/ lunes 29 de junio de 2020

¿Un llamado de suma o de impotencia?      


Por la vía del Twitter, la invitación que el gobernador Quirino Ordaz Coppel extendió a los sinaloenses para alentar donativos financieros en beneficio de los trabajadores de la Salud, reflejó la necesidad de cohesionar a la sociedad hacia un objetivo humanitario, pero espontáneamente también, dejó ver la sombra angustiante de un llamado contra el Covid-19 que trajo un rebrote colectivo y efectos colaterales que exponen la impotencia de una autoridad gastada.

A la Rodada con Causa a la que aludió el sábado en su cuenta @QuirinoOC consignó en sus páginas el periódico El Sol de Sinaloa, con un recorrido de 200 kilómetros de Culiacán a Mazatlán, le anteceden primero las alarmantes cifras que al corte del 27 de los corrientes tuvieron un acumulado histórico de 7899 contagios y mil 218 fallecimientos.

Y que ese mismo día, se registró un número récord con 49 muertos y 124 nuevos enfermos.

Precisamente cuando se decretaron por las autoridades locales las reaperturas de los comercios esenciales y algunos de nivel secundario en las actividades económicas.

A esos datos elementales que indican una imparable propagación del mal, las otras consecuencias se mezclaron otros más que pusieron prácticamente a las instituciones gubernamentales en medio del desespero.

Las casi mil 100 infecciones de personal médico en servicio y los 22 decesos que se sufrieron, se sumó la inconformidad de ese segmento comunitario que reclama equipo suficiente y efectivo para protegerse.

Los pagos que no les cumplen como bonos o compensaciones por el grave riesgo que corren, a pesar de que les prometieron.

Y los frecuentes recortes en los recursos económicos que tanto la administración pública estatal y la federal, aplicaron a los ayuntamientos en conceptos diversos por millones de pesos, y los dejaron en la de indefensión ante la pandemia, constituyen otra sustancia más para provocar que el coctel explosivo detone.

Sin olvidar, manifestaciones y protestas de maestros y de la clase trabajadora de salud que no le resolvieron añejas exigencias.

O de los comerciantes y empresario que ya no hallan la puerta porque se quedaron sin reservas económicas.

Y de los ciudadanos que por su naturaleza de precariedad, en ocasiones no tienen ni qué comer y nadie les avienta si quiera con una despensa.

O al agregado que hace a éste conflicto, el desplazamiento por miedo a las balaceras y a las matanzas de personas que se centró últimamente en las comunidades del norte de Culiacán, quedándose sin casa y comida.

En esa combinación de cosas y al cansancio que se observa entre los responsables de presidir las estrategias de solución de la compleja problemática, cuyo eje principal lo traza el coronavirus, la convocatoria del mandatario Quirino Ordaz Coppel se exhibe para hace entender que las aportaciones de ideas y recursos económicos es asunto de todos.

Es promover la urgencia de la participación ciudadana.

Como igualmente enseña la otra cara de la moneda que para muchos, fue mostrar la fatiga. En una ausencia de fuerzas que podría poner de relieve indicios de rendición ante la emergencia para la que en realidad, no hay un gobierno del mundo que cuenta con la preparación para vencerla.

O Sencillamente ni siquiera para enfrentarla.

Sin embargo, es innegable que cualquier ayuda, por pequeña que parezca, puede contribuir a resolver grandes carencias.


Por la vía del Twitter, la invitación que el gobernador Quirino Ordaz Coppel extendió a los sinaloenses para alentar donativos financieros en beneficio de los trabajadores de la Salud, reflejó la necesidad de cohesionar a la sociedad hacia un objetivo humanitario, pero espontáneamente también, dejó ver la sombra angustiante de un llamado contra el Covid-19 que trajo un rebrote colectivo y efectos colaterales que exponen la impotencia de una autoridad gastada.

A la Rodada con Causa a la que aludió el sábado en su cuenta @QuirinoOC consignó en sus páginas el periódico El Sol de Sinaloa, con un recorrido de 200 kilómetros de Culiacán a Mazatlán, le anteceden primero las alarmantes cifras que al corte del 27 de los corrientes tuvieron un acumulado histórico de 7899 contagios y mil 218 fallecimientos.

Y que ese mismo día, se registró un número récord con 49 muertos y 124 nuevos enfermos.

Precisamente cuando se decretaron por las autoridades locales las reaperturas de los comercios esenciales y algunos de nivel secundario en las actividades económicas.

A esos datos elementales que indican una imparable propagación del mal, las otras consecuencias se mezclaron otros más que pusieron prácticamente a las instituciones gubernamentales en medio del desespero.

Las casi mil 100 infecciones de personal médico en servicio y los 22 decesos que se sufrieron, se sumó la inconformidad de ese segmento comunitario que reclama equipo suficiente y efectivo para protegerse.

Los pagos que no les cumplen como bonos o compensaciones por el grave riesgo que corren, a pesar de que les prometieron.

Y los frecuentes recortes en los recursos económicos que tanto la administración pública estatal y la federal, aplicaron a los ayuntamientos en conceptos diversos por millones de pesos, y los dejaron en la de indefensión ante la pandemia, constituyen otra sustancia más para provocar que el coctel explosivo detone.

Sin olvidar, manifestaciones y protestas de maestros y de la clase trabajadora de salud que no le resolvieron añejas exigencias.

O de los comerciantes y empresario que ya no hallan la puerta porque se quedaron sin reservas económicas.

Y de los ciudadanos que por su naturaleza de precariedad, en ocasiones no tienen ni qué comer y nadie les avienta si quiera con una despensa.

O al agregado que hace a éste conflicto, el desplazamiento por miedo a las balaceras y a las matanzas de personas que se centró últimamente en las comunidades del norte de Culiacán, quedándose sin casa y comida.

En esa combinación de cosas y al cansancio que se observa entre los responsables de presidir las estrategias de solución de la compleja problemática, cuyo eje principal lo traza el coronavirus, la convocatoria del mandatario Quirino Ordaz Coppel se exhibe para hace entender que las aportaciones de ideas y recursos económicos es asunto de todos.

Es promover la urgencia de la participación ciudadana.

Como igualmente enseña la otra cara de la moneda que para muchos, fue mostrar la fatiga. En una ausencia de fuerzas que podría poner de relieve indicios de rendición ante la emergencia para la que en realidad, no hay un gobierno del mundo que cuenta con la preparación para vencerla.

O Sencillamente ni siquiera para enfrentarla.

Sin embargo, es innegable que cualquier ayuda, por pequeña que parezca, puede contribuir a resolver grandes carencias.