/ miércoles 1 de julio de 2020

Por fin el PAS, baraja en manos para alianzas

Aun cuando lo nuboso de la pandemia lo cambió todo, pareciera que finalmente Héctor Melesio Cuén Ojeda tiene la baraja completa en sus manos y la podrá utilizar como uno de los principales apostadores en la jugada que empezará hacia la gubernatura, entre las más antiguas y nuevas fuerzas políticas que se asoman.

La soltura del Partido Sinaloense, -que preside-, para adaptarse a los tiempos que se viven, impidió que lo encerrara la emergencia como al resto de los personajes políticos que rebotaron en el círculo vicioso de sus limitantes al lanzar gritos en el desierto por desconocer el tema más actual, el sanitario.

El presidente del PAS, con el soporte que la otorga su carrera universitaria de químico farmacéutico biólogo y de empresario de la salud, además de llamar al cuidado preventivo a la sociedad, con las estadísticas correspondientes, dio seguimiento al grave fenómeno que se desató en el planeta.

Entre sus últimas apreciaciones mostró con preocupación que el índice de mortalidad por el coronavirus en otros países e incluso de otros continentes, fue más bajo que en México.

Correlacionó, por ejemplo, que cuando a nivel mundial el registro de decesos por esta causa es de 5.01 por cada cien enfermos, en nuestro país es de 12. Y por desgracia en Sinaloa, mueren alrededor de 15 por cada centenar de pacientes.

En este caso, el ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, se manejó entre los pobladores, como uno de los más conocedores de la temática, sin dejar de ser crítico a las medidas oficiales que fallaron para doblar la curva epidemiológica. Mostró amplio conocimiento de la realidad social.

Y sin hacer a un lado, la realidad de que en los ciudadanos está la mayor carga de ser responsables.

Mientras otros dirigentes partidistas se concentraron en catapultar acusaciones sin argumentos.

Todos esos elementos se suman para que el proyecto de los verdaderos priistas hacia el 2021, lo miren como el único que pudiera retener el poder estatal. Porque entre “los cremitas del PRI” no hay ninguno con nivel para enfrentar al monstruo opositor que las arrebató hasta la Presidencia de la República en 2018.

Lo mismo se observa en el Partido Acción Nacional. Los únicos militantes de cepa que le quedan, fincan sus esperanzas en el ex alcalde culiacanense. Carecen de figuras y de una estructura cierta para promover el voto.

A tal grado que dieron lástima a finales de julio del 2019, cuando los sinaloenses confirmaron que cómo en un blanquiazul tan viejo –con 80 años de edad- se eligió con poco más de 2 mil 700 votos a su directivo Juan Carlos Estrada Vega, que sin legitimidad confesó que cuentan con un padrón 8 mil militantes, en lo que la mitad no acudió al proceso y exhibió despreció hacia los candidatos.

Sin embargo, las bases claman por una alianza con Héctor Melesio Cuen Ojeda como “tabla de salvación” que les permita cruzar el río el año entrante, al igual que el PRD y Movimiento Ciudadano.

No obstante, será el líder del Partido Sinaloense en el estado quien decida con quien se alía o si es “mejor ir solo que mal acompañado”. Porque también se afirma que en una cohesión de esfuerzos con Morena, un buen resultado sería factible. Porque no están cerradas las puertas.

En este confinamiento donde el Partido Revolucionario Institucional se aferra a la era de la entrega de tortas, pepinos tomates, que ya caducó, las huestes del PAS hicieron por años el trabajo al ras de suelo cuando otros descansaban. Y si lo que queda ante el Covid-19, es llevar la lucha a las redes sociales, los pasistas cuentan con un aparato rápido y eficaz.

Al fin y al cabo, que la tarea de cerca con la gente ya está hecha.

Aun cuando lo nuboso de la pandemia lo cambió todo, pareciera que finalmente Héctor Melesio Cuén Ojeda tiene la baraja completa en sus manos y la podrá utilizar como uno de los principales apostadores en la jugada que empezará hacia la gubernatura, entre las más antiguas y nuevas fuerzas políticas que se asoman.

La soltura del Partido Sinaloense, -que preside-, para adaptarse a los tiempos que se viven, impidió que lo encerrara la emergencia como al resto de los personajes políticos que rebotaron en el círculo vicioso de sus limitantes al lanzar gritos en el desierto por desconocer el tema más actual, el sanitario.

El presidente del PAS, con el soporte que la otorga su carrera universitaria de químico farmacéutico biólogo y de empresario de la salud, además de llamar al cuidado preventivo a la sociedad, con las estadísticas correspondientes, dio seguimiento al grave fenómeno que se desató en el planeta.

Entre sus últimas apreciaciones mostró con preocupación que el índice de mortalidad por el coronavirus en otros países e incluso de otros continentes, fue más bajo que en México.

Correlacionó, por ejemplo, que cuando a nivel mundial el registro de decesos por esta causa es de 5.01 por cada cien enfermos, en nuestro país es de 12. Y por desgracia en Sinaloa, mueren alrededor de 15 por cada centenar de pacientes.

En este caso, el ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, se manejó entre los pobladores, como uno de los más conocedores de la temática, sin dejar de ser crítico a las medidas oficiales que fallaron para doblar la curva epidemiológica. Mostró amplio conocimiento de la realidad social.

Y sin hacer a un lado, la realidad de que en los ciudadanos está la mayor carga de ser responsables.

Mientras otros dirigentes partidistas se concentraron en catapultar acusaciones sin argumentos.

Todos esos elementos se suman para que el proyecto de los verdaderos priistas hacia el 2021, lo miren como el único que pudiera retener el poder estatal. Porque entre “los cremitas del PRI” no hay ninguno con nivel para enfrentar al monstruo opositor que las arrebató hasta la Presidencia de la República en 2018.

Lo mismo se observa en el Partido Acción Nacional. Los únicos militantes de cepa que le quedan, fincan sus esperanzas en el ex alcalde culiacanense. Carecen de figuras y de una estructura cierta para promover el voto.

A tal grado que dieron lástima a finales de julio del 2019, cuando los sinaloenses confirmaron que cómo en un blanquiazul tan viejo –con 80 años de edad- se eligió con poco más de 2 mil 700 votos a su directivo Juan Carlos Estrada Vega, que sin legitimidad confesó que cuentan con un padrón 8 mil militantes, en lo que la mitad no acudió al proceso y exhibió despreció hacia los candidatos.

Sin embargo, las bases claman por una alianza con Héctor Melesio Cuen Ojeda como “tabla de salvación” que les permita cruzar el río el año entrante, al igual que el PRD y Movimiento Ciudadano.

No obstante, será el líder del Partido Sinaloense en el estado quien decida con quien se alía o si es “mejor ir solo que mal acompañado”. Porque también se afirma que en una cohesión de esfuerzos con Morena, un buen resultado sería factible. Porque no están cerradas las puertas.

En este confinamiento donde el Partido Revolucionario Institucional se aferra a la era de la entrega de tortas, pepinos tomates, que ya caducó, las huestes del PAS hicieron por años el trabajo al ras de suelo cuando otros descansaban. Y si lo que queda ante el Covid-19, es llevar la lucha a las redes sociales, los pasistas cuentan con un aparato rápido y eficaz.

Al fin y al cabo, que la tarea de cerca con la gente ya está hecha.