/ sábado 18 de septiembre de 2021

Rosa Elena, el segundo premio a la traición

Para la priista Rosa Elena Millán Bueno, la oferta de sumarse con un cargo al aparato estatal que integra el gobernador electo Rubén Rocha Moya y que le puso en charola de plata directamente, simboliza el segundo premio al papel siniestro que jugaron en Sinaloa los principales actores políticos que allanaron la entrega de la plaza a Morena.

El primero, como se asegura entre los militantes del Partido Revolucionario Institucional, lo recibió el mandatario constitucional, Quirino Ordaz Coppel, quien aceptó del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, correr el trámite ante el Senado de lo que serán sus cartas credenciales para salir en las primeras horas de fenecer el día último de octubre, a posesionarse como Embajador de México en tierra de España.

Fue muy visible la burda maniobra que hoy se confirma.

La dama que hizo su fortuna y su fama al igual que la de sus familiares en primer grado a la sombra del PRI que le dio todo, de un momento a otro, desdeñó a su partido, porque ya no era el mismo de antes. El que siempre le daba y le daba para ganar sin batallar.

“Pateó el pesebre” tricolor y se erigió en candidata a la gubernatura por el naciente Partido Fuerza por México, del que dijo era la última maravilla.

Supo desenvolver su coartada, en la idea que desde los altos círculos del morenismo se ordenó para negociar sin tener necesidad de ello.

La consigna, era restar votos al Revolucionario Institucional para fortalecer al aspirante central de Movimiento de Regeneración Nacional. Rosa Elena Millán cumplió al pie de la letra al enterarse de que “perdiendo ganaría”.

Sacó alrededor de 12 mil 300 sufragios que no le sirvieron para conservar el registro con un precario 1.12 por ciento del total de los votantes que participaron en la entidad dentro de todo el proceso. Sin embargo, asi debió ser y la invitación que tiene en sus manos, se la debe a su complicidad.

Al apegarse a lo que le pidió Rubén Rocha Moya hiciera y quien arguye a que convoca a la muchacha porque “sabe trabajar”. ¿De qué manera se preguntan los priistas, los sinaloenses y los dueños de portales periodísticos a los que nunca les pagó los espacios que les contrató en campañas pasadas?

Es la cuota que le deben a Ricardo Monreal Ávila, quien fue propietario efímero del Partido Fuerza por México, que sembró gobernadores en varios estados en su paso hacia su proyecto Presidencial, pero que irá definitivamente a las elecciones del 2024 por la Ciudad de México.

En el espacio donde también “plantó” a los enemigos del morenismo al dar las contras en los comicios del este año a sus correligionarios para hacer ganar a panistas, contra los que después lo enfrentarán muy pronto en la jugada de los azahares del destino, que se presentan cuando se actúa de manera sucia.

Quirino Ordaz Coppel fue el personaje clave de esta trama en la entidad. En la que se condujo a Mario Zamora Gastélum al desbarrancadero. No hay que olvidar que igualmente sabía de la maniobra e hizo como que trabajaba en campaña.

Laboraba, ¿pero para quién?

¿Asegurada área de Salud para Cuén?

Por lo que se avizora, el aliado de Morena en el estado, Héctor Melesio Cuén Ojeda, líder del Partido Sinaloense, ya amarró la Secretaría de Salud del próximo gabinete. La de Economía, está lista para otro empresario.

Todavía priva un ambiente de incertidumbre entre las huestes del PAS, que apuestan que el ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, podría no admitir estar al frente de esa dependencia.

Los últimos desencuentros, relativos a asuntos que se negaron a respaldar de una parte hacia la otra, envían lecturas distintas.

El político es un hombre de campo. De calle.

El dilema de Feliciano Castro.

Como le hará Feliciano Castro Meléndrez para que sus afectos con el gobernador Rubén Rocha Moya, le permitan actuar como líder del Congreso del Estado en la toma de verdaderas decisiones autónomas. Las que tanto criticó de los priistas cuando hacían la mayoría que en estos tiempos encabezarán casi al nivel del totalitarismo.


Para la priista Rosa Elena Millán Bueno, la oferta de sumarse con un cargo al aparato estatal que integra el gobernador electo Rubén Rocha Moya y que le puso en charola de plata directamente, simboliza el segundo premio al papel siniestro que jugaron en Sinaloa los principales actores políticos que allanaron la entrega de la plaza a Morena.

El primero, como se asegura entre los militantes del Partido Revolucionario Institucional, lo recibió el mandatario constitucional, Quirino Ordaz Coppel, quien aceptó del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, correr el trámite ante el Senado de lo que serán sus cartas credenciales para salir en las primeras horas de fenecer el día último de octubre, a posesionarse como Embajador de México en tierra de España.

Fue muy visible la burda maniobra que hoy se confirma.

La dama que hizo su fortuna y su fama al igual que la de sus familiares en primer grado a la sombra del PRI que le dio todo, de un momento a otro, desdeñó a su partido, porque ya no era el mismo de antes. El que siempre le daba y le daba para ganar sin batallar.

“Pateó el pesebre” tricolor y se erigió en candidata a la gubernatura por el naciente Partido Fuerza por México, del que dijo era la última maravilla.

Supo desenvolver su coartada, en la idea que desde los altos círculos del morenismo se ordenó para negociar sin tener necesidad de ello.

La consigna, era restar votos al Revolucionario Institucional para fortalecer al aspirante central de Movimiento de Regeneración Nacional. Rosa Elena Millán cumplió al pie de la letra al enterarse de que “perdiendo ganaría”.

Sacó alrededor de 12 mil 300 sufragios que no le sirvieron para conservar el registro con un precario 1.12 por ciento del total de los votantes que participaron en la entidad dentro de todo el proceso. Sin embargo, asi debió ser y la invitación que tiene en sus manos, se la debe a su complicidad.

Al apegarse a lo que le pidió Rubén Rocha Moya hiciera y quien arguye a que convoca a la muchacha porque “sabe trabajar”. ¿De qué manera se preguntan los priistas, los sinaloenses y los dueños de portales periodísticos a los que nunca les pagó los espacios que les contrató en campañas pasadas?

Es la cuota que le deben a Ricardo Monreal Ávila, quien fue propietario efímero del Partido Fuerza por México, que sembró gobernadores en varios estados en su paso hacia su proyecto Presidencial, pero que irá definitivamente a las elecciones del 2024 por la Ciudad de México.

En el espacio donde también “plantó” a los enemigos del morenismo al dar las contras en los comicios del este año a sus correligionarios para hacer ganar a panistas, contra los que después lo enfrentarán muy pronto en la jugada de los azahares del destino, que se presentan cuando se actúa de manera sucia.

Quirino Ordaz Coppel fue el personaje clave de esta trama en la entidad. En la que se condujo a Mario Zamora Gastélum al desbarrancadero. No hay que olvidar que igualmente sabía de la maniobra e hizo como que trabajaba en campaña.

Laboraba, ¿pero para quién?

¿Asegurada área de Salud para Cuén?

Por lo que se avizora, el aliado de Morena en el estado, Héctor Melesio Cuén Ojeda, líder del Partido Sinaloense, ya amarró la Secretaría de Salud del próximo gabinete. La de Economía, está lista para otro empresario.

Todavía priva un ambiente de incertidumbre entre las huestes del PAS, que apuestan que el ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, podría no admitir estar al frente de esa dependencia.

Los últimos desencuentros, relativos a asuntos que se negaron a respaldar de una parte hacia la otra, envían lecturas distintas.

El político es un hombre de campo. De calle.

El dilema de Feliciano Castro.

Como le hará Feliciano Castro Meléndrez para que sus afectos con el gobernador Rubén Rocha Moya, le permitan actuar como líder del Congreso del Estado en la toma de verdaderas decisiones autónomas. Las que tanto criticó de los priistas cuando hacían la mayoría que en estos tiempos encabezarán casi al nivel del totalitarismo.