Alfonso Durazo le hizo el primer hueco ayer a la Administración Pública Federal al dejar la Secretaría de Seguridad Ciudadana para ir por la candidatura al Gobierno de Sonora, que al aumentar la temperatura política desprenderá partes en los tres poderes y niveles de autoridad, lo que aceleró que en Sinaloa se anuncien por los menos dos licencias y una renuncia irrevocable.
La fiebre pre electoral que afecta directamente a 15 entidades en la que se disputarán gubernaturas y otros cargos de elección popular, adelantó a Rubén Rocha Moya que solicitará licencia al Senado de la República entre el 20 al 25 de noviembre.
El ex coordinador de Asesores del gobernador Quirino Ordaz Coppel, pelea de antemano por convertirse en este caso, como el abanderado del Movimiento de Regeneración Nacional.
Enseguida de él, lo hará su compañera en la Cámara Alta también por la misma fuerza política, Imelda Castro quien trabaja sigilosamente entre los sinaloenses. Ella se licenciará formalmente el primero de diciembre, dado que las precampañas se realizarán a partir del quince del último mes del 2020 al 23 de enero del entrante.
Busca ser la morenista que reciba la silla estatal. Con todo medido estratégicamente.
Entre los priistas que ya lleva cuerpos enteros de ventaja al que le mandaron exploradores de Movimiento Ciudadano, de Acción Nacional y del Partido de la Revolución Democrática porque comparten su proyecto, está Sergio Torres Félix. El secretario de Pesca y Acuacultura del Gobierno del Estado, dimitirá irrevocablemente entre el 25 y 30 del mes que viene.
Un equipo de seguidores lo asesora para que tenga todo fríamente calculado.
Donde habrá despegues será también en el Congreso del Estado, que se alistan para luchar por las alcaldías. En el Congreso de la Unión, dejarán su curul Yadira Marcos y Merary Villegas, producto de esa sacudida que empezó a dar el proceso electoral a las diferentes instituciones.
Proeza para la historia legislativa de Angélica.
Visto de una manera objetiva el trabajo que desarrolló Angélica Díaz de Cuén-quien probablemente se licencie para entrar a la competencia por la presidencia municipal de Culiacán-, en la Cámara Local arrojó como conclusión indiscutible que impuso un récord productivo que jamás se registró en la historia parlamentaria. Presentó 256 iniciativas y probó que como legisladora del Partido Sinaloense no es una más del montón que conforman las distintas fracciones parlamentarias.
Una cifra que difícilmente le igualarán los actuales diputados y probablemente los que estén por venir en las próximas elecciones.
Como una sola pieza mostró al resto de los grupos que tienen hasta 22 miembros como Morena y 8 como el Partido Revolucionario Institucional, que no se necesita pertenecer a un sector mayoritario al interior del Poder legislativo para procesar las demandas de la sociedad que se transforman en leyes, puntos de acuerdo, llamados o posicionamientos.
La cuestión es querer hacer las cosas y responder con creces la palabra empeñada que se tiene con los electores.
Para hacer eco de esas exigencias comunitarias, la dama entregó a la Cámara local, 154 proyectos de los que 48 se enmarcan en las labores que incluyó el Primer Periodo Ordinario y que complementó con el Primer Año de Ejercicio Constitucional al empujar 256 propuestas.
De estas últimas, 26 se aprobaron en el Pleno y más que 18 que se sacaron en el Segundo Año de Ejercicio.
En la tarea diaria de “contacto” con la gente Angélica Díaz de Cuén emitió 47 posicionamientos en tribuna sobre temas marcaron la agenda cameral, participó con once réplicas y expuso cuatro puntos de acuerdo.
Protagonizó en 18 reuniones institucionales y atendió los frentes que le corresponden en las comisiones. Particularmente, la de Derechos Humanos que preside.
Pero los dos centenares y medio de iniciativas que llevó al Congreso sinaloense, en las que destacan planteamientos de calidad en favor de los pobladores, marcaron una hoja legislativa envidiable que se suma engrosar el libro de la historia parlamentaria.
En un esfuerzo titánico de la dama que deja una lección de por vida que se yergue como proeza.
