Apenas pasaron los registros de los aspirantes a candidaturas de diputaciones federales y senadores en Morena cuando Merary Villegas Sánchez, dirigente del partido en Sinaloa, dio a conocer que regresa al Congreso de la Unión a través de sus redes sociales.
¿A qué regresa? Pidió licencia en 2022 con el argumento de que participaría en el proceso de designación de presidente de Morena en Sinaloa, pero ahora asegura que puede ser diputada federal y presidenta del partido. Entonces, ¿por qué renunció en primer lugar?
La militancia de la 4T puede decir que es su derecho como diputada, otros dirán incluso que, previo a las campañas, va a aprovechar este tiempo para promocionar su imagen desde el Congreso de la Unión. Y otros pocos dirán lo que realmente piensan: que va a cobrar el aguinaldo.
Y no es cosa menor ese aguinaldo, un diputado federal percibe por esta prestación el equivalente a 40 días de su sueldo, lo cual asciende a 213 mil 713 pesos, de acuerdo a la página del Congreso de la Unión. Pero no es la única prestación que reciben, también está la prima vacacional, que son 15 días de salario, más otros beneficios con los que se llenan el bolsillo.
Conociendo esto, que a nadie le extrañe que Merary Villegas, una de las diputadas federales más faltistas durante su tiempo en el Congreso de la Unión, le den ganas de regresar con la cercanía de la temporada navideña.
El arquitecto patito
Y como no podía falta la gente que escupe para arriba, tenemos el caso del secretario de Obras Públicas en Sinaloa, Joaquín Alberto Landeros Güicho, ha firmado como arquitecto durante toda su gestión en el gobierno de Rubén Rocha Moya.
El gobernador ya dicho que no se le sancionará, pero a partir de este lunes no puede firmar más documentos oficiales ostentando un título que no tiene. Por cierto, fue compañero de salón de su ahijado, el alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil, quien también es arquitecto. Esperemos que ese título no sea patito también.