/ jueves 9 de junio de 2022

Separados pero juntos para lo que se necesite


Frente a la atmósfera política que cubre a Sinaloa, el gobernador Rubén Rocha Moya protagonizó este miércoles dos episodios que le dieron revuelo a los acontecimientos de los últimos días que desbordaron la polémica, y en el primero, develó una relación que asemeja a la práctica del amor apache que se extiende a Héctor Melesio Cuén Ojeda, mientras que en el segundo, con un “para qué”, cerró con broche de oro el capítulo de salida del alcalde Jesús Estrada Ferreiro.

Esta frase, fue por demás significativa, de lo que se cierne y está por cumplirse en contra del edil de la capital del estado, que no pudo auto controlarse.

No quiere saber nada de JEF.

Y que lo del munícipe, no tiene vuelta de hoja con todo y que solicitó licencia por seis meses.

En el encuentro de ayer, el mandatario del estado y su acompañante, al estilo de las tribus indias del país del norte, fumaron la “pipa de la paz”, después de los desencuentros que culminaron en el cese del entonces secretario de Salud.

Al sentarse a la mesa para limar asperezas y enviar una señal de que son amigos y que probablemente establecerán próximas alianzas electorales, no ingirieron “agua de fuego”, pero en vez de una, disfrutaron de dos tazas de chocolate. Humeante, seguramente.

Los dos, confesaron disipar cualquier sentimiento de rencor, aunque entre los ciudadanos, surgieron consideraciones de que más bien, los guardaron momentáneamente en una caja de pandora.

Lo que se dejó ver como un vínculo de amor y odio, que en la actividad política, muchas veces, es más intenso que a como se desenvuelve en el espacio sentimental. La verdad es que el mensaje que mandaron es que a pesar de que se separaron, están juntos para lo que se venga, políticamente.

En torno, al juicio político y desafuero que se le siguen al presidente municipal, que inevitablemente irá a la calle porque el Congreso del Estado, aprobará esta semana la petición de la Fiscalía General del Estado, para que se le investigue, y de ser así, se le finquen responsabilidades, el Ejecutivo rubricó que nada tiene que hablar con este personaje.

Y además, ¿para qué?

La burlona Icela Rodríguez en Sinaloa.

En pleno Día de la Libertad de Expresión, de nuevo la Secretaria de Seguridad Pública Federal vino a Sinaloa a burlarse de los periodistas y de la sociedad. Rosa Icela Rodríguez afirmó sobre la detención de dos probables asesinos del columnista Luis Enrique Ramírez. Una farsa más.

La funcionaria pesa como una maldición para el caso. Cada vez que habla de ello, solo vierte falsas alarmas que se transforman en avisos para quien o quienes cometieron el homicidio.

Les dio el pitazo otra vez.

Que se podría esperar de ella, si en la cara del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, osó asegurar que estaban plenamente identificadas las personas que perpetraron el crimen. Precisamente en una de las conferencias mañaneras que acostumbra el mandatario del país.

Este 7 de junio, lo hizo en la visita que realizó a la entidad y frente al gobernador Rubén Rocha Moya, que tuvo que salir primero para desmentirla, y segundo, para pedir que la disculparan.

Ella llegó a incendiar el momento y el Ejecutivo sinaloense tuvo que apagar el fuego que se levantó en llamas.

Obvio que la dama perdió credibilidad desde hace rato y en el acto de inicio del programa “Constructores de Paz”, pareció buscar la guerra con los sinaloenses, y específicamente, con los representantes de los medios de comunicación que además de sufrir los agravios de la cobarde tragedia que se cernió sobre Luis Enrique Ramírez, les echó un mentís que es igualmente ofensivo.

Por pena, la Fiscal General del Estado, Sara Bruna Quiñónez también emergió para aclarar la falsedad, que asimismo ocasionó malestar entre el gremio periodístico que está en espera de resultados.

Que bien que su estancia no la prolongó la enviada del Gobierno Federal, porque alguien se le pudiera ir encima.


Frente a la atmósfera política que cubre a Sinaloa, el gobernador Rubén Rocha Moya protagonizó este miércoles dos episodios que le dieron revuelo a los acontecimientos de los últimos días que desbordaron la polémica, y en el primero, develó una relación que asemeja a la práctica del amor apache que se extiende a Héctor Melesio Cuén Ojeda, mientras que en el segundo, con un “para qué”, cerró con broche de oro el capítulo de salida del alcalde Jesús Estrada Ferreiro.

Esta frase, fue por demás significativa, de lo que se cierne y está por cumplirse en contra del edil de la capital del estado, que no pudo auto controlarse.

No quiere saber nada de JEF.

Y que lo del munícipe, no tiene vuelta de hoja con todo y que solicitó licencia por seis meses.

En el encuentro de ayer, el mandatario del estado y su acompañante, al estilo de las tribus indias del país del norte, fumaron la “pipa de la paz”, después de los desencuentros que culminaron en el cese del entonces secretario de Salud.

Al sentarse a la mesa para limar asperezas y enviar una señal de que son amigos y que probablemente establecerán próximas alianzas electorales, no ingirieron “agua de fuego”, pero en vez de una, disfrutaron de dos tazas de chocolate. Humeante, seguramente.

Los dos, confesaron disipar cualquier sentimiento de rencor, aunque entre los ciudadanos, surgieron consideraciones de que más bien, los guardaron momentáneamente en una caja de pandora.

Lo que se dejó ver como un vínculo de amor y odio, que en la actividad política, muchas veces, es más intenso que a como se desenvuelve en el espacio sentimental. La verdad es que el mensaje que mandaron es que a pesar de que se separaron, están juntos para lo que se venga, políticamente.

En torno, al juicio político y desafuero que se le siguen al presidente municipal, que inevitablemente irá a la calle porque el Congreso del Estado, aprobará esta semana la petición de la Fiscalía General del Estado, para que se le investigue, y de ser así, se le finquen responsabilidades, el Ejecutivo rubricó que nada tiene que hablar con este personaje.

Y además, ¿para qué?

La burlona Icela Rodríguez en Sinaloa.

En pleno Día de la Libertad de Expresión, de nuevo la Secretaria de Seguridad Pública Federal vino a Sinaloa a burlarse de los periodistas y de la sociedad. Rosa Icela Rodríguez afirmó sobre la detención de dos probables asesinos del columnista Luis Enrique Ramírez. Una farsa más.

La funcionaria pesa como una maldición para el caso. Cada vez que habla de ello, solo vierte falsas alarmas que se transforman en avisos para quien o quienes cometieron el homicidio.

Les dio el pitazo otra vez.

Que se podría esperar de ella, si en la cara del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, osó asegurar que estaban plenamente identificadas las personas que perpetraron el crimen. Precisamente en una de las conferencias mañaneras que acostumbra el mandatario del país.

Este 7 de junio, lo hizo en la visita que realizó a la entidad y frente al gobernador Rubén Rocha Moya, que tuvo que salir primero para desmentirla, y segundo, para pedir que la disculparan.

Ella llegó a incendiar el momento y el Ejecutivo sinaloense tuvo que apagar el fuego que se levantó en llamas.

Obvio que la dama perdió credibilidad desde hace rato y en el acto de inicio del programa “Constructores de Paz”, pareció buscar la guerra con los sinaloenses, y específicamente, con los representantes de los medios de comunicación que además de sufrir los agravios de la cobarde tragedia que se cernió sobre Luis Enrique Ramírez, les echó un mentís que es igualmente ofensivo.

Por pena, la Fiscal General del Estado, Sara Bruna Quiñónez también emergió para aclarar la falsedad, que asimismo ocasionó malestar entre el gremio periodístico que está en espera de resultados.

Que bien que su estancia no la prolongó la enviada del Gobierno Federal, porque alguien se le pudiera ir encima.