A un mes de que estallara mediática, social y políticamente el caso de Ismael Zambada García y el crimen del Héctor Melesio Cuén Ojeda, la espiral enloquecedora de las conjeturas no para. Y los datos nuevos de la Fiscalía General de la República reflejan que despliega una intensa actividad que remueve todo, como el reciente cateo de la vivienda de Fausto Corrales, a quien se considera el testigo clave.
Lo que asemeja que busca indicios “hasta por debajo de las piedras”.
En ese ambiente de verdades a medias o completas, versiones que surgen de todos los rincones y de las abundantes opiniones que provienen de quienes incluso, son los menos informados, el presidente Andrés Manuel López Obrador regresó a Sinaloa e inauguró en compañía de la mandataria electa, Claudia Sheinbaum, el distrito de riego que emana de la Presa Picachos y que bañará 22 mil 500 hectáreas.
El tabasqueño supo que durante su visita de este fin de semana sería inevitable que le preguntaran sobre el delicado tema y aunque lo abordó vagamente, le reiteró su respaldo al gobernador Rubén Rocha Moya que estuvo junto a él y que está en el centro del suceso luego de que la carta que vertiera El Mayo, a través de su abogado Frank Suárez, lo mencionara.
Las redes sociales por las que circulan programas noticiosos formales, analíticos, de comentarios o de personajes ociosos que actualmente constituyen una plaga cibernética, suben todo lo que creen conveniente para sí, al cien por hora.
Muchos, se convirtieron en fieles y tediosas repetidores de lo que ya se dijo o se dio a conocer. No aportan algo innovador pero explotan la morbosidad sin medida alguna. Y no es para menos.
Hablar sobre la captura, entrega o secuestro del legendario dirigente del Cártel de Sinaloa, es lo actual y nadie se quiere quedar afuera.
La caída de Sara Bruna Quiñónez de la Fiscalía General del Estado, se reeditó a nivel mundial. La tumbaron varias veces y ella no se dá ni cuenta. Está en el ojo del huracán que podría llevarla a donde no se imagina, aun con la protección que pudiera tener de quienes manejan el poder formal y el real.
Al mismo tiempo muchos se preguntan, ¿en dónde está Fausto? Y sobre todo la gente está pendiente de que más habrá mañana dentro de esta trama en que la FGR, lo primero que hace es aclarar que sus directivos, funcionarios, agentes y peritos no son los que abrieron en principio la carpeta de investigación que está caliente. Y mucho, al grado que varios corren el riesgo de quemarse.
El prófugo de Anaya regresa y se salva temporalmente.
A nivel nacional, luego de estar prófugo de la justicia y con el blindaje de Senador de la República electo, el escandaloso panista Ricardo Anaya, retornó a tierra mexicana.
Estará en la otra área del Congreso de la Unión, en la que negoció por debajo del agua e ilegalmente talegas de dinero para aprobar las nocivas reformas que el PRI y el PAN, que dañaron posteriormente tanto a los ciudadanos.
Temporalmente el grotesco ex candidato de Acción Nacional a la Presidencia de la República, caminara tranquilo por las calles y por las plazas.
Más el seguimiento de una investigación que le removería los escombros del pasado reciente, lo obligará a estar pendiente en ésta época en que la impunidad ya no es letra de cambio por el hecho de ostentar un cargo, cuando se cometieron delitos que están vigentes.
Lo de Jaime Montes, ¿fue responsabilidad o cinismo?
José Jaime Montes, prolongó con estrategia su estadía en el gabinete de Rubén Rocha Moya, especialmente cuando a diario, se manejaba que sería uno de los primeros que quedaría en la calle.
Por años, se ciñó a aquello de que te vas y no se ha ido. En realidad en la titularidad de la Secretaría de Agricultura de Gobierno del Estado, resistió las corrientes de agitación con estoicismo.
Pudo “tirar la toalla” y soportó. Finalmente esa conducta también es de valorarse, porque dejarse llevar por el coraje lo situaría en un espacio de irresponsabilidad y comodidad personal, que no le serviría para su hoja curricular.
Aunque igualmente le podrán decir que no se separó a tiempo porque no tenía pena o dignidad.