/ viernes 14 de enero de 2022

Oribe Peralta

Años atrás, no recuerdo cuantos exactamente, los Dorados de Sinaloa, pujaron por el contrato de Oribe Peralta, esto fue cuando el Gran Pez, militaba en la desaparecida liga de ascenso, el famoso goleador no fue muy diplomático al rechazar la oferta, pues más allá de sus legítimas pretensiones de buscar una oportunidad en la máxima categoría, hizo declaraciones sobre el equipo de Sinaloa, para nada gratas.

Bastaba un “no gracias” y manifestar su inquietud de buscar una oportunidad en la primera división. En ese entonces, Peralta estaba desesperado porque no le llegaba la oportunidad, para ser más directos no convencía a nadie y prácticamente era un ilustre desconocido, pero tuvo su recompensa y se convirtió en goleador y figura del León y luego del América, por supuesto, referente de la selección nacional, aun cuando siempre tuvo como sombra a otro depredador de área: el “Chicharito” Hernández.

En pocas palabras, tuvo las agallas suficientes y la paciencia para esperar su oportunidad y no la desaprovechó. Peralta se quedó lejos, muy lejos de los grandes goleadores de la historia, como lo fueron Evanivaldo Castro “Cabinho”, brasileño que obtuvo el cetro de goleo en siete ocasiones jugando por los Pumas de la UNAM, León y Atlante, simple y sencillamente es hasta la fecha el mejor de todos los tiempos del balompié azteca con récords difíciles de igualar; dados los cambios en las estrategias de los técnicos en la actualidad es más difícil anotar goles; no podemos dejar de mencionar al segundo en este rubro, Carlos Hermosillo y mucho menos al tercero, Jared Borgetti. El de Sinaloa, fue el último auténtico cetro delantero y certero rematador de cabeza de la historia.

Nos llevaría mucha “tinta”, en este día anotar los números de cada uno de ellos, pero, además, el tema es Oribe Peralta, quien, desde luego, pasará a la historia entre los grandes goleadores, especialmente porque nadie olvidará que, con sus dos anotaciones ante Brasil en la olimpiada de Londres, México logró la medalla de oro, máximo blasón conquistado por selección alguna, incluyendo los logros de los juveniles.

La tarea de un centro delantero está muy bien definida: anotar goles. Cuando su producción baja, regularmente los equipos tienen en sus filas jugadores que en determinado momento se conviertan en una cuña, en presión para el titular o, en todo caso, buscan en el mercado de piernas, por si su goleador ya no da el ancho y terminan por negociarlo con equipos de menor jerarquía, pero se dan casos, solo entre los grandes goleadores, que aterricen en otro club con blasones, como sucedió con el propio Hermosillo y Borgetti, ambos jugaron con Chivas, el de Sinaloa estuvo con Pachuca y Monterrey y Hermosillo, con Cruz Azul, América y Necaxa, si mal no recordamos.

Por su parte, Peralta, pasó del América a Chivas, situación que dio margen para la polémica, pero como los anteriores, el hecho de perder su olfato goleador, producto de la edad y de los sistemas defensivos, lo marginaron a la banca y, finalmente, al retiro. Sabemos que tuvo ofertas de equipos de la liga de Expansión, pero simplemente nos parece que no es una liga como para volver a los tiempos de antes. Nos parece que hizo bien en anunciar su adiós, pudo ser más digno un poco antes de que el mundillo futbolístico se enterara de que nadie ofertó por él.

Así es el balompié con los goleadores a diferencia de defensas, porteros y mediocampistas que suelen prolongar su rendimiento porque sus tareas dentro de la cancha son totalmente distintas. Un goleador no solo depende de sus habilidades propias, sino de otros que, a su vez con las suyas, le hagan llegar balones en la mejor perspectiva posible para enviar la pelota a la red. En fin, se fue un grande del fútbol mexicano.

Nos vemos la próxima semana. Le tendremos noticias más concretas sobre el libro “Un Siglo del Fútbol en Sinaloa”.

antoniovelazquez13@hotmail.com

Años atrás, no recuerdo cuantos exactamente, los Dorados de Sinaloa, pujaron por el contrato de Oribe Peralta, esto fue cuando el Gran Pez, militaba en la desaparecida liga de ascenso, el famoso goleador no fue muy diplomático al rechazar la oferta, pues más allá de sus legítimas pretensiones de buscar una oportunidad en la máxima categoría, hizo declaraciones sobre el equipo de Sinaloa, para nada gratas.

Bastaba un “no gracias” y manifestar su inquietud de buscar una oportunidad en la primera división. En ese entonces, Peralta estaba desesperado porque no le llegaba la oportunidad, para ser más directos no convencía a nadie y prácticamente era un ilustre desconocido, pero tuvo su recompensa y se convirtió en goleador y figura del León y luego del América, por supuesto, referente de la selección nacional, aun cuando siempre tuvo como sombra a otro depredador de área: el “Chicharito” Hernández.

En pocas palabras, tuvo las agallas suficientes y la paciencia para esperar su oportunidad y no la desaprovechó. Peralta se quedó lejos, muy lejos de los grandes goleadores de la historia, como lo fueron Evanivaldo Castro “Cabinho”, brasileño que obtuvo el cetro de goleo en siete ocasiones jugando por los Pumas de la UNAM, León y Atlante, simple y sencillamente es hasta la fecha el mejor de todos los tiempos del balompié azteca con récords difíciles de igualar; dados los cambios en las estrategias de los técnicos en la actualidad es más difícil anotar goles; no podemos dejar de mencionar al segundo en este rubro, Carlos Hermosillo y mucho menos al tercero, Jared Borgetti. El de Sinaloa, fue el último auténtico cetro delantero y certero rematador de cabeza de la historia.

Nos llevaría mucha “tinta”, en este día anotar los números de cada uno de ellos, pero, además, el tema es Oribe Peralta, quien, desde luego, pasará a la historia entre los grandes goleadores, especialmente porque nadie olvidará que, con sus dos anotaciones ante Brasil en la olimpiada de Londres, México logró la medalla de oro, máximo blasón conquistado por selección alguna, incluyendo los logros de los juveniles.

La tarea de un centro delantero está muy bien definida: anotar goles. Cuando su producción baja, regularmente los equipos tienen en sus filas jugadores que en determinado momento se conviertan en una cuña, en presión para el titular o, en todo caso, buscan en el mercado de piernas, por si su goleador ya no da el ancho y terminan por negociarlo con equipos de menor jerarquía, pero se dan casos, solo entre los grandes goleadores, que aterricen en otro club con blasones, como sucedió con el propio Hermosillo y Borgetti, ambos jugaron con Chivas, el de Sinaloa estuvo con Pachuca y Monterrey y Hermosillo, con Cruz Azul, América y Necaxa, si mal no recordamos.

Por su parte, Peralta, pasó del América a Chivas, situación que dio margen para la polémica, pero como los anteriores, el hecho de perder su olfato goleador, producto de la edad y de los sistemas defensivos, lo marginaron a la banca y, finalmente, al retiro. Sabemos que tuvo ofertas de equipos de la liga de Expansión, pero simplemente nos parece que no es una liga como para volver a los tiempos de antes. Nos parece que hizo bien en anunciar su adiós, pudo ser más digno un poco antes de que el mundillo futbolístico se enterara de que nadie ofertó por él.

Así es el balompié con los goleadores a diferencia de defensas, porteros y mediocampistas que suelen prolongar su rendimiento porque sus tareas dentro de la cancha son totalmente distintas. Un goleador no solo depende de sus habilidades propias, sino de otros que, a su vez con las suyas, le hagan llegar balones en la mejor perspectiva posible para enviar la pelota a la red. En fin, se fue un grande del fútbol mexicano.

Nos vemos la próxima semana. Le tendremos noticias más concretas sobre el libro “Un Siglo del Fútbol en Sinaloa”.

antoniovelazquez13@hotmail.com