Todavía no se saben los detalles de la reunión que sostuvieron el secretario General de Gobierno, Feliciano Castro Meléndrez, el "encargado del encargado" del despacho de rectoría Candelario Ortiz y el subsecretario de Gobernación, "el fiestas de lujo" César Yáñez.
Lo cierto es que parece que en eso de negociar parece que Feliciano Castro le lleva más ventajas a su antecesor, Enrique Inzunza Cázarez, quien quizá nunca hubiese tenido el talante suficiente para irse a sentar en Gobernación pues está acostumbrado a golpear con el garrote antes que negociar.
Castro Meléndrez, al menos en este caso, logró (por lo que se ve) conjurar el paro laboral tan dañino para los estudiantes universitarios, atrapados en una red de intrigas entre quienes detentan el poder en la UAS y quienes a toda costa busca apoderarse de ella, al precio que sea.
Lo que sí es que los juicios en contra de las autoridades, como Jesús Madueña, Robespierre Lizárraga y el comité de compras no están en la negociación, esos sin duda van a continuar en los juzgados y la única salida para los de la élite privilegiada de la Universidad, será abrir a elecciones la llegada del próximo rector. Lo cual desde luego es necesario para legitimar a una autoridad, ya que quienes están hoy en día, siguen manejando a su antojo la casa Rosalina.
Aquí nadie es inocente. La UAS es controlada por un grupo que encumbró el extinto Héctor Melesio Cuén Ojeda, y no quiere ceder en el asunto de abrirse a elecciones porque asumen que pueden perder sus privilegios.
Desde luego, la forma en que Gobierno lo hace, le da armas al grupúsculo para rasgarse las vestiduras sobre la maltratada autonomía. Y autonomía nunca ha implicado manejar de manera turbia los recursos que son de los estudiantes.
Veremos dentro de pronto si Candelario Ortiz, un hombre que no ha sido cuenista recalcitrante, sino más bien moderado, ahora sí negocia lo que todo mundo, fuera del grupito privilegiado de la UAS, está pidiendo: democracia y transparencia. Al tiempo.