/ jueves 26 de mayo de 2022

Radiografía de la maldad

Nos dice Norberto Bobbio* que el problema del Mal se impone a nuestra atención con particular fuerza en el caso de eventos catastróficos, y dos son en la memoria histórica de la humanidad los acontecimientos que fundamentalmente han provocado la discusión del tema: Auschwitz y la caída del muro de Berlín. El primero ha representado un desafío sobre todo para el hombre de fe, el segundo, sobre todo para el hombre de razón, resonando –sigue Bobbio- para el caso de la caída del muro de Berlín, la pregunta: “¿Por qué el más grande movimiento que había pretendido emancipar al hombre del dominio del sufrimiento y de la alienación se ha convertido en su contrario, es decir, en un Estado políticamente despótico, económicamente ineficiente, moralmente abyecto?”. Para Bobbio el concepto general del Mal comprende dos realidades humanas opuestas: la maldad y el sufrimiento, y que por eso cuando nos planteamos el problema del Mal en general, nuestra mente corre indiferentemente a un episodio de violencia o a uno de dolor: se nos puede presentar tanto la imagen de un feroz asesino como la de una madre que llora.

La guerra de invasión de Rusia contra Ucrania nos ha hecho ver a los criminales de guerra y al inmenso sufrimiento causado a las víctimas y al mundo que se conduele. También hemos visto la furia homicida en diversos sucesos en Estados Unidos, el último en la localidad de Uvalde, en Texas, donde fueron masacrados por una sola persona 19 niños y dos profesores. Y aquí en nuestro país, el creciente feminicidio, con los casos de la abogada y activista Cecilia Monzón en Puebla, y de Viridiana Moreno en Veracruz, además de otros muchos en supuesta investigación por las autoridades. Con cifras del propio Gabinete de Seguridad federal, el feminicidio subió de 75 a 82 casos en un solo mes. Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública nos dicen que las mayores tasas de homicidio por cada 100 mil habitantes se concentran en cinco estados (Colima, Zacatecas, Baja California, Michoacán y Sonora), todos gobernados por el grupo político que gobierna el país a través de las máximas de proteger a los delincuentes, darles a estos abrazos y no balazos y hacer testimonial la presencia del omnipresente Ejército mexicano, la Armada de México y la Guardia Nacional.

Este martes 24 de mayo, murieron de forma violenta 118 mexicanos y se sumaron a una lista de más de 115 mil en lo que va del sexenio de López Obrador, lo que lo convierte en el segundo día más violento en lo que va del sexenio, y el día más violento en lo que va de este 2022. Mayo se perfila para ser el mes más violento de la primera mitad de 2022, acumula cuatro días con 100 o más asesinatos en un día, según las estadísticas del reporte diario de este delito por parte del Gabinete de Seguridad federal.

Una verdadera radiografía de la maldad que tiene a sus responsables en quienes generan de manera directa esa forma de violencia, pero que también tiene responsables en quienes desde el Estado, recae el deber de proteger y brindar seguridad a toda la población, así como de aplicar las reglas comunes a todos del Estado de Derecho. De estos males catastróficos se desprenden esas dos realidades humanas opuestas: la maldad y el sufrimiento, ambas exigen reproche como también justicia, porque fueron causadas por personas concretas e hicieron víctimas a personas concretas y a la sociedad en general.

Decía Norberto Bobbio* que: “Allí donde rige el principio de la culpa colectiva, no tiene ninguna importancia conocer al concreto culpable”. Cobran sentido entonces las declaraciones de López Obrador, que al ser cuestionado acerca de la situación de violencia que viven las mujeres en el país, ha dicho que es culpa del modelo neoliberal que impera actualmente. En su conferencia de prensa del 26 de abril dijo: “La falla de origen es el modelo imperante (el neoliberalismo) durante mucho tiempo, creo que se dejaron de promover principios, valores, se quiso eclipsar todo el sistema de vida inspirado en nuestras culturas, en nuestras grandes civilizaciones, por un sistema materialista, individualista y egoísta… los feminicidios se tienen que atender con una sociedad mejor, esa es la base”. Nada de mejorar las capacidades de investigación del Ministerio Público y de las policías, o de mejorar el debido proceso, o las capacidades del poder judicial. No. En vez de eso, la política de seguridad de Fuenteovejuna.

En lo que va de este mes, suman mil 980 víctimas de homicidio doloso, un promedio de 82 asesinatos diarios. En México, 12 mil 897 mujeres han sido asesinadas durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, de acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. En el periodo de diciembre de 2018 a abril de 2022, las autoridades registraron 3 mil 386 víctimas de feminicidio (26.25%) y 9 mil 511 de homicidio doloso (73.75%). Si se comparan los primeros cuatrimestres de cada año por número de víctimas de feminicidio, de 2015 a 2022, se observa un aumento del 141.7% en la cifra: entre enero y abril de 2015, las autoridades registraron 132 feminicidios, mientras que en el mismo periodo de 2022 se contabilizaron 319.

En lo que va de este sexenio, al menos mil 537 policías han sido asesinados en el país, en su mayoría estatales y municipales, señala el reporte de Causa en Común. Guanajuato, Estado de México, Chihuahua, Veracruz y Michoacán, los de más casos.

En México, una de cada tres desapariciones han ocurrido en este sexenio. El 17 de mayo, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, le hizo un llamado al gobierno de López Obrador a redoblar esfuerzos para garantizar la verdad y la justicia a las víctimas de más de 100 mil desapariciones, a fin de garantizar la verdad y la justicia por los más de 100 mil víctimas de desaparición.

Durante 2021 el 86.3% de la población en México consideró frecuentes los actos de corrupción en las instituciones de gobierno, revelan los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental, publicados por el INEGI. A nivel nacional, los costos de incurrir en actos de corrupción se estiman en 9 mil 500 millones de pesos, lo que equivale a 3 mil 44 pesos en promedio por persona. El contacto con autoridades de seguridad pública fue el trámite con mayor porcentaje de experiencias de corrupción, con 65%. Le siguen los trámites ante el Ministerio Público, con 24%.

Norberto Bobbio*, gran pensador, concluye que tampoco es demostrable que en la economía general del universo quien más sufra sea el malvado. El tirano Stalin muere en su cama y Anna Frank, imagen de la inocencia, muere en un campo de exterminio. ¿Existe una razón para eso? “No, no tiene ningún sentido. También esta es una pregunta sin respuesta. Pero desde siempre el hombre sencillo ha dado ya su respuesta: ‘En este mundo no hay justicia’”.

*Norberto Bobbio, Elogio de la templanza y otros escritos morales, Ed. Temas de Hoy, Madrid, 1997.

Nos dice Norberto Bobbio* que el problema del Mal se impone a nuestra atención con particular fuerza en el caso de eventos catastróficos, y dos son en la memoria histórica de la humanidad los acontecimientos que fundamentalmente han provocado la discusión del tema: Auschwitz y la caída del muro de Berlín. El primero ha representado un desafío sobre todo para el hombre de fe, el segundo, sobre todo para el hombre de razón, resonando –sigue Bobbio- para el caso de la caída del muro de Berlín, la pregunta: “¿Por qué el más grande movimiento que había pretendido emancipar al hombre del dominio del sufrimiento y de la alienación se ha convertido en su contrario, es decir, en un Estado políticamente despótico, económicamente ineficiente, moralmente abyecto?”. Para Bobbio el concepto general del Mal comprende dos realidades humanas opuestas: la maldad y el sufrimiento, y que por eso cuando nos planteamos el problema del Mal en general, nuestra mente corre indiferentemente a un episodio de violencia o a uno de dolor: se nos puede presentar tanto la imagen de un feroz asesino como la de una madre que llora.

La guerra de invasión de Rusia contra Ucrania nos ha hecho ver a los criminales de guerra y al inmenso sufrimiento causado a las víctimas y al mundo que se conduele. También hemos visto la furia homicida en diversos sucesos en Estados Unidos, el último en la localidad de Uvalde, en Texas, donde fueron masacrados por una sola persona 19 niños y dos profesores. Y aquí en nuestro país, el creciente feminicidio, con los casos de la abogada y activista Cecilia Monzón en Puebla, y de Viridiana Moreno en Veracruz, además de otros muchos en supuesta investigación por las autoridades. Con cifras del propio Gabinete de Seguridad federal, el feminicidio subió de 75 a 82 casos en un solo mes. Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública nos dicen que las mayores tasas de homicidio por cada 100 mil habitantes se concentran en cinco estados (Colima, Zacatecas, Baja California, Michoacán y Sonora), todos gobernados por el grupo político que gobierna el país a través de las máximas de proteger a los delincuentes, darles a estos abrazos y no balazos y hacer testimonial la presencia del omnipresente Ejército mexicano, la Armada de México y la Guardia Nacional.

Este martes 24 de mayo, murieron de forma violenta 118 mexicanos y se sumaron a una lista de más de 115 mil en lo que va del sexenio de López Obrador, lo que lo convierte en el segundo día más violento en lo que va del sexenio, y el día más violento en lo que va de este 2022. Mayo se perfila para ser el mes más violento de la primera mitad de 2022, acumula cuatro días con 100 o más asesinatos en un día, según las estadísticas del reporte diario de este delito por parte del Gabinete de Seguridad federal.

Una verdadera radiografía de la maldad que tiene a sus responsables en quienes generan de manera directa esa forma de violencia, pero que también tiene responsables en quienes desde el Estado, recae el deber de proteger y brindar seguridad a toda la población, así como de aplicar las reglas comunes a todos del Estado de Derecho. De estos males catastróficos se desprenden esas dos realidades humanas opuestas: la maldad y el sufrimiento, ambas exigen reproche como también justicia, porque fueron causadas por personas concretas e hicieron víctimas a personas concretas y a la sociedad en general.

Decía Norberto Bobbio* que: “Allí donde rige el principio de la culpa colectiva, no tiene ninguna importancia conocer al concreto culpable”. Cobran sentido entonces las declaraciones de López Obrador, que al ser cuestionado acerca de la situación de violencia que viven las mujeres en el país, ha dicho que es culpa del modelo neoliberal que impera actualmente. En su conferencia de prensa del 26 de abril dijo: “La falla de origen es el modelo imperante (el neoliberalismo) durante mucho tiempo, creo que se dejaron de promover principios, valores, se quiso eclipsar todo el sistema de vida inspirado en nuestras culturas, en nuestras grandes civilizaciones, por un sistema materialista, individualista y egoísta… los feminicidios se tienen que atender con una sociedad mejor, esa es la base”. Nada de mejorar las capacidades de investigación del Ministerio Público y de las policías, o de mejorar el debido proceso, o las capacidades del poder judicial. No. En vez de eso, la política de seguridad de Fuenteovejuna.

En lo que va de este mes, suman mil 980 víctimas de homicidio doloso, un promedio de 82 asesinatos diarios. En México, 12 mil 897 mujeres han sido asesinadas durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, de acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. En el periodo de diciembre de 2018 a abril de 2022, las autoridades registraron 3 mil 386 víctimas de feminicidio (26.25%) y 9 mil 511 de homicidio doloso (73.75%). Si se comparan los primeros cuatrimestres de cada año por número de víctimas de feminicidio, de 2015 a 2022, se observa un aumento del 141.7% en la cifra: entre enero y abril de 2015, las autoridades registraron 132 feminicidios, mientras que en el mismo periodo de 2022 se contabilizaron 319.

En lo que va de este sexenio, al menos mil 537 policías han sido asesinados en el país, en su mayoría estatales y municipales, señala el reporte de Causa en Común. Guanajuato, Estado de México, Chihuahua, Veracruz y Michoacán, los de más casos.

En México, una de cada tres desapariciones han ocurrido en este sexenio. El 17 de mayo, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, le hizo un llamado al gobierno de López Obrador a redoblar esfuerzos para garantizar la verdad y la justicia a las víctimas de más de 100 mil desapariciones, a fin de garantizar la verdad y la justicia por los más de 100 mil víctimas de desaparición.

Durante 2021 el 86.3% de la población en México consideró frecuentes los actos de corrupción en las instituciones de gobierno, revelan los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental, publicados por el INEGI. A nivel nacional, los costos de incurrir en actos de corrupción se estiman en 9 mil 500 millones de pesos, lo que equivale a 3 mil 44 pesos en promedio por persona. El contacto con autoridades de seguridad pública fue el trámite con mayor porcentaje de experiencias de corrupción, con 65%. Le siguen los trámites ante el Ministerio Público, con 24%.

Norberto Bobbio*, gran pensador, concluye que tampoco es demostrable que en la economía general del universo quien más sufra sea el malvado. El tirano Stalin muere en su cama y Anna Frank, imagen de la inocencia, muere en un campo de exterminio. ¿Existe una razón para eso? “No, no tiene ningún sentido. También esta es una pregunta sin respuesta. Pero desde siempre el hombre sencillo ha dado ya su respuesta: ‘En este mundo no hay justicia’”.

*Norberto Bobbio, Elogio de la templanza y otros escritos morales, Ed. Temas de Hoy, Madrid, 1997.