso rastros de deslealtad sobre la humanidad de los priistas y de los aliados panistas-perredistas al aceptar la propuesta de ser próximo Embajador en España surgida del Gobierno Federal morenista. En ese premio a cambio de entregar la plaza política, traiciona a una gran parte de los sinaloenses a los que la falta de obra pública, de seguridad y de alza de cruentos feminicidios, no vieron atendidas sus demandas.

Su Quinto y último informe de labores, recibió capas copiosas de maquillaje. Asi lo expuso directa, la Presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Graciela Domínguez Nava, donde entregó su documento y luego envió un mensaje.

Le cuestionó su nula transparencia en el manejo de los recursos financieros y su dispendioso gasto en publicidad que rayó en las orillas de los mil 900 millones de pesos, cuando en los hospitales morían a causa del Covid-19 y por no tener medicamentos o tanques de oxígeno, decenas de enfermos, entre hombres, mujeres y adultos mayores.

Sin embargo, el mandatario incluyó en su discurso que era un privilegio gobernar a los ciudadanos.

El asunto, es que, ¿podrán decir lo mismo los gobernados? Difícilmente.

Las protestas marcaron de negro el mandato del mazatleco. Desfiles de trabajadores de la Salud, maestros, viudas de policías, productores agrícolas y constructores privados, montaron los escenarios cotidianos en las afueras de Palacio de Gobierno.

La ausencia de pagos de salarios y prestaciones a los diferentes sectores burocráticos, remacharon la ausencia de interés para resolver los problemas.

Como nunca los empresarios del ramo de la construcción, denunciaron el aumento

del diezmo para lograr la autorización de proyectos de obra pública. Además de que no se gestionó la suficiente.

Y la concentración del trabajo en unas pocas manos, que se aprobaron preferentes para dueños de empresas del sur de la entidad, apareció como signo perverso. Para los que tenían mucha cercanía al Gobierno del Estado, lo que pronto pudiera reventar por las presiones que se resentirán entre los que no alcanzaron algo.

De la seguridad pública, Quirino Ordaz Coppel nunca quiso siquiera hablar. Sin ser necesarias loa libros de estadísticas, los pobladores y los medios de comunicación, dieron cuenta de dos o tres homicidios diarios. Entreverados en días que no se registraba uno solo, pero que cíclicamente se disparaban.

Los feminicidios crecieron en un 79 por ciento de acuerdo a las cifras del Consejo Estatal de Seguridad Pública.

A lo que el Colectivo de Mujeres de Mujeres Activas Sinaloenses complementó que de enero a agosto de este año se sufrieron 35 hechos contra damas que les quitaron la vida, en los que el grado de mayor crueldad, fue el factor dominante.

De paso, arremetió contra el Ejecutivo estatal quien eliminó la Alerta de Género cuando carece de facultades para ello y reconfirmó que desde el 2017 sigue vigente esa condición en los municipios de Culiacán, Mazatlán, Navolato, Guasave y Ahome.

Porque las tragedias no retroceden.

Con todos estos sucesos y muchos otros más, para un amplio segmento de los sinaloenses, no hay duda de que fueron durante este gobierno, casi cinco años perdidos.

Para los pocos militantes del PRI, los del PAN y los del PRD, lo que cerró el broche traicionero, es que el todavía gobernador recibiera escudado en la mitad de la frase de batalla electoral del morenismo, “es un honor…” –estar con Obrador-, el cargo diplomático que le gestionan en tierras españolas.

Sin contar, que también los de Movimiento de Regeneración Nacional se sientes aplastados.

Hay que señalar una de varias cosas que tienen en común Andrés Manuel López Obrador y Quirino Ordaz Coppel. El primero sacó a las Fuerzas Armadas de Culiacán aquel Jueves Negro 17 de octubre del 2019 en que el fuego y las balas

dejaron miedo y muerte. Y el segundo, ordenó a todas las policías de la entidad a esconderse, con anticipada premura.