/ martes 16 de junio de 2020

Sinaloa teñido de rojo


“La mentira dura mientras la verdad llega” es una máxima que se puede aplicar muy bien a las autoridades del país respecto al manejo de la pandemia. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que los especialistas en salud señalan que estamos en los días más peligrosos de la enfermedad y emiten recomendaciones para que la gente se quede en casa, mientras que el presidente los invita a salir y realizar sus actividades diarias, a “que venzan el miedo a salir a la calle, porque hace falta volver a la normalidad”. Son señales que confunden.

A partir del 1 de junio, los mexicanos vivimos una “nueva normalidad”. El 30 de mayo las autoridades anunciaron el fin de la Jornada Nacional de Sana Distancia, y para eso, un día antes se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo por el que se establecen los Lineamientos Técnicos Específicos para la Reapertura de las Actividades Económicas, el cual se basa en un semáforo de riesgo epidemiológico semanal por entidades para determinar el nivel de alerta sanitaria y la definición de actividades que se pueden realizar en los ámbitos económico, laboral, social y escolar.

Este semáforo cuenta con cuatro colores: rojo es riesgo máximo y solo se podrán reactivar las actividades esenciales definidas por la autoridad federal; naranja, riesgo alto, permitirá que las empresas no esenciales trabajen con el 30% de su personal; amarillo, riesgo medio, permite todas las actividades laborales, y los espacios públicos se abren y los cerrados pueden abrir con aforo reducido; y verde, riesgo bajo, permite todas las actividades incluidas las escolares.

Además, el semáforo posee cuatro indicadores: porcentaje de ocupación hospitalaria, porcentaje de positividad al virus, tendencia de casos hospitalizados y tasa de reproducción del virus; si alguno de estos indicadores estaba en rojo, la entidad federativa se teñía de ese color. Este criterio permaneció durante las dos primeras semanas de junio. Así, del 1 al 7 de junio, 31 estados se hallaban en rojo, excepto Zacatecas (anaranjado). Durante la segunda semana, del 8 al 14 de junio, todos los estados tuvieron un repunte de contagios y estaban en riesgo máximo: en color rojo.

Es impresionante que a pesar de que el país se encontraba en riesgo máximo, con 139,196 casos de contagio y 16,448 muertes (hasta el viernes 12), para la tercera semana (del 15 al 21 de junio), 16 estados pasaran al anaranjado y el resto se mantuviera en rojo. Esto se debe al cambio de criterio que hubo en los cuatro indicadores señalados, pues ahora se les dio un peso específico, y aunque uno o dos indicadores se encuentren en rojo, el estado puede abrir actividades económicas.

De esta forma, la mitad del país se encuentra en anaranjado: Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Yucatán y Zacatecas, mientras que en rojo están Baja California, Chiapas, Ciudad de México, Colima, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Veracruz.

Esta nueva forma de evaluar el semáforo epidemiológico, en lugar de dar certeza, deja muchas dudas en la población. Considero que los criterios ya no son tomados de acuerdo con la estadística científica, sino por presiones políticas, las cuales no corresponden a la realidad y al nivel de contagios por entidad federativa.

Me preocupa mucho, a pesar de la modificación de criterios, que Sinaloa se encuentra en rojo: los altos índices nos alejan mucho de disminuir los contagios y la reducción de muertes. Terminamos mayo con 3043 casos confirmados y 469 fallecidos. Los casos se elevaron mucho en las primeras dos semanas de junio.

El relajamiento social se debe principalmente a que el gobierno estatal decidió dar por terminada la “Ley Seca”, lo que ocasionó que centenares de personas salieran a los expendios e hicieran largas filas (hasta de tres kilómetros en algunos casos), pero también a los mensajes contradictorios que el gobierno federal hizo: cuando se anunció que el presidente reanudaba sus giras en estados con alto índice de contagios, la gente entendió que ya se podía salir a las calles.

Con la “nueva normalidad”, el 1 de junio, Sinaloa tenía 3124 casos positivos y 483 muertes, pero esa semana (hasta el día 7) la cifra se elevó con 1552 nuevos casos y 239 fallecidos, destacando la pérdida de dos menores de edad (de 11 y 12 años); para la noche de ese domingo teníamos ya 4595 positivos y 708 fallecidos. La segunda semana, del 8 al 12 de junio, los contagios se elevaron a 5325 casos y 852 muertes; hubo 730 casos nuevos y 144 muertes en solo cinco días.

Por esta razón, Sinaloa está incluido dentro de los 16 estados en semáforo rojo y no pudo reactivar la económica el 15 de junio; por ello, se recomienda aislarse y no salir de casa a menos que sea esencial.

Con este panorama, aún no tenemos claro el alcance de la emergencia de salud y mucho menos de la afectación económica, razón por la que se dificulta la implementación de las medidas adecuadas para mitigar los costos que vamos a padecer los sinaloenses.

Ante la falta de una vacuna contra el coronavirus y la falta de apoyos a las micro, pequeñas y medianas empresas, lo único que sabemos efectivo para evitar el contagio y las muertes es el confinamiento social. Aunque esto signifique una alta pérdida económica, lo importante es cuidar la vida.

Culiacán Sinaloa, a 16 de junio del 2020.

Gracias, y si pueden, quédense en casa.


“La mentira dura mientras la verdad llega” es una máxima que se puede aplicar muy bien a las autoridades del país respecto al manejo de la pandemia. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que los especialistas en salud señalan que estamos en los días más peligrosos de la enfermedad y emiten recomendaciones para que la gente se quede en casa, mientras que el presidente los invita a salir y realizar sus actividades diarias, a “que venzan el miedo a salir a la calle, porque hace falta volver a la normalidad”. Son señales que confunden.

A partir del 1 de junio, los mexicanos vivimos una “nueva normalidad”. El 30 de mayo las autoridades anunciaron el fin de la Jornada Nacional de Sana Distancia, y para eso, un día antes se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo por el que se establecen los Lineamientos Técnicos Específicos para la Reapertura de las Actividades Económicas, el cual se basa en un semáforo de riesgo epidemiológico semanal por entidades para determinar el nivel de alerta sanitaria y la definición de actividades que se pueden realizar en los ámbitos económico, laboral, social y escolar.

Este semáforo cuenta con cuatro colores: rojo es riesgo máximo y solo se podrán reactivar las actividades esenciales definidas por la autoridad federal; naranja, riesgo alto, permitirá que las empresas no esenciales trabajen con el 30% de su personal; amarillo, riesgo medio, permite todas las actividades laborales, y los espacios públicos se abren y los cerrados pueden abrir con aforo reducido; y verde, riesgo bajo, permite todas las actividades incluidas las escolares.

Además, el semáforo posee cuatro indicadores: porcentaje de ocupación hospitalaria, porcentaje de positividad al virus, tendencia de casos hospitalizados y tasa de reproducción del virus; si alguno de estos indicadores estaba en rojo, la entidad federativa se teñía de ese color. Este criterio permaneció durante las dos primeras semanas de junio. Así, del 1 al 7 de junio, 31 estados se hallaban en rojo, excepto Zacatecas (anaranjado). Durante la segunda semana, del 8 al 14 de junio, todos los estados tuvieron un repunte de contagios y estaban en riesgo máximo: en color rojo.

Es impresionante que a pesar de que el país se encontraba en riesgo máximo, con 139,196 casos de contagio y 16,448 muertes (hasta el viernes 12), para la tercera semana (del 15 al 21 de junio), 16 estados pasaran al anaranjado y el resto se mantuviera en rojo. Esto se debe al cambio de criterio que hubo en los cuatro indicadores señalados, pues ahora se les dio un peso específico, y aunque uno o dos indicadores se encuentren en rojo, el estado puede abrir actividades económicas.

De esta forma, la mitad del país se encuentra en anaranjado: Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Yucatán y Zacatecas, mientras que en rojo están Baja California, Chiapas, Ciudad de México, Colima, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Veracruz.

Esta nueva forma de evaluar el semáforo epidemiológico, en lugar de dar certeza, deja muchas dudas en la población. Considero que los criterios ya no son tomados de acuerdo con la estadística científica, sino por presiones políticas, las cuales no corresponden a la realidad y al nivel de contagios por entidad federativa.

Me preocupa mucho, a pesar de la modificación de criterios, que Sinaloa se encuentra en rojo: los altos índices nos alejan mucho de disminuir los contagios y la reducción de muertes. Terminamos mayo con 3043 casos confirmados y 469 fallecidos. Los casos se elevaron mucho en las primeras dos semanas de junio.

El relajamiento social se debe principalmente a que el gobierno estatal decidió dar por terminada la “Ley Seca”, lo que ocasionó que centenares de personas salieran a los expendios e hicieran largas filas (hasta de tres kilómetros en algunos casos), pero también a los mensajes contradictorios que el gobierno federal hizo: cuando se anunció que el presidente reanudaba sus giras en estados con alto índice de contagios, la gente entendió que ya se podía salir a las calles.

Con la “nueva normalidad”, el 1 de junio, Sinaloa tenía 3124 casos positivos y 483 muertes, pero esa semana (hasta el día 7) la cifra se elevó con 1552 nuevos casos y 239 fallecidos, destacando la pérdida de dos menores de edad (de 11 y 12 años); para la noche de ese domingo teníamos ya 4595 positivos y 708 fallecidos. La segunda semana, del 8 al 12 de junio, los contagios se elevaron a 5325 casos y 852 muertes; hubo 730 casos nuevos y 144 muertes en solo cinco días.

Por esta razón, Sinaloa está incluido dentro de los 16 estados en semáforo rojo y no pudo reactivar la económica el 15 de junio; por ello, se recomienda aislarse y no salir de casa a menos que sea esencial.

Con este panorama, aún no tenemos claro el alcance de la emergencia de salud y mucho menos de la afectación económica, razón por la que se dificulta la implementación de las medidas adecuadas para mitigar los costos que vamos a padecer los sinaloenses.

Ante la falta de una vacuna contra el coronavirus y la falta de apoyos a las micro, pequeñas y medianas empresas, lo único que sabemos efectivo para evitar el contagio y las muertes es el confinamiento social. Aunque esto signifique una alta pérdida económica, lo importante es cuidar la vida.

Culiacán Sinaloa, a 16 de junio del 2020.

Gracias, y si pueden, quédense en casa.