/ lunes 20 de diciembre de 2021

No hay respeto a la figura del gobernador

Con todo y que se argumente que son tiempos distintos y que se atienen a su autonomía para hacer y deshacer, no deja de causar escozor entre los ciudadanos, que los alcaldes no le tengan el más mínimo respeto a la figura del gobernador Rubén Rocha Moya.

Durante más de ocho décadas, hasta les tuvieron miedo quienes encabezaban los gabinetes municipales a los gobernantes estatales.

No se trata de que le deban temer a una autoridad sino de que como responsable del Poder Ejecutivo en todo Sinaloa con facultades constitucionales para intervenir y resolver problemas en los 18 municipios, le den por lo menos o tome por iniciativa propia, el lugar que le corresponde.

Probablemente empezó a modelar su actuación con sentimental tibieza.

Las leyes establecen la existencia de la superioridad jerárquica y ello influyó para que por mucho tiempo, bastara con una mirada o un arqueo de ceja para que los ediles u otros funcionarios que actuaban mal, se calmaran.

Era la disciplina en el ejercicio de la administración pública para bien de los habitantes.

Este elemento está roto.

El munícipe de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro que exhibe su bajeza a través de su lenguaje cerebral, no se mide. Cree que está por encima del oriundo de Batequitas y que se mira muy bien cuando iracundo ataca a quien está investido por el más amplio mandato popular de la historia y se confronta sin pudor.

El más votado de los 15 candidatos a la gubernatura que ganaron el seis de junio, con más de 624 mil sufragios alzándose con más del 56 por ciento del universo de papeletas que se depositaron en las urnas.

Más no se hace lo hacen valer, cuando alguien como el que sentado en la silla del edificio que se localiza por la calle Álvaro Obregón, entre la Benito Juárez y la Mariano Escobedo le insiste para golpearlo.

“No sé qué tiene en la cabeza el gobernador”, le soltó hace días y la gente le completó la frase que con frecuencia se escucha cuando se quiere ofender a alguien al grado de lo burlesco. La causa, fue que el estado resaltó la dificultad de respaldar el proyecto de construcción del metrobús.

Posteriormente el martes, le imputó como vago de tercera, que el titular del gobierno sinaloense, ordenó que cerrarán las puertas del Congreso del Estado para que los acarreados de la Comuna culiacanense no entraran a presionar la propuesta del 6 por ciento para el Impuesto Predial.

Hasta que en la contraofensiva Rubén Rocha Moya le contestó que son tonterías lo que dice para pararlo en seco.

Allí estuvieron en la Cámara todos los presidentes municipales de la entidad para exponer sus razones en pos de subir o mantener en el mismo nivel las tasas catastrales.

Para no dejar “mono con cabeza”, el alcalde de la capital calificó a los diputados locales morenistas como a Serapio Vargas Ramírez de hocicón –que sí se merece eso y más por bribón y embustero-, y a Pedro Villegas Lobo y a Marco Antonio Zazueta, de lo otro porque hablan puras pendejadas.

A los tres, les repitió la dosis: ¿No sé qué tienen en el cerebro? Digo, “si es que tienen cerebro…”

Al paso que se movilizan, junto con su homólogo de Mazatlán, Guillermo Benitez Torres, devaluarán al gobernador si no les pone un alto.

No es advertencia, la cruzada está lanzada.

Sería el colmo que entre morenistas, el mandatario del estado pueda lamentarse en aquella frase política que respetuosamente se usa: “por cuidarse de los perros de afuera, me mordieron los de casa”.

Imposible bajar la guardia ante los delitos, prevé Eliazar.

El ex alcalde de Navolato, Eliazar Gutiérrez Ángulo debe tener muy en claro y parece que asi lo concibe, que en el diseño y accionar de las estrategias para inhibir la comisión de delitos, no hay descanso.

Como director de Programas Preventivos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, asume que además de que la alza y la baja de los ilícitos, gira sobre un eje de ciclos que cada vez son más intensos, es urgente también adaptarse a las nuevas circunstancias.

La modernización en todas las áreas de la vida, genera un fenómeno evolutivo en las conductas antisociales que pueden sorprender a las autoridades. Por esto, hay que prepararse para que los marcos programáticos se complementen con herramientas nuevas o más eficaces, que permitan abatir los índices hasta las más mínimas expresiones.

Sin “dormir nadie en los laureles”.

El edil que gobernó en el municipio más joven, porque todavía Eldorado no se constituye física y formalmente, desenrolló labores en los que participó la población y lo resultados fueron positivos.

No quiere decir que los tres años de su administración pública gozaron de saldo blanco, porque la galopante ola de violencia e inseguridad alcanzó a todo Sinaloa, pero la paz y la tranquilidad se respiraron en la atmósfera, por mayores periodos en las colonias populares y en los pueblos de las siete sindicaturas.

Le pegó a la municipalidad más duro la pandemia del Covid-19 que se llevó a 22 integrantes del Ayuntamiento, entre trabajadores y funcionarios.

Y se lamentó el asesinato de un regidor, que fue víctima de la delincuencia organizada.

En los conflictos del orden común no se movió mucho la manecilla de los indicadores.

Con todo y que se argumente que son tiempos distintos y que se atienen a su autonomía para hacer y deshacer, no deja de causar escozor entre los ciudadanos, que los alcaldes no le tengan el más mínimo respeto a la figura del gobernador Rubén Rocha Moya.

Durante más de ocho décadas, hasta les tuvieron miedo quienes encabezaban los gabinetes municipales a los gobernantes estatales.

No se trata de que le deban temer a una autoridad sino de que como responsable del Poder Ejecutivo en todo Sinaloa con facultades constitucionales para intervenir y resolver problemas en los 18 municipios, le den por lo menos o tome por iniciativa propia, el lugar que le corresponde.

Probablemente empezó a modelar su actuación con sentimental tibieza.

Las leyes establecen la existencia de la superioridad jerárquica y ello influyó para que por mucho tiempo, bastara con una mirada o un arqueo de ceja para que los ediles u otros funcionarios que actuaban mal, se calmaran.

Era la disciplina en el ejercicio de la administración pública para bien de los habitantes.

Este elemento está roto.

El munícipe de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro que exhibe su bajeza a través de su lenguaje cerebral, no se mide. Cree que está por encima del oriundo de Batequitas y que se mira muy bien cuando iracundo ataca a quien está investido por el más amplio mandato popular de la historia y se confronta sin pudor.

El más votado de los 15 candidatos a la gubernatura que ganaron el seis de junio, con más de 624 mil sufragios alzándose con más del 56 por ciento del universo de papeletas que se depositaron en las urnas.

Más no se hace lo hacen valer, cuando alguien como el que sentado en la silla del edificio que se localiza por la calle Álvaro Obregón, entre la Benito Juárez y la Mariano Escobedo le insiste para golpearlo.

“No sé qué tiene en la cabeza el gobernador”, le soltó hace días y la gente le completó la frase que con frecuencia se escucha cuando se quiere ofender a alguien al grado de lo burlesco. La causa, fue que el estado resaltó la dificultad de respaldar el proyecto de construcción del metrobús.

Posteriormente el martes, le imputó como vago de tercera, que el titular del gobierno sinaloense, ordenó que cerrarán las puertas del Congreso del Estado para que los acarreados de la Comuna culiacanense no entraran a presionar la propuesta del 6 por ciento para el Impuesto Predial.

Hasta que en la contraofensiva Rubén Rocha Moya le contestó que son tonterías lo que dice para pararlo en seco.

Allí estuvieron en la Cámara todos los presidentes municipales de la entidad para exponer sus razones en pos de subir o mantener en el mismo nivel las tasas catastrales.

Para no dejar “mono con cabeza”, el alcalde de la capital calificó a los diputados locales morenistas como a Serapio Vargas Ramírez de hocicón –que sí se merece eso y más por bribón y embustero-, y a Pedro Villegas Lobo y a Marco Antonio Zazueta, de lo otro porque hablan puras pendejadas.

A los tres, les repitió la dosis: ¿No sé qué tienen en el cerebro? Digo, “si es que tienen cerebro…”

Al paso que se movilizan, junto con su homólogo de Mazatlán, Guillermo Benitez Torres, devaluarán al gobernador si no les pone un alto.

No es advertencia, la cruzada está lanzada.

Sería el colmo que entre morenistas, el mandatario del estado pueda lamentarse en aquella frase política que respetuosamente se usa: “por cuidarse de los perros de afuera, me mordieron los de casa”.

Imposible bajar la guardia ante los delitos, prevé Eliazar.

El ex alcalde de Navolato, Eliazar Gutiérrez Ángulo debe tener muy en claro y parece que asi lo concibe, que en el diseño y accionar de las estrategias para inhibir la comisión de delitos, no hay descanso.

Como director de Programas Preventivos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, asume que además de que la alza y la baja de los ilícitos, gira sobre un eje de ciclos que cada vez son más intensos, es urgente también adaptarse a las nuevas circunstancias.

La modernización en todas las áreas de la vida, genera un fenómeno evolutivo en las conductas antisociales que pueden sorprender a las autoridades. Por esto, hay que prepararse para que los marcos programáticos se complementen con herramientas nuevas o más eficaces, que permitan abatir los índices hasta las más mínimas expresiones.

Sin “dormir nadie en los laureles”.

El edil que gobernó en el municipio más joven, porque todavía Eldorado no se constituye física y formalmente, desenrolló labores en los que participó la población y lo resultados fueron positivos.

No quiere decir que los tres años de su administración pública gozaron de saldo blanco, porque la galopante ola de violencia e inseguridad alcanzó a todo Sinaloa, pero la paz y la tranquilidad se respiraron en la atmósfera, por mayores periodos en las colonias populares y en los pueblos de las siete sindicaturas.

Le pegó a la municipalidad más duro la pandemia del Covid-19 que se llevó a 22 integrantes del Ayuntamiento, entre trabajadores y funcionarios.

Y se lamentó el asesinato de un regidor, que fue víctima de la delincuencia organizada.

En los conflictos del orden común no se movió mucho la manecilla de los indicadores.