/ miércoles 13 de mayo de 2020

"Protofútbol” en Culiacán

La frase del título de esta entrega suena a pleonasmo porque todo recuerdo pertenece al pasado, solo que hay pasado reciente y pasado de muchos años atrás, se sobreentiende pues que cuando uno escribe “recuerdos del pasado”, es que hablamos de este último. Lo anterior viene al caso porque en estos ya 50 días a más de encierro, hemos platicado con amigos a los que hace rato no vemos ni los habíamos frecuentado tampoco de manera presencial. Algunos de ellos, por causas que no viene al caso señalar, de plano, ni siquiera visto en más de un año.

De ellos, dos asociados al tema de esta columna: el fútbol. Uno, el profesor Ernesto Alcaráz Viedas, quien durante su mandato como presidente de la Asociación Estatal de Fútbol, inicio este deporte una etapa nueva, de consolidación en materia de organización en todo el estado, me consta porque con él recorrí todo el estado en calidad de secretario de este deporte, el otro bastión de esa administración fue el fallecido Oscar Gil Lizárraga, en calidad de tesorero. Ya habrá tiempo de recordar anécdotas de este pasaje del balompié sinaloense vividas en torno a estos dos personajes.

El otro es nada más ni nada menos que Benjamín Iriarte Farber, mejor conocido como “Chivas” Farber, sin duda alguna uno de los futbolistas íconos de la historia del fútbol sinaloense, quien está saliendo de una etapa muy difícil, apoyada por su esposa Carmen. Afortunadamente ahí la lleva luego de cuatro o cinco intervenciones quirúrgicas.

Tanto Alcaráz, como el “chivas”, así como el periodista y amigo de toda la vida, también compadre, Jorge Luis Telles, me hicieron la misma pregunta: “no haz leído el libro sobre la historia del fútbol de Culiacán” de Rafael Borbón” y también el comentario: “no te vi durante la presentación del libro”. Bueno, tampoco asistió Benjamín, por razones ya explicadas, pero supo de mi ausencia.

En respuesta a lo segundo, ya lo comenté en una ocasión y lo ratifico: no me enteré del evento, ni tampoco recibí invitación alguna, pero con o sin ella hubiese hecho acto de presencia. Me lo perdí pues. Y en cuanto a lo segundo, la respuesta es no. No, no lo he leído, pero independientemente de los comentarios de estos personajes he escuchado otros de amigos mutuos que tienen en sus manos el libro.

¿Mi respuesta a la petición de una opinión?. Ninguna, no puedo opinar sobre algo que no he leído, así es que se las debo. Lo que si les pido a quienes lo tienen en sus manos, me digan donde lo venden o de perdida me lo presten porque, otro tipo de lectura ya no tenemos. La pandemia nos sorprendió sin “armas” y sin chelas.

Con el “Chivas” Farber platicamos largo y tendido. Nos platicó y dio algunos puntos de vista sobre el libro, sobre el que concluyó que ojalá se trate del inicio de recabar y acomodar la historia del fútbol en Culiacán y de ahí nos “agarramos” sobre temas del pasado, muy pasado, especialmente relacionado con jugadores que ex profesamente fueron traídos de La Piedad y Guadalajara para los equipos Tenería Atlas y Banco de Sinaloa y años más adelante, La Garrita, comandada por “Topete” Gastélum. El “Chivas”, nació en Mazatlán en el año del 44, de tal manera que no fue testigo del año en que se supone surgió el fútbol organizado en Culiacán, según las crónicas en 1947.

Pero en lo personal, les tengo otra historia (otros datos como está de moda). No recuerdo haberla contado en este espacio. Me he vuelto loco buscando entre más de mil fotografías que he a cumulado a través de mi vida, buscando una en especial que guardé de mi padre. Aun no la he localizado, así es que mientras tanto ahí les va la historia, contada por él mismo cuando yo era un niño a punto de terminar la primaria.

Su “debilidad” sin duda, era el béisbol, pero viendo mi preferencia por el deporte de las patadas, un buen día me contó lo sucedido en sus años mozos cuando en calidad de estudiante del Colegio Civil Rosales, hoy la UAS, como es que entre ellos el fútbol dio sus primeros pasos. Mi padre nació en 1903 y según sé en esa institución estudiaban secundaria y preparatoria, así es que no sé en que momento se dio ese hecho, porque no me lo puntualizó.

“En ese entonces –me dijo- a alguien se le ocurrió la puntada de integrar dos equipos de fútbol. Incompletos, pero los armamos y ahí mismo en la plazuela, jugamos nuestros partidos, aunque luego nos íbamos a los llanos, entonces todos cercanos, todo era informal, solo para pasar el rato”. Confesó.

Para terminar su historia, nos dio nombre de su equipo: se llamaba Atenas. El del otro no lo recordó o por lo menos yo no tal vez porque no puse atención. Se me quedó grabado el nombre de su equipo, precisamente porque ahí peloteó en su juventud. Sin árbitro y sin reglas. Así es que como en la historia mundial de este deporte hubo una época a la que se le llamó el “protofútbol”, le pondría el mismo nombre: fue el “protofútbol” en Culiacán.

En la foto que aun no encuentro entre muchas que guardo de mi padre, aparece un grupo de jóvenes con pantalones muy holgados y zapatos de todos colores y sabores, menos de fútbol, exactamente frente a los portales del Colegio Civil Rosales. A simple vista parecen hechos de madera, duda de la que muchos que aun viven para contar si es así (lo de los portales) nos pueden sacar.

Esta historia la tenía lista por si solicitaban nuestra aportación, luego de los mensajes enviados tanto por Alacráz Viedas como por nuestro estimado Juan de Dios Palazuelos, pero ya no supimos más del asunto sino hasta después que fue presentado tan valioso documento.

La historia continúa.

La frase del título de esta entrega suena a pleonasmo porque todo recuerdo pertenece al pasado, solo que hay pasado reciente y pasado de muchos años atrás, se sobreentiende pues que cuando uno escribe “recuerdos del pasado”, es que hablamos de este último. Lo anterior viene al caso porque en estos ya 50 días a más de encierro, hemos platicado con amigos a los que hace rato no vemos ni los habíamos frecuentado tampoco de manera presencial. Algunos de ellos, por causas que no viene al caso señalar, de plano, ni siquiera visto en más de un año.

De ellos, dos asociados al tema de esta columna: el fútbol. Uno, el profesor Ernesto Alcaráz Viedas, quien durante su mandato como presidente de la Asociación Estatal de Fútbol, inicio este deporte una etapa nueva, de consolidación en materia de organización en todo el estado, me consta porque con él recorrí todo el estado en calidad de secretario de este deporte, el otro bastión de esa administración fue el fallecido Oscar Gil Lizárraga, en calidad de tesorero. Ya habrá tiempo de recordar anécdotas de este pasaje del balompié sinaloense vividas en torno a estos dos personajes.

El otro es nada más ni nada menos que Benjamín Iriarte Farber, mejor conocido como “Chivas” Farber, sin duda alguna uno de los futbolistas íconos de la historia del fútbol sinaloense, quien está saliendo de una etapa muy difícil, apoyada por su esposa Carmen. Afortunadamente ahí la lleva luego de cuatro o cinco intervenciones quirúrgicas.

Tanto Alcaráz, como el “chivas”, así como el periodista y amigo de toda la vida, también compadre, Jorge Luis Telles, me hicieron la misma pregunta: “no haz leído el libro sobre la historia del fútbol de Culiacán” de Rafael Borbón” y también el comentario: “no te vi durante la presentación del libro”. Bueno, tampoco asistió Benjamín, por razones ya explicadas, pero supo de mi ausencia.

En respuesta a lo segundo, ya lo comenté en una ocasión y lo ratifico: no me enteré del evento, ni tampoco recibí invitación alguna, pero con o sin ella hubiese hecho acto de presencia. Me lo perdí pues. Y en cuanto a lo segundo, la respuesta es no. No, no lo he leído, pero independientemente de los comentarios de estos personajes he escuchado otros de amigos mutuos que tienen en sus manos el libro.

¿Mi respuesta a la petición de una opinión?. Ninguna, no puedo opinar sobre algo que no he leído, así es que se las debo. Lo que si les pido a quienes lo tienen en sus manos, me digan donde lo venden o de perdida me lo presten porque, otro tipo de lectura ya no tenemos. La pandemia nos sorprendió sin “armas” y sin chelas.

Con el “Chivas” Farber platicamos largo y tendido. Nos platicó y dio algunos puntos de vista sobre el libro, sobre el que concluyó que ojalá se trate del inicio de recabar y acomodar la historia del fútbol en Culiacán y de ahí nos “agarramos” sobre temas del pasado, muy pasado, especialmente relacionado con jugadores que ex profesamente fueron traídos de La Piedad y Guadalajara para los equipos Tenería Atlas y Banco de Sinaloa y años más adelante, La Garrita, comandada por “Topete” Gastélum. El “Chivas”, nació en Mazatlán en el año del 44, de tal manera que no fue testigo del año en que se supone surgió el fútbol organizado en Culiacán, según las crónicas en 1947.

Pero en lo personal, les tengo otra historia (otros datos como está de moda). No recuerdo haberla contado en este espacio. Me he vuelto loco buscando entre más de mil fotografías que he a cumulado a través de mi vida, buscando una en especial que guardé de mi padre. Aun no la he localizado, así es que mientras tanto ahí les va la historia, contada por él mismo cuando yo era un niño a punto de terminar la primaria.

Su “debilidad” sin duda, era el béisbol, pero viendo mi preferencia por el deporte de las patadas, un buen día me contó lo sucedido en sus años mozos cuando en calidad de estudiante del Colegio Civil Rosales, hoy la UAS, como es que entre ellos el fútbol dio sus primeros pasos. Mi padre nació en 1903 y según sé en esa institución estudiaban secundaria y preparatoria, así es que no sé en que momento se dio ese hecho, porque no me lo puntualizó.

“En ese entonces –me dijo- a alguien se le ocurrió la puntada de integrar dos equipos de fútbol. Incompletos, pero los armamos y ahí mismo en la plazuela, jugamos nuestros partidos, aunque luego nos íbamos a los llanos, entonces todos cercanos, todo era informal, solo para pasar el rato”. Confesó.

Para terminar su historia, nos dio nombre de su equipo: se llamaba Atenas. El del otro no lo recordó o por lo menos yo no tal vez porque no puse atención. Se me quedó grabado el nombre de su equipo, precisamente porque ahí peloteó en su juventud. Sin árbitro y sin reglas. Así es que como en la historia mundial de este deporte hubo una época a la que se le llamó el “protofútbol”, le pondría el mismo nombre: fue el “protofútbol” en Culiacán.

En la foto que aun no encuentro entre muchas que guardo de mi padre, aparece un grupo de jóvenes con pantalones muy holgados y zapatos de todos colores y sabores, menos de fútbol, exactamente frente a los portales del Colegio Civil Rosales. A simple vista parecen hechos de madera, duda de la que muchos que aun viven para contar si es así (lo de los portales) nos pueden sacar.

Esta historia la tenía lista por si solicitaban nuestra aportación, luego de los mensajes enviados tanto por Alacráz Viedas como por nuestro estimado Juan de Dios Palazuelos, pero ya no supimos más del asunto sino hasta después que fue presentado tan valioso documento.

La historia continúa.