Al lado del temor y la violencia que siguió su paso en Sinaloa, una vorágine de rumores corren tras el gobernador Rubén Rocha Moya, que desde hace tiempo salió a atajar en el sentido de que no hay razón para irse a ocupar otro cargo a la ciudad de México.
Verdad o mentira, el mandatario tendrá que cubrirse sus espaldas de manera personal porque sus aliados parecieron actuar más como opositores que como correligionarios.
Y sus adversarios están que tientan para aprovechar cualquier acto de fragilidad o de error para bombardearlo.
No debe olvidar que en esta vida y particularmente en la actividad política “todos los amigos son falsos y todos los enemigos son verdaderos”.
Basta con retomar la posición de la secretaria de Educación Pública y Cultura, Catalina Esparza Navarrete que le costó echarse a maestros, padres de familia y trabajadores en contra.
Fue un modo de proceder que no se quedó en las oficinas de la SEPyC, sino que salpicó a todo Palacio de Gobierno y le endilgó un tanto de responsabilidad al oriundo de Batequitas.
La dama, procedió como si quisiera hacerle daño al jefe de la actual administración pública estatal morenista.
Y reafirmó la máxima de que “no me ayudes comadrita”.
Por si algo faltara, la desafortunada expresión del Comandante de la Tercera Región Militar, Francisco Jesús Leana le abonó más puntos negativos al gobernante en turno, cuando dijo que depende de la delincuencia organizada el que retorne la paz a nuestro territorio.
Cuando sus superiores ordenaron un boletín para rectificar, era muy tarde para enmendar.
Mientras en contra, los internautas, los ciudadanos, los menesterosos y los detractores políticos, elaboran estrategias a través de frases, audios, videos y otros recursos para atacar al centro del corazón.
A su vez, son varios los colaboradores que asemejan estar del lado de aquéllos grupos locales y nacionales, que pretenden derrocar al titular del Gobierno del Estado y no reparan en la lealtad que le deben.
Por lo pronto, el torbellino especulativo habla entre quienes ya le buscan un lugar en una dependencia educativa en la capital de la República. Esa que encabezará Mario Delgado.
Y hasta anticipan nombres de posible sucesores.
El pésimo y degradante inicio de Sánchez Kondo.
Todavía no completa el mes como Fiscal General del Estado y Claudia Zulema Sánchez Kondo exhibió debilidades que la arrojarán de los juegos del poder más rápido de lo que le sucedió a Sara Bruna Quiñónez. La garrafal carencia de habilidades para seleccionar a los funcionarios del primero y segundo círculo que la rodean no tiene motivo alguno para que la actuación de éstos sea estridente.
Por lo delicado del área y en virtud de la urgencia de que se valide la garantía esencial de la procuración de justicia, a través de la persecución de los delitos del fuero común y de la aplicación del castigo respectivo, requiere inalterablemente respetar el sagrado elemento de la discreción.
Sobre todo, cuando el despacho de comunicación social al que con frecuencia no se le otorga la importancia debida, opera como el lazo genuino que une el quehacer de las instituciones de gobierno con el sentid de las demandas de la sociedad.
Pésimo inicio de su periodo constituye el hecho degradante, que uno de sus nuevos auxiliares despotricara mediante un audio que circula por las redes sociales y minimizara la labor de los reporteros de la sección policiaca, que es el marco que templa la carrera, de incluso, los columnistas de carrera y con experiencia probada.
Es tan sencillo observar como los periodistas de la nota roja, pusieron en riesgo su vida para informar a los sinaloenses con objetividad y precisión en la colonia Tierra Blanca el reciente sábado.
Estar presentes en esos escenarios sangrientos y en medio del fuego cruzado, lo dice todo y no habrá vituperación que lo pueda siquiera rebatir.
Qué lástima que se asuman posturas tan pobres como la que surgió de los espacios de la FGE, cuando los representantes de la prensa, merecen todo el reconocimiento.
En breve, trataremos esta temática vergonzante con más “pelos y señales”, cuyo caso reprobamos en esta entrega.