/ lunes 11 de enero de 2021

Por débil, precandidatura de Rocha no da confianza

Todavía no es candidato morenista, pero en el corto tramo que transitó hasta el momento, desde que lo designaron pre abanderado, Rubén Rocha Moya sufre tropiezos, prisas y angustias. Lo peor es que le salen más debilidades, que muestran que le falta oficio político y que pese a la marca partidista que representa, no es tan competitivo como se cree.

Esas carencias que le causan constantes resbalones, no le garantizan que pueda llegar al final de las votaciones.

Por un lado, trae con todo el encono a flor de piel, al alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo Benitez que “no se da por muerto”, quien afirma que sucesos escabrosos rodean la precandidatura del primero y las subsecuentes negociaciones con otras fuerzas. Y advirtió que irá hasta las últimas consecuencias para que le expliquen porque quieren corromper a Morena, quienes no lo fundaron y lo ven como botín.

Es sencillo vislumbrar la incertidumbre que acoge al ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Como sus principales patrocinadores políticos y económicos son los empresarios de tiendas departamentales oriundos de Sinaloa, que pagaron la guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador en 2018, está consciente que el dinero no es suficiente.

Y como lo dijo el actual Presidente de la República, “se necesitan votos”, no solo billetes.

A ello se agrega que dos de sus promotores priistas, el ex gobernador Jesús Aguilar Padilla y el derrotado Jesús Vizcarra Calderón, cuentan con pequeños cuadros que a la hora de trabajar el voto, son muy simuladores y no le abonaran mucho a su proyecto. Por eso perdieron la gubernatura el 2010 y eso le preocupa sobre manera.

Para colmo, en la entidad no puede esperar mucho de la magra composición de las corrientes del Movimiento de Regeneración Nacional. Aparte de ser pocos, están fragmentados y en riña permanente. No hay ilusión en el partido de la esperanza.

Como los números no le dan, el ex coordinador del Despacho de Asesores del actual mandatario estatal del PRI, Quirino Ordaz Coppel, buscó lanzar con candidaturas comunes con el Partido Sinaloense que preside Héctor Melesio Cuén Ojeda, a quien por años atacó despiadadamente al igual que a la comunidad de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Expuso ante su directivo Mario Delgado, las fortalezas del PAS y particularmente de ser el único que tiene una estructura completa y pujante.

Sin embargo, no modeló políticamente ese plan. No tuvo tacto o lo rebasó la soberbia que lo envuelve desde hace años.

Es evidente que si no privilegió acuerdos de base, no es un político capaz para cumplir la encomienda que le dieron. No es la misma administrar la UAS que estar en el campo de la política electoral y en ello le asiste la razón a Luis Guillermo Benitez Torres, cuando expresa que en su partido se equivocaron o algo seriamente apesta.

Porque lanzar compromisos y deshacerlos o mandar a alguien a rechazarlos para echar culpas ajenas, es ofensivo.

Cuidado con los remanentes de aire que corren en la atmósfera de los partidos que aún están solos, porque luego de los agravios, pudieran unirse con asociaciones que también andan sueltas y levantarse con más fuerzas que las alianzas que nadie quiere apoyar para este 2021.

No sea que PAS, MC y un trébol, sacrifiquen sus aspiraciones particulares en pos de defender su honor y el de los ciudadanos.

Todavía no es candidato morenista, pero en el corto tramo que transitó hasta el momento, desde que lo designaron pre abanderado, Rubén Rocha Moya sufre tropiezos, prisas y angustias. Lo peor es que le salen más debilidades, que muestran que le falta oficio político y que pese a la marca partidista que representa, no es tan competitivo como se cree.

Esas carencias que le causan constantes resbalones, no le garantizan que pueda llegar al final de las votaciones.

Por un lado, trae con todo el encono a flor de piel, al alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo Benitez que “no se da por muerto”, quien afirma que sucesos escabrosos rodean la precandidatura del primero y las subsecuentes negociaciones con otras fuerzas. Y advirtió que irá hasta las últimas consecuencias para que le expliquen porque quieren corromper a Morena, quienes no lo fundaron y lo ven como botín.

Es sencillo vislumbrar la incertidumbre que acoge al ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Como sus principales patrocinadores políticos y económicos son los empresarios de tiendas departamentales oriundos de Sinaloa, que pagaron la guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador en 2018, está consciente que el dinero no es suficiente.

Y como lo dijo el actual Presidente de la República, “se necesitan votos”, no solo billetes.

A ello se agrega que dos de sus promotores priistas, el ex gobernador Jesús Aguilar Padilla y el derrotado Jesús Vizcarra Calderón, cuentan con pequeños cuadros que a la hora de trabajar el voto, son muy simuladores y no le abonaran mucho a su proyecto. Por eso perdieron la gubernatura el 2010 y eso le preocupa sobre manera.

Para colmo, en la entidad no puede esperar mucho de la magra composición de las corrientes del Movimiento de Regeneración Nacional. Aparte de ser pocos, están fragmentados y en riña permanente. No hay ilusión en el partido de la esperanza.

Como los números no le dan, el ex coordinador del Despacho de Asesores del actual mandatario estatal del PRI, Quirino Ordaz Coppel, buscó lanzar con candidaturas comunes con el Partido Sinaloense que preside Héctor Melesio Cuén Ojeda, a quien por años atacó despiadadamente al igual que a la comunidad de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Expuso ante su directivo Mario Delgado, las fortalezas del PAS y particularmente de ser el único que tiene una estructura completa y pujante.

Sin embargo, no modeló políticamente ese plan. No tuvo tacto o lo rebasó la soberbia que lo envuelve desde hace años.

Es evidente que si no privilegió acuerdos de base, no es un político capaz para cumplir la encomienda que le dieron. No es la misma administrar la UAS que estar en el campo de la política electoral y en ello le asiste la razón a Luis Guillermo Benitez Torres, cuando expresa que en su partido se equivocaron o algo seriamente apesta.

Porque lanzar compromisos y deshacerlos o mandar a alguien a rechazarlos para echar culpas ajenas, es ofensivo.

Cuidado con los remanentes de aire que corren en la atmósfera de los partidos que aún están solos, porque luego de los agravios, pudieran unirse con asociaciones que también andan sueltas y levantarse con más fuerzas que las alianzas que nadie quiere apoyar para este 2021.

No sea que PAS, MC y un trébol, sacrifiquen sus aspiraciones particulares en pos de defender su honor y el de los ciudadanos.