/ lunes 27 de diciembre de 2021

Tiempos Políticos

Panistas se sobre valoran y Rocha los ignora

Al transcurrir ocho días de la elección interna por la Presidencia estatal del Partido Acción Nacional, a la que el gobernador Rubén Rocha Moya no puso mucha atención pese a las denuncias de “levantones” y violencia, los dardos dañinos se cruzan todavía entre seguidores de Verónica Montaño y Roxana Rubio, que se enmarcaron entre los participantes como la perdedora y la ganadora.

En dicho lanzamiento de filosas saetas, Adolfo Beltrán Corrales, diputado local activo, se sobredimensionó al gritar en berrinche que abandonará las filas del PAN con el arribo de la triunfadora.

No siempre logra la victoria el candidato que uno desea. Por tanto, como caballero y beneficiario en muchas ocasiones de candidaturas que obtuvo a la sombra del albiazul, no debe asumir estas actitudes inmaduras.

Lo que dijo, significa que para seguir él dentro del panismo tendría que salir airosa su abanderada. “Ni que fuera el último vaso de agua en el desierto”.

¿Quién le hizo creer eso?

Está por demás visto, que nadie. Que es una movida para chantajear a los militantes y a los ciudadanos.

Al interior, priva un ánimo de que se vaya por donde llegó.

Para Acción Nacional y su gente, tiene cero aportaciones, y en contra, muchos privilegios que le entregaron como legislador local y regidor, como directivo del partido y como funcionario en dependencias federales, cuando por desgracia los blanquiazulistas gobernaron el país.

Además, por encima del tiempo de espera y los derechos de antigüedad política y trabajo que tuvieron otras mujeres, hombres y jóvenes.

Roxana Rubio no están en condiciones de rogarle, como lo hizo.

¿O acaso se acabaría el PAN con la partida de este señor? Para nada. El instituto acabado está ya. El atrapó la curul en el Congreso del Estado y se aprovecha del último despojos que le queda.

Este fue uno de los errores que llevó al organismo partidista a estar al borde de la sepultura. Dar posiciones a los viejos dinosaurios azules y marginar a la juventud. Sin reparar siquiera en la necesidad de un cambio generacional o una promoción permanente y en serio de nuevos cuadros.

Que quede claro: nadie es indispensable.

Por una década, Adolfo Beltrán Corrales se alejó de las oficinas azuladas. Las visita nada más cuando le dan puestos.

Visita la milpa cuando tiene elotes. Como en las bribonadas.

Parece que él, quien denunció que lo molestaron hombres armados en su domicilio, activó el brazo investigador de la Fiscalía General del Estado. Y ésta a su vez, podría extender su averiguación hacia los negocios de giros negros que administra.

Porque en ese medio, se registran operaciones y tratos con personajes del bajo mundo, que en los últimos años aceleraron su presencia. Para que prosperen estas empresas, hay que ser como todos los que en ello se movilizan.

Es necesario preguntar además, ¿el legislador renunciará al PAN y también al espacio que ocupa en el Congreso del Estado?

Solo asi sería congruente.

Como digno que se presume, habría que plantear primero dejar el Partido Acción Nacional por no estar de acuerdo con ciertas cosas, más no porque ganó Roxana Rubio. O porque sabe que lo sustituirá de la Coordinación de su bancada.

¿Qué no sabe que todo eso pasa cuando llegan otros inquilinos a cualquier plataforma de mando política, civil o empresarial?

Flotan los primeros airados de Gobierno.

De entre muchos más, José Domínguez Rodríguez es uno de los miembros del gabinete morenista de Rubén Rocha Moya que anda muy airado.

En las próximas entregas, diremos como y porque al ex funcionario priista del gobierno de Jesús Aguilar Padilla, se le subió el grado de prepotencia su comportamiento con los demás, de un día para otro.

De antemano, ello se hizo notorio en cuanto lo nombraron director de Gobernabilidad Democrática del Gobierno del Estado, que no es otra cosa más que la antigua Dirección de Gobierno, que se dedica al espionaje de opositores, activistas sociales, defensores de los derechos humanos, abogados y periodistas, entre otros, a los que se acosa.

Panistas se sobre valoran y Rocha los ignora

Al transcurrir ocho días de la elección interna por la Presidencia estatal del Partido Acción Nacional, a la que el gobernador Rubén Rocha Moya no puso mucha atención pese a las denuncias de “levantones” y violencia, los dardos dañinos se cruzan todavía entre seguidores de Verónica Montaño y Roxana Rubio, que se enmarcaron entre los participantes como la perdedora y la ganadora.

En dicho lanzamiento de filosas saetas, Adolfo Beltrán Corrales, diputado local activo, se sobredimensionó al gritar en berrinche que abandonará las filas del PAN con el arribo de la triunfadora.

No siempre logra la victoria el candidato que uno desea. Por tanto, como caballero y beneficiario en muchas ocasiones de candidaturas que obtuvo a la sombra del albiazul, no debe asumir estas actitudes inmaduras.

Lo que dijo, significa que para seguir él dentro del panismo tendría que salir airosa su abanderada. “Ni que fuera el último vaso de agua en el desierto”.

¿Quién le hizo creer eso?

Está por demás visto, que nadie. Que es una movida para chantajear a los militantes y a los ciudadanos.

Al interior, priva un ánimo de que se vaya por donde llegó.

Para Acción Nacional y su gente, tiene cero aportaciones, y en contra, muchos privilegios que le entregaron como legislador local y regidor, como directivo del partido y como funcionario en dependencias federales, cuando por desgracia los blanquiazulistas gobernaron el país.

Además, por encima del tiempo de espera y los derechos de antigüedad política y trabajo que tuvieron otras mujeres, hombres y jóvenes.

Roxana Rubio no están en condiciones de rogarle, como lo hizo.

¿O acaso se acabaría el PAN con la partida de este señor? Para nada. El instituto acabado está ya. El atrapó la curul en el Congreso del Estado y se aprovecha del último despojos que le queda.

Este fue uno de los errores que llevó al organismo partidista a estar al borde de la sepultura. Dar posiciones a los viejos dinosaurios azules y marginar a la juventud. Sin reparar siquiera en la necesidad de un cambio generacional o una promoción permanente y en serio de nuevos cuadros.

Que quede claro: nadie es indispensable.

Por una década, Adolfo Beltrán Corrales se alejó de las oficinas azuladas. Las visita nada más cuando le dan puestos.

Visita la milpa cuando tiene elotes. Como en las bribonadas.

Parece que él, quien denunció que lo molestaron hombres armados en su domicilio, activó el brazo investigador de la Fiscalía General del Estado. Y ésta a su vez, podría extender su averiguación hacia los negocios de giros negros que administra.

Porque en ese medio, se registran operaciones y tratos con personajes del bajo mundo, que en los últimos años aceleraron su presencia. Para que prosperen estas empresas, hay que ser como todos los que en ello se movilizan.

Es necesario preguntar además, ¿el legislador renunciará al PAN y también al espacio que ocupa en el Congreso del Estado?

Solo asi sería congruente.

Como digno que se presume, habría que plantear primero dejar el Partido Acción Nacional por no estar de acuerdo con ciertas cosas, más no porque ganó Roxana Rubio. O porque sabe que lo sustituirá de la Coordinación de su bancada.

¿Qué no sabe que todo eso pasa cuando llegan otros inquilinos a cualquier plataforma de mando política, civil o empresarial?

Flotan los primeros airados de Gobierno.

De entre muchos más, José Domínguez Rodríguez es uno de los miembros del gabinete morenista de Rubén Rocha Moya que anda muy airado.

En las próximas entregas, diremos como y porque al ex funcionario priista del gobierno de Jesús Aguilar Padilla, se le subió el grado de prepotencia su comportamiento con los demás, de un día para otro.

De antemano, ello se hizo notorio en cuanto lo nombraron director de Gobernabilidad Democrática del Gobierno del Estado, que no es otra cosa más que la antigua Dirección de Gobierno, que se dedica al espionaje de opositores, activistas sociales, defensores de los derechos humanos, abogados y periodistas, entre otros, a los que se acosa.